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Myrkur ‘M’, cuando el black metal se convierte en ‘moda’

Hace ya algunos años que el black metal dejó de ser un terreno exclusivamente poblado por hombres y espectros masculinos, y bandas con mujeres al frente, o formadas exclusivamente por ellas, han explotado este género tan asociado siempre a ideas misóginas.

Bandas como Astarté, Matriarch o Demonic Christ son un buen ejemplo dentro de esta corriente, pero hasta hace poco tiempo no había ningún proyecto equivalente a otros con un único integrante y que despertaran expectación sólo por editar un disco, proyectos como Burzum, Nattefrost o Xasthur.

Myrkur ha conseguido todo eso en muy poco tiempo, y haciendo uso de la experiencia de Garm (Ulver, ex-Borknagar, ex-Arcturus) como productor, y sumándole que la ex-modelo danesa Amalie Bruun es su única integrante permanente, hacen de este proyecto un punto bastante interesante en un primer momento.

Su primer larga duración bautizado simplemente como ‘M‘, comienza con ‘Skøgen Skulle Dø‘, con un coro acompañando la voz de primeras dulce, y que se transforma en un grito desgarrador bajo una atmosfera musical muy agobiante. La tónica general del álbum no son los gritos, sino más bien la melódica voz que nos recuerda en ocasiones a Melissa auf Der Maur (ex-Hole). Desgraciadamente los riffs se convierten en algo un tanto monótono, destacando solamente los contrapuntos de piano y algunas pequeñas reminiscencias de thrash old-school ochentero. ‘Hævnen‘ nos deja una voz cargada de efectos, gritos, delays, y un regusto a bandas más pop en los estribillos. Los gritos son convincentes, pero insuficientes a lo largo del trabajo.

Onde Børn‘ es quizás uno de los temas más góticos y que recordará a algunas bandas del género sobretodo por los arreglos en las voces y la instrumentación más sobria. Tras un tema que se nos antoja flojo pero que es de los más escuchados y recomendados por sus fans, ‘Vølvens Spådom‘ nos deja algunas melodías folk, instrumentos de viento típicos escandinavos, tambores, y un montón de capas que parecen sumergirte en un trance mientras escuchas atento las armonías que preceden a ‘Jeg er Guden, I er Tjenerne‘ que nos recuerda a la francesa Mylene Farmer. ‘Nordlys‘ parece más un interludio o una especie de tema corto de una banda sonora, y nos da la entrada de un tema cuyos riff recuerdan mucho a los que tienen bien aprendidos los suecos Ghost, con la diferencia de tener las voces de Amelie de nuevo gritando con un montón de delays y unos instrumentos que dan las notas más blacker de casi todo el disco.

Con ‘Mordet‘ y su atmósfera discordante no aportan nada nuevo al disco, si bien en algunos momentos recuerda al trabajo de Ulver y nos regala algunas melodías orquestales y blast beats a medio tiempo. ‘Byssan Lull‘ es el tema más raro del disco, pudiendo haber formado parte de casi cualquier disco de Auf Der Maur. ‘Dybt i Skoven‘ es más de lo mismo, languidez, algo de post-grunge mal confundido con doom-metal por algunos críticos, y con ‘Skadi‘ trata de devolver algo de fuerza que bien podría haber utilizado para el principio del disco. Las voces de nuevo sobresaturadas, poco directas, y más en la onda de bandas psicodélicas mezcladas con cualquier demo de los primeros Darkthrone, pero con menos calidad instrumental y riffs de nuevo repetidos hasta la saciedad. La voz edulcorada a mitad de tema vuelve a la senda de bandas como Leaves’ Eyes, que jamás han sido calificadas de black metal y que en bastantes temás tienen mucho más de verdaderos y oscuros. ‘Norn‘ es un instrumental que desgrana la atmósfera final del disco y que finalmente nos deja con una pregunta. ¿Era necesaria tanta publicidad para entregarnos finalmente un disco que lo único que nos aporta es la visión Pop de un género que siempre ha estado al lado contrario de lo comercial? Nosotros creemos que el black metal debe mantenerse como mucho en los terrenos en los que Dimmu Borgir lo dejaron, sin adentrarse más en líricas lánguidas y riffs sobados. El black metal es libertad y rabia, y Myrkur de momento nos parece demasiado dulce comparada con multitud de bandas encabezadas por mujeres que si que parecen entender la verdad detrás del género más oscuro de los géneros.

LO MEJOR

Algunas armonías vocales y algunos gritos.
La atmósfera que Garm ha ayudado a crear nos agrada en las partes instrumentales.

LO PEOR

Pocos gritos para autodefinirse dentro del black metal.
Riffs demasiado simples y repetitivos.
Los temas lentos y melódicos se hacen insoportables y buscas nuevas voces rasgadas sin éxito tema tras tema.
Sobrevalorar tanto a un artista creo que es culpa de los medios de comunicación y de los sellos que quieren utilizar su imagen de ‘niña mona pero salvaje’ para vender discos a la cada vez más creciente demanda de novedades dentro del público femenino que ha adoptado el black como moda y que necesita algo más ‘digerible’ que el último álbum de Marduk. Personalmente… me quedo con Marduk.


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