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Los piratas del Caribe 2, Gore Verbinski (2006)

Como era de esperar tras el apabullante e inesperado éxito comercial de la primera entrega llega su continuación que promete más y mejor, visto el enorme presupuesto de que dispone. Y está arrasando por todos los mares que navega (superado ya el estreno de Spiderman). Retomando las ingeniosas ideas de la primera película, las aventuras del capitán Jack Sparrow y cia. les enfrentarán a nuevos peligros y seres sobrenaturales.

Johnny Depp y su composición del singular Sparrow (extravagante y de moralidad dudosa) llevan el peso de la trama, interviniendo constantemente en la acción y en las dosis de humor, erigiéndose en el leit motif de la película. Sin embargo, se echa en falta la frescura y originalidad de la primera película, aunque la ironía y el ingenio también están muy presentes a lo largo de la cinta, pero quizá sin la chispa de la anterior.

Lo más reseñable del film, aparte del protagonismo de Sparrow, son sin duda los extraordinarios efectos especiales. La ILM ha vuelto a demostrar por qué lidera este campo con la creación de la tripulación del Holandés Errante y su fantasmagórico capitán Davy Jones, mostrando un variado catálogo de recursos con más de 1000 efectos visuales, que junto con el caché de los actores protagonistas ha disparado el coste de la película. Gracias a las últimas técnicas de modelado, animación, matte-painting, composición digital y software de vanguardia, se ha desarrollado un soberbio trabajo en animación fotorrealista que probablemente optará al Oscar en su respectiva categoría.

El prestigioso John Knoll supervisó los efectos especiales que constituyen la parte más impactante del film: la prisión turca, la isla caníbal, los barcos, la tripulación acuática (casi 30 personajes digitales), el Kraken (criatura mitológica con tentáculos que recuerda a Deep Rising)… pero ante todo el personaje de Davy Jones deslumbra por su originalidad. El capitán Jones raya, en cuanto a técnica, a la altura del Gollum creado por WETA Digital en Las Dos Torres. El espectador se queda con la duda de si son prótesis, efectos o qué y queda atrapado por este enigmático personaje. Su camarote alude al capitán Nemo en ‘20.000 leguas de viaje submarino’.

La tenebrosidad que se vislumbraba en la primera entrega (piratas muertos, esqueletos, pactos con el diablo…) se incrementa con los piratas acuáticos y sobre todo con la búsqueda del corazón (todavía) palpitante de Jones, que da título al film. Las dos películas de los Piratas del Caribe han rescatado un género que parecía languidecer (como sucediera con el Gladiator de Ridley Scott respecto al peplum) y le han dado nueva vitalidad. Se intuyen las directrices de lo que supondrá el tercer y último metraje de la saga, forzando quizá demasiado el guión para llenarnos de dudas y provocar nuestro inmediato interés en la tercera y última parte de la saga.

[Rating:7.5/10]