Había pasado aproximadamente un mes desde mi ultimo concierto, y la verdad es que me apetecía pasarlo bien después de tanto tiempo. Así que aquella misma tarde apreté el mp3 hasta dejarlo K.O., y a partir de las nueve más o menos comencé a prepararme para esa noche.
No era la primera vez que Lacrimas Profundere estaba en nuestro país, pero, siendo sinceros… y a pesar de mi afición hacia la escena gótica, jamás había escuchado hablar de ellos hasta unas pocas semanas antes de esta fecha. Recuerdo que la primera canción que escuché fue ‘Ave End‘. Automáticamente me enamoré de la voz de su cantante, Olliver Schmid (a quien sustituyó su hermano Christofer en el 2007), y casi al instante me resultó imposible no recordar a formaciones similares, y prácticamente primos-hermanos suyos finlandeses, como HIM o The 69 Eyes.
El concierto tuvo lugar en la sala Mephisto y de todas las actuaciones que se desarrollaron antes de LP, me llamó la atención el concierto de Traw, un grupo de Barcelona, que a pesar de algún que otro problema con la guitarra, estuvieron a un gran nivel durante toda su actuación. Mención también especial para la energía que transmite su cantante, Cris Sátira, sobre el escenario. De Silent Memories y Key 273 cabe destacar la presencia en todos los casos de vocalistas femeninas para defender sus respectivos estilos. Woman rules!
No había mucha gente, pero me llamó la atención que la precedencia en algunos casos fuera de distintos países como: Alemanía, Inglaterra y hasta dos fineses, que no dejaron de invitar a los componentes de Lacrimas Profundere a chupitos.
Todos esperábamos con ganas la aparición de Christofer y los suyos, y nadie salió decepcionado. Los alemanes venían presentando su último LP ‘The Grandios Nowhere‘ y ofrecieron un gran show; demostrando que no sólo suenan bien en estudio, sino que también lo pueden hacer directo y que, después de nueve álbumes, se puede decir que han alcanzado una indudable madurez. Saben lo que hacen, y en el caso de esta noche, no importó que estuvieran tocando para poco más de 100 personas, lo que pudimos ver allí fue una excelente actitud a la hora de interpretar su repertorio. El público quizá tardó un poco en meterse en el concierto, pero al final todo el mundo terminó cantando, saltando y verdaderamente disfrutando.
Por poner algunas pegas, se debería tener en cuenta la baja temperatura que se notaba en la sala, o determinados problemas de sonido que al principio impidieron que se escuchara demasiado bien voz. No obstante, no dejó de ser una excelente noche para disfrutar de buen rock/metal gótico en Barcelona.
