Parece que este año las sorpresas vienen de lugares poco habituales. Si hace poco os hablaba de los franceses Kalisia, hoy os traigo a unos músicos de las antípodas. Los australianos Be’lakor acaban de sacar se segundo disco, confirmando las buenas críticas que cosechó su debut. Sacad las agendas, que a estos chicos hay que seguirlos de cerca.
Si con Kalisia nos adentrábamos en el mundo de la técnicos estos jóvenes australianos ponen el acento en la melodía y las densas ambientaciones. Dentro del death metal melódico, optan por adornar su sonido con algo de doom. Los enormes riffs que generan van acompañados de aun más grandes atmósferas, creando un sonido global perfecto para la atronadora voz de George Kosmas, en unos registros muy cercanos a los de Johan Hegg (Amon Amarth).
Y así como hay bandas que se han hecho de oro vendiendo estribillos, aquí no encontrareis ni uno según el concepto clásico que todos tenemos. La melodía lo es todo, y por ello no han dudado en dedicar parte de sus esfuerzos a llenar los temas de riffs tremendamente interesantes. Quizá al oído menos exigente puedan parecer similares en distintos temas, pero la escucha vale la pena, puesto que en la variedad me han recordado a los siempre cambiantes Opeth, a quienes se parecen en su lado más oscuro. Eso sí, en su contra cabe decir que en algunos momentos abusan de las repiticiones.
Aunque se puede decir que a partir de la instrumental ‘Husks‘ el disco decae un poco, los cinco primeros temas son de gran intensidad, y el sonido death melódico se ve potenciado por la melodía y los riffs que cubren con suficiencia el espacio que en otras bandas ocupan las individualidades o la técnica.