El pasado 23 de noviembre la sala Salamandra abría sus puertas a las nueve de la noche, y los centenares de personas que hasta allí se desplazaron, estaban ya deseosas de ver tanto a los fineses The Rasmus, como a los galeses The Dirty Youth.
Se trataba de gente que en algunos casos llevaba esperando desde las ocho de la mañana en puerta, y que había llegado de todas partes de España y el extranjero, no faltaban seguidores que llegaron incluso desde la propia Finlandia. Con un ambiente cargado de excitación, nerviosismo y mucha ilusión, The Dirty Youth saltaba al escenario y comenzaban a calentar el ambiente, algo que consiguieron de sobra con canciones llenas de mucha potencia y energía.
La banda realizó un buen repaso al que es su primer disco de estudio ‘Red Light Fix‘, que tocaron casi al completo. No faltaron también lo que han sido sus dos mayores exitos, ‘Rise up‘ y ‘Fight‘, ni tampoco la pegadiza ‘Requiem to the drunk‘, en la que la animaron al público a cantar su estribillo. También hubo espacio para temas algo más tranquilos, si es posible afirmar esto en una banda que es puro nervio, dejándonos tomar algo de aire con ‘Crying out for you‘, una canción, que a pesar de ser tan animada como las anteriores, tiene un ritmo algo más pausado. No faltó en el repertorio ‘Last Confession‘, para la cual acaban de terminar de grabar un vídeo que promete estar cargado de sorpresas.
Si algo podemos destacar de este grupo, es también la presencia y poderío de su cantante. A la pelirosa y a sus compañeros se les quedó muy pequeño el escenario. Danni parecía la reencarnación de la propia Cherry Bomb, una auténtica bomba, con un timbre perfecto y una voz cargada de fuerza. Si todavía queda alguien que dude sobre su talento, francamente, le animo a que vaya a verlos en vivo, no se arrepentirá de hacerlo.
La banda del Reino Unido repartió buen rollo, simpatía y buen rock inglés, algo que los fans y los no tan fans le devolvieron con cariño y apoyo durante todo el espectáculo. No dejaron indiferente a nadie, e incluso podría decirse que ganaron nuevos adeptos, como se podía intuir por la reacción de algunos asistentes. Estuvieron tan brillantes que se hizo muy corta su actuación. Tras despedirse con ‘Fight‘ darían paso a The Rasmus, y hacia las diez de la noche más o menos estos salían al escenario.
«Fue una noche cargada de emotividad, en donde The Rasmus se vieron entregados. Un concierto inolvidable, en la que pasó de todo, incluidos un par de desmayos y muchos, muchos gritos.»

Casi cuatro años habían pasado desde la última visita de Rasmus a nuestro país, el tiempo que discurrió entre el disco en solitario de Lauri, y la posterior producción del que supone el nuevo trabajo homónimo del grupo, para el cual volvieron a reunirse con Martin Hansen, productor que ya había trabajado con ellos en ‘Into’ (2001), Dead Letters’ (2003) y ‘Hide from the Sun’ (2005).
Los fineses arrancaron con ‘First day of my life‘ precisamente de su ‘Dead Letters‘, el mismo que los lanzó al panorama musical europeo, y del que dieron buena cuenta. Tras esta primera toma de contacto, continuaron con ‘I’m a mess‘, el primer single de su nuevo trabajo.
El grupo se mostró cercano y atento hacia un público enloquecido, que gritaba, saltaba y no dejaba de lanzar cosas al escenario. Por allí se vieron volar un sujetador, unas bragas, una pancarta y hasta plumas. La banda optó por amainar un poco el ritmo haciendo tres temas en acústico: ‘It’s your night‘ de su nuevo disco, ‘Funky Jum‘ y ‘Sail Away‘, temas que fueron cantados por el público, mientras el grupo sólo tocaba en algunos fragmentos.
Tras esto continuaron con otra novedad, ‘Stranger‘, y continuaron repasando sus éxitos con ‘No fear‘ y ‘F-F-Falling‘, tras la cual abandonaron el escenario, no sin antes lanzar al público varias púas y baquetas, y regresar unos momentos después. El primero en aparecer fue Eero, bajista del grupo, que nos sorprendía con unas pocas palabras en español: ‘Uno question: ¿… otra?’, a lo que todo el público respondió con un sonoro: ‘YEAH!’. La petición fue acogida por la banda que nos deleitó con ‘Mysteria‘ y finalmente ‘In the shadows‘, con la que la sala se vino abajo.
Fue una noche cargada de emotividad, en donde The Rasmus se vieron entregados y transmitieron lo mejor toda su trayectoria. El resultado fue un concierto inolvidable, en la que pasó de todo, incluidos un par de desmayos y muchos, muchos gritos.