La Estadea Logo

Crónica y fotos de Bon Jovi en el estadio Olímpico Lluís Companys de Barcelona, 27 de Julio

Conforme el tren se iba aproximando a la ciudad condal, mirábamos el cielo con miedo a que nos cayera el chaparrón el día del concierto. Ya que las nubes oscuras (y la información meteorológica) que había sobre Barcelona hacían presagiar mucha agua. Esa misma noche llovió bastante, por lo que algunos ya habíamos preparado chubasquero por si las moscas.

Afortunadamente el tiempo dio una tregua, el miércoles no cayó ni gota, y además con una temperatura agradable. Lo cual agradecimos los que desde temprano hicimos cola para entrar en el estadio.

Alrededor de las doce del mediodía llegamos a los alrededores del recinto, y tras dar un paseo buscando nuestra puerta de entrada, pudimos contemplar que ya había bastante gente esperando, sobre todo aquellos que llevaban entrada general de pista. En relación con ese tema, hay que decir que para esta gira, además de las generales y las ‘Golden Circle’, que ya estaban disponibles desde el 2008, se vendieron otras aún más exclusivas (‘Diamond’), al ‘módico precio’ de unos 200€, con las que se ofrecían diversos extras como: merchandising, bebidas y baños (portátiles) exclusivos.

A las seis y cinco minutos abrieron nuestra puerta que, en esta ocasión, nos llevaba directos al lateral donde se situaría Richie Sambora. Como en casi todos los eventos, hubo quejas sobre la organización de los accesos, aunque no del todo justificadas, porque ya se sabe que el hecho de estar temprano haciendo cola no significa que vayas a pasar en primer lugar. Una vez se abre, el que más corre es el que antes llega. Sólo recuerdo en España un concierto en el que la entrada estuvo justamente organizada: fue el concierto de Bruce Springsteen en el Estadio Olímpico de Sevilla hace dos años, en el cuál, los vigilantes de seguridad, iban dejando entrar a la gente por filas, acompañando a cada fila hasta el escenario, prohibiendo adelantar, ya que los que así lo hicieran, tendrían que ponerse al final de la cola (tengo entendido que en algunos países lo hacen así, evitando cualquier tipo de problema de esta manera).

Tras bajar las que nos parecieron unas interminables escaleras, y con el triunfo no terminar en el suelo durante el proceso, al fin llegamos a nuestra zona. Tuvimos la suerte de poder pillar un magnífico sitio en segunda fila pegados a la valla metálica (puntualizo diciendo que llevábamos ‘entrada gold’). Ya más calmados, eché un vistazo para ver cómo se iba llenando el recinto, aunque hasta el último momento no pareció verse más o menos lleno (unas 40.000 personas en total). El ‘Diamond Circle’, que no llegó a llenarse ni a la mitad, estaba ocupado en su mayoría por personas llegadas de otros países que siguen al grupo allá por donde vayan.

Antes de empezar los teloneros, también pudimos ver varios grupos de personas que habían pagado por una ‘VIP Experience‘, gracias a la cual tuvieron la oportunidad (bien pagada) de fotografiarse con los instrumentos del grupo, así como dar un paseo por la pasarela que más tarde utilizarían los de Nueva Jersey.

THE MONOMES

Cerca de las ocho de la tarde-noche, salieron al escenario The Monomes, grupo de rock noventero nacional nacido en 2005, y que presentaban su segundo disco ‘Sweet Champagne’. Se esforzaron al máximo por llamar la atención del público, aun siendo conscientes de que los allí presentes no iban precisamente a su concierto, y sabiendo que era el momento más adecuado para que la gente fuese al baño o comprar bebidas. En esta ocasión hay que decir que los precios, pese a no ser del todo populares, tampoco eran demasiado elevados dadas las circunstancias. Respecto a las botellas, sigo sin entender por qué nos quitan los tapones; no creo que sea intención de nadie el liarse a taponazos o a desperdiciar el contenido lanzándolos contra nadie, aunque cualquier cosa es posible.

THE REBELS

Alrededor de las ocho y media aparecían los Rebels, grupo ‘Puro Cuatro’, que consiguieron animar al ya impaciente público, arrancando algunos aplausos (que ya es mucho) con sus pegadizos estribillos. Se esperaba que los anfitriones salieran a las 21:45, pero pasaban los minutos y el tiempo parecía congelado. Mientras tanto, la gente aplacaba el nerviosismo haciendo la ola y entonando el ‘oe oe oe’. Al fin, cuando el reloj marcaba las diez, se apagaron todos los focos que iluminaban el Estadi, se encendían las pantallas, y en ese momento se desató la locura en pista y gradas.

BON JOVI

Tras una introducción donde se veía a los cuatro miembros oficiales de la banda emulando la entrada al escenario (mientras que en realidad iban colocándose cada uno en su puesto), empezaron a sonar los primeros acordes de su efectivo ‘Raise your hands’, tema del aclamado ‘Slippery When Wet’. Al finalizar, Jon, vestido con una chaqueta roja cual domador de circo, saludó a la audiencia prometiendo sorpresas.

La siguiente fue ‘You give love a bad name’, que sonó realmente potente, y que unieron con otro trallazo del 88: ‘Born to be my baby’, con el que hicieron saltar a todos, y en el que un impresionante Richie Sambora demostró su gran habilidad con la guitarra. El cuarto tema fue el single del último disco de estudio: ‘We weren’t born to follow’, durante el cual, y al igual que en el videoclip del mismo, pasaban imágenes de personajes y momentos históricos. La euforia se desató cuando Jon, señalando una pancarta del público, anunció la siguiente canción, ‘I believe’, una de las más pedidas por los fans. Richie Sambora se vio en todo momento muy alegre y visiblemente recuperado, tras su reciente estancia en una clínica de desintoxicación por problemas con el alcohol. Se mostró muy simpático durante toda la actuación, bromeando y lanzando púas.

Continuaron con ‘It’s my life’, la cual pese a no ser santo de devoción de los más ochenteros, resultó coreada con ahínco ya que sabíamos que iba a caer sí o sí. Otra sorpresa llegó con ‘In these arms’, baladón de 1992, co-escrita por el teclista David Bryan, el cuál interpretó la segunda parte para deleite de los asistentes que anhelábamos escuchar su gran voz; que no olvidemos, fue co-autor del musical ‘Memphis’, ganador de cuatro premios Tony el año pasado. Tras la emoción de ‘In these arms’, sonó la enérgica ‘Just Older’, sin duda, uno de los mejores temas de ‘Crush’. Siguiendo con temas nuevos, y para mantener el ritmo, se marcaron un ‘We got it going on’, que sonó muy divertida y fresca (a mi parecer, mil veces mejor que en el disco).

La banda también parecía divertirse a lo grande, sobre todo, al ver la respuesta del público, que no paraba de corear. Después de esto llegó, la que para mí, fue la canción irrelevante de la noche: ‘Captain Crash’, que no comprendo por qué tiene que caer en todos los shows, cuando en ese disco hay temas mejores… Eso sí, a su favor he de decir que la interpretación en directo fue excepcional, y pese a no estar de acuerdo con su inclusión, les seguí con el típico ‘churuchu’ y agitación de brazos. Sin embargo, nos olvidamos cuando sonó ‘Bad Medicine’, y su ya habitual medley en el que Jon preguntó a cada miembro si tenían algo para España. En este caso, Bobby Bandiera sorprendió con el clásico ‘Bad case of loving you’, mano a mano con Jon, después Tico Torres nos ofreció ‘Not fade away’ e incluso Hugh McDonald dejó caer la cover de ‘Vertigo’ de U2, coreada por todo el estadio (sobre todo en su ‘uno, dos, tres… catorce’) y perfectamente interpretada. Gran detalle por parte de Jon el dar protagonismo a todos los miembros, tanto oficiales como no oficiales del grupo, que se mostraron en todo momento en sintonía, enlazados unos con otros y derrochando muy buen humor.

Otro momento importante de la noche fue en el que bajó a la pasarela y sin perder la sonrisa, se ‘plantó’ en el centro para cantar ‘Bed of Roses’, llegando a sentarse en el borde y deleitando a sus fans al cantar el estribillo en un perfecto español. A continuación llamó a Bobby y David, anunciando que el siguiente tema lo había compuesto hacía veinte años (en este momento a más de uno se nos quedó cara de poker ante la duda). Fue ni más ni menos que ‘Santa Fe’, del ‘Blaze of Glory’, que grabó Jon en 1990 para la banda sonora de ‘Young Guns II’. Pese a ser interpretada en versión acústica, y sin la fuerza interpretativa de antaño, logró emocionarnos a más de uno y de una… Justo al acabar, David y Bobby regresaron a sus puestos mientras Jon llamó a su ‘hermano’ Richie, que, corriendo por la pasarela, se situó junto a él para interpretar otro de los temas más pedidos por el público y extraído de ‘These Days’, ‘Diamond Ring’. Perfecta interpretación con la que consiguieron crear un ambiente muy íntimo, y la cuál unieron con ‘I’ll be there for you’, donde echamos de menos la voz de Richie, que en otras ocasiones fue el encargado de interpretarla.

De vuelta al escenario, sonó la alegre ‘Who says you can’t go home’, otra que casi nunca falta, aunque personalmente habría cambiado… Para ésta, el público volvió a implicarse atendiendo a las órdenes de Míster Bongiovi para gritar reiteradamente ‘it’s alright!’; la energía seguiría fluyendo con ‘I’ll sleep when I’m dead’, mientras que ‘Someday I’ll be Saturday Night’ puso la nota seria al momento, tema extraído de su ‘Grandes éxitos’ del 94, y en la que Jon gritó (y nos hizo gritar) que estamos vivos. A su final, se unió ‘Have a nice day’ reflejando en la pantalla el famoso smirk de la portada del álbum. Le siguió una que nunca puede (ni debe) faltar: ‘Keep the faith’, maracas en mano, y que sirvió para que la banda hiciera su primer amago de marcharse.

A la vuelta, dos minutos después, y tras el cambio de vestuario, nos deleitaban con otra de las grandes sorpresas de la noche (¡¡otra del ‘These Days’!!): ‘Something to believe in’, fantástica, no esperada y alabada por todos. Después, otra del mismo álbum: la potente y deseadísima ‘Hey God’. Llegando casi al final de la noche, Richie sacó su doble mástil para interpretar ‘Wanted dead or alive’ (¿por qué nos empeñamos en empezar a cantarla antes de que lo hagan ellos? ¡Dejemos a las guitarras hablar! No tenemos arreglo…), y aquí sí, pudimos escuchar su torrente de voz, aunque muy brevemente en la segunda estrofa. La noche ya iba pidiendo ‘Livin’ on a prayer’, y así fue; comenzando Jon en acústico, entregándose y haciendo vibrar a sus fieles.

Otro tema muy solicitado (parecía que la banda quería darnos gusto a todos) fue ‘Always’ (pensé que no la oiría nunca en directo). Sonó preciosa y estuvieron a la altura. Muchos de los asistentes se lo agradecerán siempre. Llega el momento de la despedida… ¿o no? Jon mira a sus chicos: ‘¿nos vamos? ¿Sí? ¡Hemos acabado! No, aún no… quieren más… Vamos, ¡otra!’. Y dejando el romanticismo nos dicen que aman esta ciudad al ritmo de ‘I love this town’, increíblemente divertida y que sirvió de punto y final para el espectáculo ofrecido en Barcelona, ¿o mejor dicho, punto y aparte? Jon prometió volver en dos años…

Un gran espectáculo, gran puesta en escena de luces, sonido, artistas y público, expresando en todo momento el buen feeling existente entre los miembros de la banda, derrochando simpatía y buen humor por doquier, y transmitiendo ese ‘buen rollo’ a los congregados. A nosotros, sus fans, nos sirvió para admirarlos aún más. Si ya en Rock in Rio y el Teatro Price de Madrid demostraron seguir siendo muy grandes (aunque tuvieran que reducir su set), aquí lo confirmaron en 2 horas y 50 minutos; hecho que se vio en muchas opiniones de gente que había asistido sin demasiadas expectativas, pensando que eran un grupo del pasado que volvían reformados sin tener en cuenta lo que fueron y por qué lo fueron. Nada más lejos de la realidad: canciones nuevas, clásicas, amadas, odiadas… dejaron boquiabiertos a todos los asistentes, deseosos de volverlos a ver en un futuro no muy lejano.

Etiquetas relacionadas

También te puede interesar...