Escalofríos, nervios y sudores fríos. El nuevo trabajo en estudio de los británicos Ten podía resultar cualquier cosa: Desde un disco aceptable como ‘The Twilight Chronicles‘ (Sigo creyendo que es un buen disco) el cual escondía ‘Oblivion’, ‘The Chronicles’ o la majestuosa ‘Rome’ entre otros cortes menos atractivos, hasta la patada en los cataplines de Gary Hughes conocida como ‘Veritas‘, un truño sonoro de los que acaban hasta oliendo.
Pues bien, la primera afirmación que creo que no constará en ningún debate es que ‘Stormwarning’ es un disco que suena a los Ten de siempre. Los de Gary Hughes no han querido engañar a sus fans integrando de nuevo ese rock tan típico de sus entrañas con numerosos toques épicos que casi los acerca al sentimiento más metalero. Esto es prácticamente un remake de sus ‘The Robe’ o ‘Spellbound’ con una ligera esencia contemporánea y un Vinny Burns que ya parece más que olvidado entre las filas de los galanes melódicos. ¡No falla ni la portada con la típica pilingui de Luis Royo! Sea pues que los acérrimos a Ten pueden darse con un canto en los dientes.
El disco arranca con ‘Endless Symphony’. Una introducción de teclado nos lleva a deducir que hay una mejora en lo que se refiere al sonido y es que la producción de su anterior acometida en estudio dejaba muchos cables pelados y muchos charcos de aceite. Dennis Ward se encarga de que todo suene más nítido, de que la voz de Hughes tome el papel de bardo y una vez más nos narre sus epopeyas hard melódicas. Muy bueno el tema en cuestión del que cazaremos su estribillo instantáneamente.
‘Centre of my universe’ es una de las joyas del disco, ofreciendo esta un puente con mucho golpe y un colchón de teclados que ambienta y casi da vida a la partitura. Nótese que los coros parece que no hayan cambiado en absoluto, siguen siendo las mismas voces de infantería que las que incluían los ahora míticos discos de Ten. ‘The Hourglass And The Landslide’ es la pieza por la que merece la pena embarcarse en este viaje: Un corte de puro rock melódico donde la voz de Hughes encaja con soberbia y, sin perder en ningún momento la esencia del disco, rompe con toda expectativa y se desmarca hasta acabar repitiéndose sin cesar en nuestro reproductor. Es posible que todo pueda parecer mágico, pero hay pequeñas maldiciones como ‘Invisible’ o la casi balada ‘The Wave’ que se me presentan con un nivel excesivamente bajo para medirse a su resto de compañeras.
De lo que estoy seguro es que este es su mejor disco desde ‘Babylon’ y sin pelos en la lengua vaticino que muchos de los que se habían tirado del barco británico acaben rogando una nueva plaza en la travesía. Bienvenidos otra vez señores del harpa británica.
[Rating:7.5/10]