El segundo día de festival amanecía bastante cansado, ¿para que mentir?. Y tengo que lamentar informaros que me fue imposible ver a los primeros grupos. Todo debido a que tuve un bonito percance, y que viene siendo un hostiazo de proporciones gigantescas, por las escaleras “pabajo” de una cafetería durante el desayuno. Pasé unas 9 o 10 horas en el Hospital de Burela, una localidad pesquera a 20km de la “Resucitada” Viveiro.
Cuando llegué al recinto, ya habían tocado: Black Knives, Grankapo, Misplace y casi Crisix. A los que pude ver sólo un par de canciones, pero que llegaron para hacerme uns idea de cómo había sido el concierto. Ya que viendo como lo daba todo la peña, se mascaba el éxito. Según me dijeron, fue acojonante. Una pena no haberlos visto, pero confío que haya una próxima vez muy pronto.
La verdad es que el día no pintaba bien. Porque estaba hecho una mierda, y no me encontraba en el mejor estado para mucho concierto. Más bien todo lo contrario.
Justo después de Crisix, tocaron en el “mini stage” Arnette los gallegos Strikeback. Y nos patearon el culo a todos los que estuvimos allí.
La verdad es que ese escenario no había sido digno de mención por ninguna banda de las que había tocado, pero estos chavales eran otra cosa. Había que reconocer que tenían bastante público. Unas 300 personas calculo, entre seguidores, amigos y gente que se animó. Ayudó que tocasen justo antes Crisix, y a muy pocos metros. Ya que el escenario “Jäger” y el Arnette estaban prácticamente pegados.
Strikeback desplegaron un thrash metal de manera incontestable, y sacaron un buen sonido al escenario más pequeño del festival. La gente se lo agradeció con varios “mini-circle pits”, y el cantante incluso se bajó del escenario uniéndose a alguno. Fueron escupiendo sus temas uno detrás de otro, hasta que llegando a la última canción, el público convirtió aquel concierto en un bosque de manos con cuernos. Tuvieron un detallle genial en la última canción, cuando el cantante y uno de sus guitarras intercambiaron posiciones, lo que a la gente le gustó. Dieron un gran concierto, y no me extrañaría verlos en otra edición en uno de los dos escenarios potentes.
Justo a continuación tocaban MxPx Allstar y Proud’z, a los que no pude ver porque tuve que ir a descansar la espalda. Estaba realmente jodido de la hostia mañanera. Y en ese momento me planteaba abandonar mi estancia en el festival; aunque finalmente decidí esperar, para ver como me encontraba a lo largo del día, y comprobar como amanecía también a la mañana siguiente.

Cuando volví al recinto de Celeiro, iban a salir Unearth en el escenario Monster. Era una de las bandas del día, y allí estaba para verlo junto a David de Angelus Apatrida. Que siempre que pisan Galicia, tenemos una cita obligada con unas cervezas, y también tenía ganas de verlos. Ofrecieron una actuación acojonante, y aunque el sonido no les acompañó mucho, los de Massachusetts lo dieron todo. Liderados por su fundador, Trevor Phipps, y con su disco ‘Darkness In The Light’ debajo del brazo, soltaron pepinazos uno detrás de otro. La verdad es que si el sonido llega a ser mejor, estaríamos hablando de un concierto bastante completo. Geniales Unearth.
Y de Massachusetts, ¡a California!. ¡Tachán!. Iban a salir a escena unos chicos que visten de negro, y llevan más tatuajes encima que los visitantes de la fábrica de calcomanías. Suicide Silence.
Había muchísima expectación con este grupo. De hecho, apostaría porque de las bandas “core”, era la más esperada. Ya bastantes minutos antes del comienzo, la carpa “Jäger” estaba a reventar.
Cogí posiciones detrás de la mesa de sonido. Ya que no olvidéis que comencé el día de manera accidentada, y estaba reventado por el aterrizaje mañanero. Aunque visto lo visto… no iba ser el único. Y es que fue salir Suicide Silence a escena, y justo antes de acabar la primera canción – a los dos minutos más o menos – Mark Heylmun (guitarra) sufrió una lesión en la pierna. Quedó completamente tendido en el suelo, y llegó a necesitar la ayuda de sus compañeros para poder levantarse, y recuperar el tipo. Aún así, el señor “Markitos” puso los dos cojones sobre la mesa, y terminó el concierto como un auténtico jefe. Pero eso sí, seguido de una maravillosa visita el hospital… ¡Por poco coincidimos!.
Bueno. ¿Cómo resumir este concierto…?. Creo que la mejor definición sería: «Batalla campal, oferta en colisiones, y petardos en el pecho». Estos tíos no tocaban canciones, ¡¡¡lanzaban misiles!!!!!. Mención especial al wall of death que se formó con ‘Disengage’. Hubo 2X1 en hostias para todo el que quiso entrar. Absolutamente genial. CONCIERTAZO.
Acto seguido, vimos en el Monster a los Against Me! de Tom Gable. Ahora Laura Jane Grace, con su anunciado cambio de sexo. Y la verdad es que no me gustó mucho su concierto. Tocaron algunas de sus canciones más conocidas, así como adelantos de su nuevo disco. Fue un show divertido, y no sonaron mal. Pero tampoco me dieron para mucho, ya que tenía que coger posiciones para otro de los platos fuertes de la noche: Municipal Waste.
Los de Richmond tenían una cita obligada, ya que hace dos años, tuvieron que cancelar su actuación aquí en el Resurrection. La carpa “Jäger” estaba hasta los topes, no cabía un alma. Y yo, por supuesto, me posicioné alejado de la marabunta de melenudos que estaba ansiosa por verlos.

Y salieron!!!! Sí!!!! No me lo podía creer!!!! Municipal Waste delante de mi en Viveiro. Todos los colegas que me encontré por el recinto estaban como locos por verlos. Y fue el concierto más divertido del festival. Teniendo una canción que se llama ‘Born to Party’, no podía ser de otra manera.
Ya desde el principio, con ‘Toxic Revolution’, la gente no paró de saltar, botar y hacer crowd surfing con unas técnicas depuradísimas. Fue el mejor concierto para pasarlo en grande. Se me pasó rapidísimo. Recomiendo también encarecidamente que os compréis ‘The Fatal Feast’. No vais a quedar defraudados. Aunque, qué hostia… seguro que ya lo tenéis. Finalizaron entre ovaciones, y a todos, y digo TODOS, nos supieron a poco. Queríamos mucho más, pero que le vamos a hacer. Ojalá vuelvan pronto. Mientras, en el Arnette, seguían actuando las bandas gallegas.
Puse rumbo al escenario principal, para ver a un grupo que nunca defrauda: Soziedad Alkoholika. En esta ocasión, fui con mi amiga Vane a la parte superior de la torre Monster. Todo previa negociación la jefa del cotarro, ya que no dejaban subir a todo el mundo. Necesitaba sentarme de manera urgente. Mi espalda lo pedía a gritos. Una vez allí arriba, y con el concierto ya en marcha, apareció también David de los “Angelus” (que ya se podía haber subido unas cervezas hahaha). Y joder, los dos llegamos a la misma conclusión. PERO COMO SONABAN S.A. La madre que me parió mil veces. Joder, cada vez que los veo suenan infinitamente más infernales. BAR-BA-RI-DAD.
Los había visto en Marzo de este año en la Sala Capitol, en Santiago de Compostela (como podéis leer aquí), y tenía unas ganas tremendas de repetir. Desde el minuto uno, y hasta el descuento, estuvieron inmensos. Todo lo que tocaron eran seguramente canciones que todo el mundo quería escuchar. ‘Piedra contra tijera’, ‘Ratas’, o ‘Sangre al fin’, sonaron como auténticos cañonazos que todos disfrutamos. Fue un concierto muy intenso, que terminó como no podía ser de otra manera, con el himno de la banda: ‘Nos vimos en Berlín’. Un concierto que se disfrutó, y tuvo muchísimo público. Tan solo añadir lo mismo que digo siempre que voy a un concierto de estos tíos. Me tarda voler a verles de nuevo. Máximo respeto.
Los siguientes en subir al cuadrilátero “Jäger” fueron Glassjaw. A los que poco pude escuchar. Ya sabéis. Hostiazo mañanero, y espalda jodida. De manera que aproveché para seguir un poco sentado y en reposo, no podía hacer otra cosa.

Por su parte, los californianos Suicidal Tendencies, ya estaban con los motores calientes. Y la gente lo sabía. Llegaba la hora de su actuación, y era una de las que más expectación levantaba. Había muchísimas ganas de verlos, ya que es complicado encontrarlos por estas tierras. Todas las viseras de las gorras en alto, y comienza el espectáculo.
Salieron pasados de revoluciones, y el pit se volvió completamente majara. La banda, con Mike Muir al frente, arrasaron con todo a su paso. ¿Quién diría que este señor no vuelve a cumplir los 40?. Temazos como ‘Possessed to Skate’, con ese inicio digno de la familia Addams más graciosa, o ‘You Can’t Bring Me Down’, revolucionaron a los presentes. Daba gusto ver como un grupo con… ¡30 años ya¡ de existencia, lo daba todo con su hardcore punk gangster y monopatinero. Todos disfrutaban. Pero el éxtasis del concierto aún estaba por llegar. Y es que, con su ‘Pledge Your Allegiance’, comprobaron la resistencia del escenario. En ese momento, subieron a parte del público, llenándolo por completo. Si no había 100 personas allí arriba, no había ninguna. Por momentos creí que aquello se podía ir al carajo. El mejor final de concierto en muchos años. Sí señor!!!!!!! Sencillamente la hostia. Y mención especial para su batería, y el combo Pleasants/Santora, que me dejaron con la boca abierta con su técnica. Auténticos maestros.
Para cerrar esta segunda jornada, le tocaba el turno a Descendents. La banda de Milo Aukerman son un referente mundial en su estilo, y esta era una actuación muy ansiada. No obstante, solo pude ver solo un par de canciones, ya que el cuerpo me pedía papas ya.
El concierto no tuvo el inicio que se esperaba. Ya que nada más empezar, el señor Milo saltó del escenario, y aterrizó con el pecho contra la valla de las primeras filas. Creí que no lo contaba. Una pena no haber visto el show completo, pero parece ser que no hicieron honor a su leyenda.
Este día en el escenario Arnette, y además de los mencionados Strikeback, tocaron: Above The Seas, End Of Truth, Raze, Rain Is Art, Mary Read, The Chaos Is Coming.