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Hellfest 2012, Clisson, Sábado 16, o cómo un señor vestido de vaca me metió en un pogo de Machine Head

El segundo día en Hellfest amaneció con sol y una cola impresionante para darse una ducha. Mucho tiempo para hablar con el público y hacer un montón de nuevas mejores amigas francesas que enseñaban llenas de orgullo los moretones que se habían hecho el día anterior en el pogo. Maldita sea, dí que sí. Auténticas mujeres del metal.

Después de sumergirme unos segundos debajo del agua heladora, salí disparada para The Warzone a ver a Emmure. Después de las pinceladas hardcore del primer día, su explosión de deathcore fue lo más adecuado para terminar de despertar. Vale, era mediodía, pero no creo que yo fuera la única en estar despertando todavía. Un bolo tremendamente ágil y un sonido mucho más rítimico de lo esperado, con un setlist que hilvanaba de forma muy acertada sus temas clásicos con los de su último trabajo. Esos chicos tan enfadados, tan hambrientos de hacer ruido, consiguieron algo que puede sonar a estupidez pero que no pasa siempre encima de un escenario: hacer que todo el público, tanto sus fans incondicionales, que se volvían locos haciendo mosh, como los que habían llegado hasta ellos más o menos de nuevas, se sintieran a gusto y contagiados de esa energía y de esa rabia. Impecables también la actitud y la técnica de su vocalista.

Death Angel fueron los siguientes. Para cuando conseguí teletransportarme a la primera fila del escenario principal, todo estaba lleno ya de un público inmenso que parecía morirse de ganas. Celebrando sus veinticinco años encima de un escenario, y con una actitud que mezclaba la profesionalidad y el control que eso da con las ganas de cualquier grupo nuevo, dieron un par de sorpresas de setlist, deshaciendo un concierto que podría haber caído en el aburrimiento que da la calidad, tocando un outtake de su album debut llamado ‘Violence’, instrumental y lleno de guitarras vibrantes flotando por encima de un bajo denso como jarabe, creando un momento tremendamente disfrutable y que nos sorpendió muy gratamente. Sin embargo, no se olvidaron de lo clásicos, y nos rompieron el corazón y levantaron las manos al cielo con la clásica ‘Kill as One’.

October File, sin embargo, me dejaron un sabor bastante más agridulce. El punto fuerte de estos chicos no parece ser el directo. El trabajo de la batería no lucía lo sufciente, y el contraste entre la calidad vocal y la actitud emotiva del vocalista y la timidez que parecía sentir el resto del grupo creaba una atmósfera extraña. Los que estábamos detrás de la valla nos moríamos de ganas de saltar, de hacernos daño y darlo todo, pero necesitábamos una energía que, por momentos, no nos daban. Un cncierto disfrutable, pero que no estuvo a la altura de lo que yo esperaba.
Por el contrario, el contraste de ritmos crudos y de atmósferas densas de Sacred Reich, de vuelta al campo abierto de los escenarios principales, hacía que hasta lo Hellfesters que los escuchaban tumbados en la hierba tuvieran que mover los pies. Nome queda nada que decir salvo que tremendamente buenos.

De Ufomamut no concía nada salvo que tenían un nombre chulo y que un amigo me había dicho una vez que eran “como música para meterse heroína”. Uno de los bolos más raros que he visto en mi vida. En serio. El público estaba en un trance casi lisérgico, por no decir que parecían puestos de Rohypnol, escuchando sus giros instrumentales y su alternancia entre progresiones que recordaban a unos Portishead de cuero y metal y riffs brevísismos y afilados. No había mosh, no habia headbanging, solo ojos cerrados y movimientos desarticulados con la cabeza. Una especie de Porcupine Tree extraños y de Marte. Todavía estoy decidiendo qué fue aquello.

Crónica y fotos del Hellfest, Clisson, Sábado 16
Cancer Bats no necesita ninguna decisión: estuvieron increíbles. Todos y cada uno de los miembros derrochaban energía y ganas de masacrar el escenario. Fotografía © Iván Barco

Cancer Bats no necesita ninguna decisión: estuvieron increíbles. Todos y cada uno de los miembros derrochaban energía y ganas de masacrar el escenario. Los golpetazos de la batería, arrolladores, conectaban directamente con la energía desgarrada de la voz de Liam. Ay, que guapo es Liam. La alternancia de temas dejaba ver la crudeza de sonido hacia la que han evolucionado en su último trabajo, mezclándolo con las raices hardcore que no olvidan, la identidad sonora que se han forjado sin tener que sufrir giros ni cambios radicales. Presentando album nuevo, y contagiando al público su entuasmo, también nos regalaron algún caramelito auditivo como ‘Hail Destroyer’, que el público reclamaba a gritos. Al final del concierto, Liam (qué guapo es Liam) bajó hasta el foso y chocó la mano de todos los que habían aguantado en primera fila.

Dog Eat Dog fueron otros de los triunfadores de la tarde. Revisando sus clásicos y tocando ante un público de lo mas variado (gente muy joven con las mismas sonrisas que gente ya no tan joven) tuvieron momentos muy altos con temas como ‘MILF’ o sacando la sorpresa auditiva de tocar el tema a medias con ‘RZA’, de los Wu Tang Clan. Una de las cosas que más me sorprendió del bolo de Dog Eat Dog era que se respiraba el mismo ambiente de entusiasmo, de ilusión incluso un poco infatil que hay en los conciertos de grupos que empiezan, a pesar de la profesionalidad que demostraro on stage. Maldita sea, me pareció encantador. Otra vez, el vocalista no se olvidó de saludar a los fieles de primera línea al terminar de tocar.

Within Temptation fueron los siguientes en tomar el Mainstage 2. Verlos tocar y tratar de averiguar que pasa con ellos fue todo uno. No cabe duda de que sonaron a la perfección, de que Sharon den Adel estba muy guapa y de que su voz vibraba de forma perfecta, y sin embargo a muchos nos resultó imposible no aburrirnos al cabo de dos temas. Quizá porque, si no eres un fan enfervrecido, es muy fácil no saber dónde empieza un tema y dónde acaba otro, quizá porque, dentro de esta escena, mujeres como Tarja Turunen o Simone Simons nos dan un poco más de metal y un poco menos de sensiblería. No lo sé, no lo sé, y fue muy desconcertante ver un bolo técnicamente tan bueno y emocionalmente tan poco destacable.

Crónica y fotos del Hellfest, Clisson, Sábado 16
Machine Head tenían a su público ganado casi desde antes de sali a tocar, y lo hicieron tan fuerte como las máquinas de matar que en realidad son. Fotografía © Iván Barco

Machine Head tenían a su público ganado casi desde antes de sali a tocar, y lo hicieron tan fuerte como las máquinas de matar que en realidad son, como putas ametralladoras. Fué casi irónico que, después de lo ocurrido con Within Temptation, supieran llegar al úblico de una forma tan directa y darle exactmente lo que quería. Con contrastes macados entre momento engéricos, walls of death casi aterradores (aterrador es que un hombre con un dsfraz de vaca te agarre y te meta en un pogo de Machine Head, y no hay más que hablar) y otros en los que el movimientos se detenía y sólo quedaban las manitas levantadas, los cuernos y la música. Precisamente a eso dedicaron un tema, a a música, a crearla y a que ese era el motivo para estar ahí. Y lo hicieron hablando dirctamente al publico, sin estupideces, sin parecer cursis o trasnochados o demagogos. Después de concierto tras concierto, después de oir muchas cosas, siempre son geniales los que parecen de verdad con ganas de hablar con el público. Con un final espectacular en el que encadenron tema tras tema, Machine Head se fue con una despedida apoteósica por parte del úblico. Impresionantes, de verdad.

Unearth fueron otro ejemplo de bolo potente. Un contraste muy bien nivelado entre la potencia de la voz y los jueguecitos endiabladísimos de un guitarrista que, además de profesional, parecía estar pasándoselo muy bien. La afluencia de público era menor que la de Machine Head, pero su velocidad y energía poco dejaban que envidiar.

Saint Vitus fueron los siguientes. Y fueron un auténtico caramelo auditivo y un descanso para los pies. La claridad de las letras, el desgarro de la voz levitando sobre la melodía, la combinación perfecta entre atmosférico y desgarrado, el sonido lisérgico de las guitarras hacía que fuera literalmente imposible avanzar hacia las prmera filas. Todos nos agolpábamos para escucharles demostrar una vez más que son unos de los más grandes, sin haber estado nunca debajo del gran foco de la atención. Yo me enamoré y todos los que me rodeaban parecían a punto de hacerlo también.

No sé como conseguí hacerlo, no lo sé muy bien, pero después de Saint Vitus conseguí prmera fila para Guns n’ Roses. Yo, que llevaba medio Hellfest diciendo que sería una pasada ver a Guns tocar si es que al final lo hacían, fui la primera sorprendida al ver a un Axl puntual y con pómulos nuevos salir a escenario. En realidad, a partir de este momento podría hacer una crónica aparte sobre lo que fueron GNR en Hellfest. Después de encadenar ‘Welcome to the Jungle’ y ‘It’s so easy’, quedó muy claro que esos iban a er los momentos mas salvajes del concierto y que el resto iba a ser un bolo lento, casi introspectivo, con Axl al piano, con videos raros en los que chicas lloraban proyectados por detrás. Llegados aquí, podías tomar dos caminos. Podías marcharte a ver a Refused, que le estaban dando muy duro en otro de los escenarios, y decir que Guns estaban muertos y que ese concierto era aburrido, o podías tomártelo con calma y disfrutar de un Axl Rose vocalment más que correcto o de un DJ Ashba muy brillante a la guitarra. Sin dejar de ser un bolo con fallos (no es necesario, por ejemplo, que Axl se cambie de ropa cada dos por tres. Quiero decir, sabemos que fue un hombe muy guapo, pero ahora parece un vendedor de churros trasnochado se ponga lo que se ponga) y con un setlist algo dudoso, instrumentalmente estuvieron todos impecables, y hubo sorpresas muy agradables, como una cover de ‘The Wall’ al piano en la que Axl se lució todo lo que quiso y más. Concierto suave, sí. Concierto aburrido, mierda, no. Algo extraños los vídeos que proyectaban con imágenes raras, el logo de ‘Chinese Democracy’ y mujeres muy de principios de los noventa bailando, vale. Pero a su extraña y axeliana manera, estuvo muy bien.

Crónica y fotos del Hellfest, Clisson, Sábado 16
Los suecos [Refused] estaban dejandose la piel sobre el escenario, llenándolo todo con sus hardcore de voces oscuras, casi reminiscentes de metal (…). Fotografía © Iván Barco

Finalmente, conseguía apartar mis ojos y mis pies del señor Rose y me fui a ver un ratito a Refused. Sorpendía la cantiad de público que habían conseguido atraer a pesar de jugar contra GNR y estar llegando a las dos de la madrugada. Un final durísimo y excelente. Los suecos estaban dejandose la piel sobre el escenario, llenándolo todo con sus hardcore de voces oscuras, casi reminiscentes de metal, y el público, entrada la madrugada y exultantes, no quería dejarlos marchar. Atronadores.


Seguimos especialmente agradecidos a nuestros camaradas de This is Mosh por su esfuerzo, y ausencia de temor en arriesgar sus vidas. Texto: Laura B. Fotos: Iván Barco.

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