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Crónica y fotos de Exodus en la sala Rock City de Valencia

Otra lección de violencia fue la que dio Exodus en la Rock City el pasado viernes 5. Los thrashers de la Bay Area de San Francisco dieron un nuevo recital, con un setlist completito y muchas ganas de derramar sangre sobre el escenario. Iban a pelo, sin teloneros, y con el merchandising ya diezmado tras su paso por Zaragoza, Vitoria y Madrid. Esto fue lo que pasó y os lo contaré desde dentro del mosh pit. Llegué a la sala con bastante antelación, observando con el paso de los minutos cómo poco a poco la gente iba llegando y mejorando el ambiente. Como era de esperar, la peña en su mayoría fue bastante fiel a la leyenda del thrash americano y respondió llenando la sala en unos tres cuartos de capacidad del aforo, aproximadamente. No hubo engalanadas presentaciones ni demasiado tiempo para trivialidades, y es que desde que salieron – puntuales – a las 22:00 al escenario, poca tregua dieron.

«Una lista de canciones interesante y variada (con clásicos, temas actuales y de varios discos), buen rollo y mucho feeling, pero ante todo, la descarga de adrenalina vivida desde dentro»

Su repertorio se iniciaba con ‘The Ballad Of Leonard And Charles‘ seguido de algo más actual, ‘Blood In Blood Out‘, de su último álbum. Los temazos se fueron sucediendo, sonando así tanto ‘Scar Spangled Banner‘ como otras tantas piezas de su primer disco, ‘Bonded By Blood‘ (1985): ‘And Then They Were None‘, ‘Piranha‘ y ‘Exodus‘. No, no estuvo Gary Holt a la guitarra finalmente (su agenda cada vez está más ligada a Slayer y separada de Exodus, aunque la esperanza es lo último que se pierde), siendo sustituido por el compañero de Lee Altus en Heathen, Kragen Lum, que ya va siendo costumbre. El dúo de guitarras fue solvente y no se complicó a la hora de interpretar sus canciones, tanto que dejaron toda la interacción con el público a cargo de Zetro, que se mostró desenfadado a la hora de comunicarse, pero incisivo y correoso a la hora de cantar. Pese a que su micro podía haber estado más equilibrado con el sonido en general (comido ligeramente por el instrumental en algunos de los segmentos más densos), no impidió que se apreciara que pese a sus 52 tacos está en mejor forma que nunca con su característico y ácido timbre vocal. Tom Hunting a la batería y Jack Gibson al bajo pasaron algo más desapercibidos, especialmente el segundo, sin apenas protagonismo. Al menos de Tom podemos decir que sigue machacando igual que antaño, y sigue al pie del cañón como buen miembro fundador de la banda (unido al actual guitarra de Metallica, Kirk Hammett).

Siguieron cayendo temas de su etapa más joven al estilo de ‘Deranged‘, sin dejar de lado otros de su fenomenal ‘Tempo of the Damned‘ (2004) como ‘War is my Shepherd‘ y ‘Blacklist‘ y alguno más de la época Dukes como ‘Children of a Worthless God‘. Los pogos no dejaron de sucederse, abriéndose uno cada pocos minutos y haciéndose más y más brutal conforme iba llegando el final de la cita. Esto se entiende mejor cuando digo que los últimos cortes que hicieron sonar fueron ‘Bonded By Blood‘, ‘Toxic Waltz‘ y ‘Strike of the Beast‘, en ese orden. Tres odas a la buena violencia amistosa, como ellos mismos la denominan. Hubo hasta un intento medianamente exitoso de wall of death mientas Zetro observaba desde el escenario con media sonrisa socarrona, que veía como el público, enfervorecido, se daba de empujones al ritmo de sus composiciones.

Una lista de canciones interesante y variada (con clásicos, temas actuales y de varios discos), buen rollo y mucho feeling, pero ante todo, la descarga de adrenalina vivida desde dentro. Un par de veces tuvieron que auparme tras haberme comido el suelo en mitad del mosh, siempre cumpliendo con la ética y el compromiso de los participantes en él. No se puede decir mucho más… ¡thrash!

Fotografías: Reaktiu

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