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Samael, Melechesh, Keep of Kalessin, Six Reasons to Kill e Inferi en la sala Durango de Valencia

Valencia acogió el pasado sábado, y ya van unas cuantas, una nueva gira internacional de metal extremo. Parece que tras muchos años de travesía por el desierto, la iniciativa y el esfuerzo de unos pocos están haciendo que esta zona vuelva a ver rostros conocidos de la escena metálica sobre los escenarios locales. Ese esfuerzo se une a las ganas que muchos tienen de metal en directo, como demuestra el hecho de que a este concierto acudieran, como viene sucediendo en las últimas citas, metaleros de Castellón y de Alicante.

Con puntualidad inglesa, y sustituyendo a los locales Noctem, los argentinos Inferi visitaban Valencia por tercera vez en cinco años, en esta ocasión con la difícil tarea de abrir un show a una más que temprana hora, y con muy poco público en la sala. Pese a ello el trío argentino (cuarteto de forma habitual) puso, como dicen por su tierra, toda la carne en el asador, así como toda la buena intención del mundo. Pero un sonido un tanto hueco, debido a la falta de uno de sus guitarristas, hizo que su death metal clásico con ramalazos black pareciese una actuación a medio gas.
Una pena, pues ilusión y ganas les sobraron durante los escasos 30 minutos y 6 canciones de actuación, que tan sólo consiguieron una tenue respuesta de los asistentes, ya que poco a poco todavía iban entrando en la sala.

Inmediatamente después saltaron al escenario los para mi desconocidos germanos Six Reasons to Kill, con pintas 100% ‘jarcoretas’, que sin embargo y ante mi sorpresa ofrecieron una arrolladora y compacta actuación de puro death metal salvaje aderezado, eso sí, con sabios tintes del hardcore más clásico (sí, de aquel del que Nuclear Blast era abanderado hace 25 años).

Sorprendieron y gustaron a partes iguales con un muy buen sonido y una actitud muy cercana al público que enseguida conectó con esta joven banda; tendré que seguirlos más de cerca a partir de ahora.

Mucho han cambiado Keep of Kalessin desde sus inicios, de aquel crudo y veloz black metal con clarísimas reminiscencias a los más amados Satyricon que mostraron en sus dos primeros discos (recomiendo encarecidamente ‘Agmen – A Journey through the Dark’) tanto en imagen como en música. No me entendáis mal, su actuación fue muchísimo más que correcta en todos los aspectos, pero su propuesta, con mucho la más melódica del cartel, apagó un poco el fuego que iniciaron los germanos SRtK. Aún así tuvieron bastante feeling, y consiguieron animar bastante en algunas ocasiones el local, especialmente cuando su guitarrista decidió abandonar durante ‘Dragon Iconography’ el escenario para tocar sobre la barra de la sala.

Tras la descarga de los noruegos, y con una sala que presentaba ya un aspecto bastante saludable en cuanto a asistencia, el aroma a incienso comenzó a inundar el aire. Signo inequívoco de la presencia de los orgullosos estandartes del metal sumerio: Melechesh. A pesar de haber entrado en la gira como sustitutos de Septic Flesh, había una enorme espectación por verlos sobre el escenario, y se puede decir que cumplieron desde el primer minuto. Su presencia en las tablas ya imponía, con el bueno de Ashmedi en el centro y el otro guitarrista, Shandy McKay (sustituto de Morloch), con la cara tapada. En su breve setlist (nos hubiera gustado verlos al menos un cuarto de hora más), no escatimaron en energía, y eso que su despliegue y movilidad sobre el escenario no es excesiva. Especialmente entregado se vio al bajista, que hacía tareas de segunda voz con más furia incluso que Ashmedi.

El sonido en general fue bastante bueno, incluso a pesar de estar cerca, y eso lo agradeció el público, que comenzó a entregarse curiosamente después del tema más rápido y furioso de su set, ‘Grand Gathas of Baal Sin’.

El fin de fiesta estaba reservado para los suizos Samael. Realmente, poco conocía de ellos aparte de su más reciente trabajo, ‘Lux Mundi‘, y las referencias que tenía los situaban lejos de mi ámbito habitual, estando más cerca de corrientes modernas relacionadas en cierta medida con la electrónica. Quizá por eso la sorpresa fue tan agradable. El caso es que su show fue potente y animado, llamándome la atención la mezcla que llevaron a cabo entre el black más crudo de sus orígenes, convertido quizá en un metal gótico pesado, y el toque más actual que les proporciona el uso de los teclados y sintetizadores.

Lo primero que me resultó curioso fue que la percusión estaba parcialmente programada, y solo a ratos, en los momentos más intensos, el teclista atacaba literalmente un pequeño kit que tenía adosado a sus teclados. A parte de eso, me sorprendió su intensidad sobre el escenario, contrastando con el look elegante de alguno de los miembros. Mención especial para el bajista, que saltaba feliz como si hubiera descubierto ese día que su vida era subirse a un escenario. Los temas sonaron con pocas pausas, y el público se fue viniendo arriba, salvo una chica que teníamos delante jugando al Angry birds. Apoyados en un sonido técnicamente muy bueno estuvieron potentes, a ratos violentos, pero a la vez elegantes. Y creo que al final, la impresión general de la gente fue buena.

En definitiva, otra agradable noche de metal en Valencia. Un concierto variado y con dos formaciones de gran nivel que ayudan a que la afición vaya en aumento. Y si todo sigue igual, parece que podremos seguir disfrutando de algunas giras más en los próximos meses. Esperemos que esta ola que empieza a coger fuerza siga creciendo y vuelva poco a poco a donde estuvo.