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Crónica y fotos de Rammstein y Combichrist en el BEC, Barakaldo

Independientemente de las tendencias y preferencias de cada uno, siempre fui de la opinión de que en esta vida, si estás enganchado a la música, hay algunas experiencias que no se deberían dejar escapar. Estoy hablando sobretodo de los grandes conciertos, esos donde se reúnen de 20.000 personas para arriba en un pabellón gigante donde es casi imposible no sintonizar con lo que ocurre en el escenario. El show de Rammstein es una de ellas.

Siempre compaginando la severidad de su metal industrial con provocación, abundantes efectos especiales y escenarios transformables, es cierto que su fama en lo que a dar la nota se refiere se remonta ya en el tiempo. Pero la pregunta que tenía en mente era, hasta que punto puede llegar el calado de tanta pirotecnia en el espectador. Venían a presentar su sexto álbum, ‘Liebe ist für alle da‘, del que intenté llevar sabida la lección, pues desde el principio de esta gira se venía diciendo que lo diseccionaban practicamente entero, y así fue.

A los alemanes les precedió el electrónico despegue de Combichrist. Con un buen sonido y mucha energía en la ejecución, los noruegos hicieron lo que cabría esperar, caldear durante media hora al respetable para el plato fuerte. Sobre la elección del proyecto de LaPlegua para introducirnos en el fuego alemán, no tengo mucho que decir. Supongo que las sintetizadas bases EBM pueden comulgar más o menos con el variado público que suele acudir a los shows de Rammstein, pero cuando hay ganas de pasarlo bien nadie se queja por una ración de bombo.

«Explosiones, llamaradas, vestuario, iluminación, todo estudiado para buscar el impacto en el momento adecuado. No faltaron algunos elementos ya clásicos de su puesta en escena como los lanzallamas en la boca o la lluvia de cohetes»

Para hacer un buen reportaje de guerra había que buscar una posición lo más cerca posible del escenario, ya que de no ser así no creo que se pueda decir que la experencia esté completa. Y ya en el centro del pit, con mucha puntualidad siguieron los preliminares y tras unos 20 minutos de rancheras (¿?), sonó la intro que daría paso a ‘Rammlied‘. A golpe de hacha y soldador, se abría la brecha del impresionante telón de fondo, que como si fuese el argumento de una peli, comenzaba nuestra senda por un futuro apocalíptico. Al instante la distribución de mis articulaciones ya se había rehubicado en base a la presión de medio pabellón rebotando de un lado para otro.

Puede que meter tres canciones nuevas seguidas para presentarse sonara un poco desconcertante, pero lo cierto es que el contenido de este ‘Liebe ist…‘ no tiene nada que envidiar a los anteriores discos del grupo. ‘Ich tu dir weh‘ o ‘B*******‘, pero sobretodo ‘Waidmanns Heil‘ suenan como un rifle; pero con la llegada de ‘Keine Lust‘, quedaba claro que la gente tenía muchas ganas de vocear las canciones más conocidas. Como prueba solo había que ver la diferencia de respuesta con relación a ‘Wiener Blut‘, donde a pesar de hacer explotar a unos cuantos bebés de plástico ahorcados boca abajo, no tuvo que ver con la lluvia de porrazos que desató la furiosa ‘Feuer frei!‘.

Muy buen sonido, que fue mejorando progresivamente hasta alcanzar una nitidez practicamente perfecta, y esta primera parte del concierto discurrió con bastante atención a todo lo que sucedía en el escenario, ya que para cada tema había preparado algún tipo de jugada que rematase la faena. Explosiones, llamaradas, vestuario, iluminación, todo estudiado para buscar el impacto en el momento adecuado. No faltaron algunos elementos ya clásicos de su puesta en escena como los lanzallamas en la boca o la lluvia de cohetes. Entre una cosa y otra, la segunda etapa supuso la locura con la descarga de varios himnos como ‘Links 2-3-4‘, ‘Benzin‘, la coreada ‘Du hast‘ o el chorro del amor que soltaron para ‘Pussy‘.

Con una precisa ejecución de todos los temas, de los alemanes llama la atención su firme presencia y afinado look que sin duda son el complemento perfecto al estilo de música que defienden. Y aunque no me parece mal la apuesta por los nuevos temas con la consiguiente estrategía de reciclaje, eché de menos algo más del ‘Reise, Reise‘ y los primeros discos. Sin embargo fue una intensa hora y media que finó en un par de bises bien pensados, con grandes piezas clave como ‘Sonne‘, ‘Ich will‘ o ‘Engel‘, que pusieron la guinda a una noche al rojo en el centro del tornado que siempre desatan los alemanes. Un concierto que dificilmente se puede borrar de la memoria.

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