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Rage ‘Carved in stone’

Con la incoroporación del batería André Hilgers (Axxis, Silent Force) en lugar del mercenario Mike Terrana, los germanos Rage nos presentan su nuevo álbum. Y este parece fruto de la inercia propia de una banda mítica.

Y el caso es que no empieza mal porque, ‘Carved in stone’, el tema que nombre al disco, es de lo mejorcito que vais a encontrar; tras una mini-intro instrumental desata un riff principal con la firma del sr. Smolsky. El estribillo, una de las especialidades de Rage, podían haberlo bordado subiendo un punto las revoluciones de la batería, pero se han quedado a medio camino. El siguiente tema, ‘Drop dead’, sorprende por la excesiva simplicidad de sus riffs, que recuperan el sonido de sus discos de mediados de los 90, pero con un sonido más actual en el estribillo. Ese mismo espíritu es el que desprende ‘Gentle Murders’, otro de los temas destacados del plástico.

Con toques hindúes comienza ‘Open my grave’, toques que dan paso a un tema bastante pesado y sucio, como en los viejos tiempos. Lo que no pega demasiado para mi en este caso es el coro, excesivamente melódico. El comienzo de ‘Without you’ sugiere que estamos ante una balada, pero al final se queda solo en el tema más rockero de este trabajo. ‘Long hard road’ es uno de los temas más compensados del disco, con un Peavy Wagner sacando lo mejor de su repertorio y una distribución de los momentos de caña más racional.

Las antiguas esencias de las guitarras sucias que tanto le dieron a esta banda en el pasado reaparecen en ‘One step ahead’, un tema que parece sacado del ‘Missing Link’, salvo de nuevo por un azucarado estribillo, en el que sigue predominando las voces melódicas. En similares jardines se desarrolla ‘Lost in the void’, un tema que a estas alturas entra por pura gravedad y que no tiene mucha historia, aparte del solo de Smolsky. ‘Mouth of greed’ nos deja buen sabor de boca antes de que termine la historia con ‘Lord of the flies’ un tema acompañado de orquestación y coros, para no abandonar la senda que han venido siguiendo en sus últimos discos, y que será regrabada para integrarse en la banda sonora de un videojuego.

En definitiva, el reencuentro con Rage ha sido más monótono de lo que me habría gustado tras los últimos lanzamientos. Los temas pasan y no hay ninguno que llegue a engancharme, si bien el sello de calidad que imprime esta banda está siempre presente. Quizá ha llegado el momento para Peavy Wagner de dar un nuevo golpe al timón como hizo hace unos años, cuando fichó a Smolsky.

[Rating:7/10]

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