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Machine head ‘The blackening’

Machine Head han vuelto por sus fueros, alcanzando su máximo nivel con un disco que muestra evolución, pero que retoma las señas de identidad que les hicieron grandes al principio de su carrera.

Mi historia con esta banda se inició directamente en su segundo disco, ‘The more things change‘. Fue tal la impresión que me creó, que fui corriendo a buscar el primero, ‘Burn my eyes’, un disco que aún recuerdan en la sede de Roadrunner Records (frotándose las manos) como uno de los debut más vendido de su historia. La fórmula era clara: unimos al estilo thrash de la bay area un sonido aun más potente en estudio y dejamos que la bola de nieve se haga más grande ella solita. Y funcionó, al menos hasta que diversos problemas hicieron que Logan Mader se fuera a los recién nacidos Soulfly y que el alma mater de la banda, Robb Flynn cayera en una depresión que le llevó a las puertas del suicidio.

Fue entonces cuando nuestros caminos se separaron. La razón, ‘The burning red’. A mi la salida del disco me pilló en los EEUU, pero por más que busqué, no pude hacerme con él. Sin embargo, fue poner los pies en España de nuevo, y encontrarlo en una mega tienda de música en escucha gratuita. La decepción fue tal que no recuerdo haber escuchado ningún tema entero. No sé si fue la influencia de Ahrue Luster o simplemente lo que le pedía a Flynn en cuerpo, pero creo que fue una mancha en su expediente.

Y hasta hoy. Casualmente vi anunciado este nuevo ‘The Blackening‘ y pensé, vamos a ver qué tal le va a esta gente. Y sin proponérmelo, me encontré ante uno de los candidatos a disco del año. A reseñar el acertadísimo cambio del mencionado nu-metalero Luster por Phil Demmel, que sin ser un maestro de las 6 cuerdas, ha sabido entender la filosofía de la banda.

El disco es todo agresividad, dinamismo, fuerza… Y todo ello, tema tras tema, partiendo de una base rítmica de las más potentes del mercado, con unos inconmensurables Adam Duce y Dave McClain. Si le añadimos los clásicos riffs ‘made in Flynn’, con sus agudos intercalados y su particular voz, a medio camino entre el thrash y el death, tenemos temas como ‘Clenching the fists of dissent‘, ‘Beautiful mourning‘, ‘Now I lay thee down‘ (con un riff inicial que me pone los pelos de punta). Mucho más cañero resulta ‘Aesthetics of hate’, que es pura esencia trash.

Slanderous‘ es quizá el más flojo, aunque no por ello exento de calidad. Y como para resarcirse, se inicia ‘Halo‘ con un riff de esos que hacen que miles de metalheads meneen violentamente sus cabezas en los conciertos, pero que sorprende con un estribillo mucho más melódico de lo que cabría esperar. El solo es de lo más curioso, propio de los mismísmos Maiden. En ‘Wolves’ tenemos un tema que va ganando velocidad según pasan los segundos, hasta acercarse al trash de bandas como Anthrax. Y termina la historia con ‘A Farewell to the arms‘, más caña, aunque en forma de medio tiempo que, al igual que el anterior, se va cogiendo poco a poco.

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