El sexto día fue complicado, pues a media tarde, y por un problema de salud, nuestra jornada se tuvo que limitar solamente a dos películas.
Comenzamos con ‘Juego de Niños (Come Out and Play)‘, el remake hecho por Makinov del clásico ‘¿Quién puede matar a un niño?‘ de Chicho Ibáñez Serrador. La película original fue un bombazo en lo que al cine contemplativo de terror se refiere, pero el remake lo vimos fuera de lugar. No es un estilo que llame, y sobre todo cuando esta nueva versión es idéntica salvo por el comienzo, donde desaparecen las hostigantes imágenes de tortura infantil. Aunque esto no la hace menos interesante, y algunos espectadores que no habían visto el original fliparon. Realmente es una buena producción, la historia es perfecta y espeluznante, los niños son auténticas fieras, pero no era necesaria. Me gustó verla de todas formas.
‘Berberian Sound Studio‘ de Peter Strickland fue la segunda película, y también fue la mención especial del jurado del Festival, habiéndola definido como la película inglesa del año. De ser así, no quiero películas inglesas de este año. Lo único que me pareció un poco interesante, fue ver como se realiza el sonido de un film, ya que la historia sucede en un estudio de sonido para películas. La historia no cuenta nada, y cuando parece que las circunstancias dan pie hacia un giro algo interesante, continúa todo igual. Nada que destacar, ya que no entendí lo que supuestamente querían contar. Puede que determinados sectores la vean como el nuevo modo de hacer cine, yo soy más clásico.

Del séptimo día solo hubo tiempo a ver un título, y ese puesto estaba reservado para Kenshin. Ya durante mi época universitaria seguía tanto sus mangas como los ovas de sus aventuras, así que ‘Rurouni Kenshin‘ era una de las películas que más esperaba. Y la verdad es que no me defraudó. Se trata por supuesto de la clásica película japonesa de samuráis, pero con una peculiaridad: que no abusa de efectos especiales o situaciones demasiado surrealistas. Es un film muy limpio, y cuenta la historia de un antiguo asesino, que tras una guerra en la que cree haber ayudado al bando equivocado, deja de asesinar. Como siempre, se trata de una lucha entre el bien y el mal, pero sin demasiada historia. Entretenida, aunque no destaca por nada en particular. Eso sí, las coreografías de lucha son rápidas y convincentes.