Los suecos Soilwork pertenecen a esa segunda generación de bandas escandinavas que surgieron al calor que dejaron sus antecesores, la llamada santísima trinidad del sonido Gothemburg. Una generación que no solo ha mamado influencias de su tierra, sino que ha vivido con especial intensidad el desarrollo de nuevos sonidos y, sobretodo, nuevas tendencias comerciales en el metal.
En ese escenario, este nuevo trabajo procura tocar casi todos los estilos por los que ha pasado el grupo en su vida. De forma proverbial, el inicial ‘Late for the kill, early for the slaughter’ lleva la marca del death melódico a su extremo con un Björn ‘speed’ Strid a máximas revoluciones. Sin embargo, enseguida ‘Two lives worth of reckoning’, ‘The thrill’ y ‘Deliverance is mine’ introducen riffs y voces suaves más cercanos a estilos actuales como el groove o el metalcore. Esta última abre la sección de videos, con un espectacular trabajo relacionado con el anterior Light the torch, como podéis ver al final.
‘King of the threshold’ devuelve algo de rabia al disco, abriendo una de las mejores partes del disco. Ahí encontramos el tema que más me ha gustado, ‘Let this river flow’. Quizá tanto metalcore me está ablandando la mollera, pero me parece un tema muy pegadizo y resultón, incluso intenso en ocasiones. Como intenso es ‘Epitome’ con un sonido más cercano al metal industrial y unos riffs mucho más pesados.
Para el final del trabajo se dejan el tema más comercial, ‘The Akuma afterglow’, con muchos toques melódicos reflejo, quizá, de la tendencia actual en el mercado americano. Y para que no se diga, rematan con ‘Enter dog of Pavlov’, un tema con un interesante inicio instrumental y un desarrollo complejo e interesante. En resumen, un disco moderno, que parece no querer alejarse del todo de las raíces del grupo, pero con una clara tendencia a aproximarse a sonidos más actuales, que les permiten captar una parte del siempre suculento mercado americano.
