Texto/Fotografías: Mike
Tras las dos palizas consecutivas que supusieron las primeras jornadas de festival, este último día lo enfilamos desde un punto de vista un poco más relajado, sobretodo teniendo en cuenta que había que estar esa misma noche en el aeropuerto a las 5:00 de la mañana.
La primera medida sería disfrutar con calma de la gastronomía francesa en una de las zonas más concurridas de Nantes, a continuación enfilamos el Hellfest rozando ya el ecuador de la tarde con el grupo de los hermanos Cavalera poniendo patas arriba el Main Stage. La alianza conocida como Cavalera Conspiracy todavía tenía reciente la salida de su tercer disco, ‘Pandemonium‘, aunque para cuando llegamos se encontraban desplegando un buen puñado de clásicos originales de Sepultura, detalle que dado el ambiente festivo y las ganas de rebotar con los susodichos himnos, parecía no importar demasiado al personal. Por desgracia, y durante una de las partes más intensas del concierto, el grupo tuvo que ver interrumpido su ‘Roots Bloody Roots‘ debido a los anteriormente mencionados problemas de sonido que se vinieron produciendo todo el fin de semana en su escenario. Agridulce ovación, despedida del grupo anticipada, y carrera para llegar hasta The Altar donde estaban a punto de comenzar los titanes del death Cannibal Corpse. Los de búfalo se arrancaron con la turbulenta ‘Scourge of Iron‘ y un George en su postura habitual, anclado al suelo y centrifugando la cabeza.

Llegados a este punto debo hacer un inciso, no se si es impresión mía porque me hago mayor, o quizá sea que tenga una rara tendencia a colocarme siempre en el peor sitio, pero la mayoría de grupos que pude ver (sin ser dentro del foso) en las carpas me sonaron a un volumen desproporcionado, haciendo incluso complicado distinguir bien los instrumentos. En el caso de Cannibal Corpse, y comparado con las veces que los pude ver en sala, donde me pasaron por encima como un camión, pero perfectamente marcados, en The Altar me llegaba todo sucio y saturado, hasta el punto de tener que alejarme bastante del escenario para poder disfrutar de la música. Pero bueno, ya digo que puede ser una impresión mía, aunque esto mismo me sucedió poco después con Samael (The Temple), Saint Vitus (The Valley), los cuales sonaron dolorosamente inaudibles, y Tryptykon (The Temple), un poco mejor pero también bastante saturado. Los últimos conciertos que vi en carpa fueron Arch Enemy, que conquistaron Francia con su salvaje – ‘Nemesis‘ – final, y muy brevemente a Superjoint Ritual.
Entre las bandas más populares que tocaban el domingo nos acercamos a ver a Limp Bizkit, quienes llevaban un set totalmente naif, intercalando constantemente fragmentos de otras bandas, sobretodo Metallica, con su habitual cháchara, versiones completas a su manera (Ministry, Rage Against the Machine), y finalmente – camufladas entre todo esto – algunas de sus canciones más populares como: ‘Rollin’‘, ‘My Generation‘ o ‘Take a Look Around‘. Un concierto pensado para provocar el salto del público, y concebido casi como un ensayo con gente.

Llegados hasta aquí, y aprovechando el concierto de In Flames para cenar, por mi parte tan solo quedaba por ver a Korn y Nightwish. Los primeros tomarían el maldito Main Stage 1 con algo de retraso, y con el aliciente de saber que iban a descargar de forma integral su aclamado primer disco. La ligera tensión del retraso se vio mitigada por el espectacular arranque de ‘Blind‘, con abundante pirotecnia, focos, un potente sonido y muchas ganas de ver al grupo. Tal y como estaba previsto, el set fue siguiendo el orden de aquel emblemático ‘Korn‘ de 1994, esto además pudiendo disfrutar de casi toda la formación original, con excepción del batería debido a la salida de David Silveria hace unos años. A su actuación quizá se le puede achacar haber sido algo sistemática, sin apenas interacción con el público, y con un notable cabreo cuando nada más empezar ‘Clown‘, vieron como se les iba totalmente el sonido debido al enésimo problema técnico del escenario. Una vez ejecutado todo el tracklist del disco, y de regalo, nos dejarían con dos de sus singles más emblemáticos, ‘Falling Away from Me‘ y ‘Freak on a Leash‘.
El X Hellfest se acababa, y la porción de público que quedaba en pie rozando la una de la mañana se desplazó hasta el segundo escenario principal para quedarse un rato más con Nightwish. El principal reclamo de los finlandeses, al margen de su reciente nuevo disco, era ver en acción a su flamante y nueva vocalista, Floor Jansen (ex-After Forever). Muchos eran los fans que soñaban con un viraje del grupo a su senda más true, sobretodo después del cándida paso de Anette Olzon durante los últimos años, y la imponente presencia de la valkiria holandesa es cuanto menos algo digno de ver. El grupo se arrancó precisamente con – ‘Shudder Before the Beautiful‘ – el primer y enérgico tema de su nuevo disco, ‘Endless Forms Most Beautiful‘ y Floor se apoderó del escenario. Confiados con su nueva senda, Tuomas y los suyos no escatimaron en canciones frescas como ‘Yours Is an Empty Hope‘, ‘My Walden‘ o el single folkie ‘Élan‘. De su concierto, al margen de la poderosa voz de Floor, toda su parafernalia pirotécnica, y el siempre genial en su puesto Marco Hietala, cabría destacar el momento vintage que se marcaron con el rescate de ‘Stargazers‘, uno de los temas más celebrados de su primera etapa, y el cual sonó impresionante en Clisson.
Con la duda de una posible estampida al acabar este último concierto nos fuimos alejando poco a poco hacia la entrada, donde la masa de gente apuraba las últimas cervezas y momentos de festival, a la vez que se desplazaban también en dirección a la zona de acampada, sus vehículos o el abarrotado servicio de navettes. Mención especial para In Extremo, que hasta las 2 de la mañana estuvieron liando una buena en The Temple, y momento de decir adiós a la Hellcity con la llegada de nuestra conductora (BlaBlaCar).

Grata experiencia en términos generales, sobretodo asistiendo como público en lugar de fotógrafo. Buena disposición de las zonas comunes, agradables partes verdes, aunque se deberían tener en cuenta los enormes colapsos producidos tanto en las áreas para comer como la infernal Warzone. Fueron también un incordio los mencionados problemas de sonido que sufrieron algunos de los grupos principales, así como el elevado/saturado volumen de las carpas. En el plano positivo hay que decir que se podía disfrutar de todos los conciertos prácticamente desde cualquier parte gracias a las múltiples pantallas dispuestas, así como la buena relación de estilos entre los distintos escenarios. Muy buen detalle fue también la diversidad de actividades paralelas que se sucedieron durante todo el fin de semana como la taberna de Blizzard, la pista de skate, el amplio mercado, áreas privadas y definitiva la buena atención de los sponsors.
¡Gracias Hellfest por dejar que nos acercáramos y nos vemos para la próxima!