Hacía más de quince años que los finlandeses Stratovarius no pisaban tierras valencianas, así que la expectación por ver cómo han tratado los años a esta veterana formación de power metal europeo era grande. Por si faltaba algún aliciente, dos bandas flanqueaban a Kotipelto, Johansson y compañía: por un lado los power progresivos australianos Divine Ascension y por otro, los epic metaleros escoceses Gloryhammer, con el siempre divertido Chris Bowes (Alestorm) enredando desde los teclados.
Los primeros en hacer acto de presencia fueron Divine Ascension. El quinteto practica un powerprog bastante resultón en estudio, y del que hay bastante tradición por aquella zona. Lo primero que me llamó la atención fue lo fuerte que estaba el volumen, especialmente de los teclados y voces, seguidos de la base rítmica y solo al fondo, escondida por todo lo demás se oía la guitarra. El resultado era un poco bola, y dificultaba un poco disfrutar del concierto.
Lo cierto es que el grupo salió muy animado y con ganas de gustar, y la verdad es que, pese a que poca gente les conocía previamente, consiguieron una buena colección de aplausos tras cada tema. Quizá la parte más floja de su actuación estuvo en la voz, algo justa, de Jennifer Borg. Sin embargo, la teatralidad de su interpretación y su permanente sonrisa le ayudan a desempeñar bien el papel de frontwoman. En resumen, para ser una banda poco conocida y que no gozó del mejor sonido, creo que obtuvieron el aprobado popular y cumplieron la función de comenzar a calentar a la gente.
El incesante goteo de gente que entraba hacía que hubiera ya una buena entrada cuando los escoceses GloryHammer salieron al escenario. Solo saber que Chris Bowes (Alestorm) está detrás de este grupo hace prever que el concierto será entretenido y tras haber visto sus videos oficiales había ganas de verles en vivo. Desde el primer momento no decepcionaron ya que todos menos el batería salieron disfrazados de los distintos personajes que pueblan sus extravagantes letras.
El sonido mejoró bastante. Ganó en definición y bajó un poco de volumen y eso nos permitió disfrutar a gusto del power metal tan épico como cachondo de estos tipos. No hacen nada ultra novedoso, pero lo que hacen lo hacen bien. Y aunque Bowes siempre aporta un punto de sonrisa, el verdadero protagonista es su frontman, Thomas Winkler. Es uno de esos vocalistas que sabe meterse al público en el bolsillo desde el primer momento. Cada tema lleva su propia introducción, con toda la pompa espacial posible y algún que otro numerito. Fue un concierto muy entretenido, y estoy seguro de que se llevan un buen puñado de fans nuevos en el equipaje. Aunque en general estuvieron bien todos los temas, me quedo con ‘Angus Mcfife‘, ‘The unicorn invasion of Dundee‘, la inicial ‘Rise of the chaos wizards‘ y sobretodo la discotequera ‘Universe on fire‘.
Y llegó el momento esperado por todos. Con algo de retraso, los veteranos y renovados Stratovarius comparecían ante un público que venía con muchas ganas de verles. Y como si quisieran satisfacer las expectativas, comenzaron su repertorio con cuatro cañonazos sacados de épocas distintas: desde el más reciente hit, ‘My Eternal Dream‘, al pasado más lejano de ‘Against the wind‘, intercalando ‘Eagleheart‘ y ‘S.O.S.‘. En estos primeros cortes el volumen estaba demasiado alto, y hubo algunos fallos que hicieron temer un show como el de los primeros teloneros. Además, Kotipelto dio síntomas de no poder llegar a lo más alto de sus registros, especialmente en ‘Eagleheart‘, aunque supo salir del brete tirando de veteranía y poco a poco mejoró su rendimiento.
Tras ese arrollador comienzo alternaron algo más de calma con temas como las nuevas ‘Lost Without Trace‘ y ‘The Lost Saga‘, y la energía de ‘Phoenix‘ o ‘Paradise‘, muy coreadas ambas. Lo cierto es que ‘The Lost Saga‘, con sus once minutos y largas intros me resultó un pegote innecesario que cortó el ritmo del concierto. En el tramo final se alternaron los solos con ‘Unbreakable‘ y ‘Black Diamond‘, otro de los momentos más fuertes de la noche.
«Para los bises Stratovarius escogieron ‘Forever‘, un tema que para mi pega mucho más en otro punto del setlist. ‘Shine in the dark‘ tampoco me pareció la mejor elección, aunque da para algo más de alegría. El cierre sí dio en el clavo con ‘Hunting high and low‘, que terminó de sellar la comunión entre público y grupo»
Para los bises escogieron empezar por la balada ‘Forever‘, un tema que para mi pega mucho más en otro punto del setlist. ‘Shine in the dark‘ tampoco me pareció la mejor elección, aunque da para algo más de alegría. El cierre sí dio en el clavo con ‘Hunting high and low‘, que terminó de sellar la comunión entre público y grupo. Añadir que el grupo mostró una buena actitud en general, a medio camino entre el status de estrellas que arrastran y una buena interacción. En los solos, me sorprendió para bien el de Lauri Porra, clásico el de Johansson y ridículo el de Rolf Pilve, que solventó el tema con menos de diez segundos de tupatupa. Me quedé con ganas de que el joven Mattias Kuipainen mostrara de lo que es capaz a las seis cuerdas.
Aunque la sala Repvblicca no estaba llena, calculamos una asistencia de unas 300 personas. La sala es además discoteca, y eso hace que la iluminación y el sonido tengan que mejorar notablemente. Aun así, es un muy buen síntoma que bandas como Stratovarius vuelvan a pasar por Valencia.
Solo me queda agradecer a Lorena Mora, compañera de Metalheart que haya tenido la amabilidad de cedernos el material gráfico para ilustrar esta crónica.