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Aathma ‘Avesta’

A la tercera va la vencida, o eso dicen. Con este álbum Aathma han dado el paso definitivo para ser tenidos muy en cuenta, no solo dentro de nuestro fronteras, si no que están en disposición de mirar de tú a tú a bandas que están firmemente consagradas a nivel global. Y no me entiendan mal, no es que los dos predecesores de ‘Avesta‘, sean malos álbumes, ni mucho menos, pero desde su primer ‘The call of Shivá’, pasando por la mejora y evolución de ‘Decline… towers of silence’, la banda ha seguido dando firmes pasos adelante para llegar a tener todos los elementos necesarios con este disco para poder establecerse de manera rotunda y para poder llegar a todo un mundo de público potencial que está esperándoles ahí fuera. Porque esta colección de canciones lo merece.

La esencia de la banda se mantiene inalterable, pero todo está llevado un nivel más allá de lo ofrecido hasta ahora. El álbum al completo suena tremendamente compacto, los temas funcionan bien individualmente y son excitantes del primero al último. Todo suena nítido. Juan canta mejor. Instrumentalmente todo rezuma inspiración y no sobra ni falta un solo golpe de baqueta en todo el álbum. Y lo más importante de todo es que escuchándolo bien alto, se te ponen los pelos como escarpias y notas la electricidad corriendo arriba y abajo por las extremidades.

Los nombres de los temas que componen este trayecto, resultan exóticos a primera vista, desde su título del propio álbum, ‘Avesta’, hasta los de los seis temas que componen la obra.
Como Avesta son conocidos los libros sagrados de la antigua religión del zoroastrismo, creada por el profeta iranio Zaratustra, y de los que provienen los conocimientos sobre Zoroastro. Las canciones incluidas en el álbum, así mismo, llevan el nombre de deidades zoroastrianas, así que podemos intuir un cordón umbilical entre su nuevo disco y su obra anterior, ‘Decline… towers of darkness’, en el que se apoyaban también en las tradiciones de esta religión, empezando por la imagen de la torre del silencio de su portada, que servía como base al conjunto del concepto del álbum.
Por lo tanto, una vez más, esta cultura mantenida con vida a día de hoy por los Parsis, es el lienzo de fondo sobre el que Álex (Bateria), Juan (Voz y guitarra) y Mario (Bajo) elaboran su nueva creación.

Y desde luego los dioses mentados no podrán sentirse más que satisfechos con lo que han modelado Aathma bajo sus apelativos, comenzando con ‘Mah’ que nos da la bienvenida como un Maelstrom que nos absorbe desde sus hipnóticos compases iniciales. En cuanto la maquinaria instrumental se pone a galopar te das cuenta de que estás frente a una tormenta perfecta. Guitarra, bajo, batería y voz se conjugan para extraerle hasta la última gota de esencia al Númen que los inspira. No se me ocurre manera de empezar un disco mejor que ‘Mah’, pero tampoco una mejor continuación que ‘Mithra’. Los riffs y los alaridos de Juan arden en los tímpanos con la fuerza que emana de la deidad solar a la que está dedicada, y a medida que se deshojan los minutos ves lo muy trabajada que está la labor a las voces y las lineas melódicas, y lo mucho que ha progresado en este aspecto, ofreciendo un buen número de registros y convirtiéndose en un elemento característico e imprescindible de su sonido. Los cambios de intensidad están conducidos con maestría y hacen que estés siempre pendiente de lo que ocurrirá a continuación. Las sensación general de estos temas es inmejorable.
Pero esto sigue sin dar cuartel y llega ‘Atash’ que es absolutamente brutal. Pocas veces recuerdo haberme sentido tan atropellado por una sección rítmica y unos riffs tan salvajes como los que te sueltan aquí sin contemplaciones. Lo primero que se me viene a la cabeza, para que te hagas una idea de la barbaridad que es esto, es ‘Jesus christ pose’ de Soundgarden. Casi nada. Los guitarrazos finales de Juan acabarán contigo, si Álex y Mario no lo han hecho ya, con el empleo de sus instrumentos en modo ‘arma de destrucción masiva’.

Después de pasar el rodillo en la demencial primera parte de Avesta, ‘Khen za’ funciona como una anomalía en el espacio tridimensional, como cuando te despiertas de un sueño, pero te das cuenta de que sigues soñando. Disonancias, distorsiones y sonidos extraídos de espacios inimaginados, que sugieren naturalezas ajenas a nuestra realidad. A nuestro plano nos devuelve ‘Hvare’ con una linea de bajo que hace retumbar los cimientos de todo lo conocido. Perfectamente secundado y empastado con la batería, dejan el espacio allanado para que las guitarras se despachen a gusto con toda clase de diabluras poco sutiles, en el que es quizá el tema más directo del álbum. Nuevamente las melodías vocales destacan con luz propia y escapan de resultar planas y monocordes.
Todo lo bueno se acaba, y con ‘Aban’ Avesta toca a su fin. Pero menudo final. Doce minutos que te dejarán consumido en un absoluto delirio de bárbaros e inverosímiles ritmos de batería, un bajo profundo como el Océano Pacífico, portentosas y dislocadas reviravueltas de las guitarras y Juan demostrando una vez más, que al micrófono tiene la capacidad de crear universos. Como a muchos de estos temas les sucede, es complejo hacerte llegar todo lo que ofrece con palabras. Pero te advierto que ‘Aban’ es un pasada. Bueno, en realidad Avesta es una pasada.

El álbum suena como un tiro, y en este apartado además del grupo, tengo que dedicar unas lineas al gran trabajo de Carlos Santos en la grabación y en la mezcla, junto a la masterización de todo un James Plotkin.
Tampoco se puede dejar de lado el fantástico diseño del disco, obra del privilegiado genio y pulso del tatuador Robert Hernández. Vamos, todo cuidado al detalle.

No querría caer en en valoraciones exageradas, pero sinceramente, creo que si tuvieran la oportunidad de salir por el mundo adelante, y de presentar este trabajo con, por poner un ejemplo, Gojira, a muchos que no les conocen se les iba a caer la mandíbula al suelo.

Ellos han puesto ya de su parte y desde luego este álbum puede llegar muy muy lejos.
Solo nos queda felicitarles por un trabajo tan estimulante, y que tengan la suerte que uno se merece tras crear un disco tan completo y brutal como ‘Avesta’.

Lo mejor

  • Sobre su personalidad, ya definida por sus trabajos anteriores, han profundizado, mejorado, y elaborado un conjunto de canciones sin fisuras de principio a fin.

Lo peor



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