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The Great Wound ‘Voices Of Regret’

El deseo de Tristán Íñiguez era iniciar un nuevo proyecto con un sonido algo diferente al que había practicado durante 12 años en Darkness By Oath, disueltos finalmente en 2014. Así lo hizo con la colaboración de Ekaitz Garmendia, conocido por haber estado en importantes formaciones del panorama nacional como Legen Beltza y Clockwork, además de haber colaborado en directo con Angelus Apatrida y de estar ahora metido de lleno en su reciente proyecto, Extinction, con una fusión de elementos de metal extremo y progresivo. Así más o menos podría definirse la idea de The Great Wound, mescolanza de black y death con toques e influencias de melodeath escandinavo como así nos lo demuestran los 10 cortes de su álbum debut, ‘Voices Of Regret‘.

Así pues, Tristán y Ekaitz se han currado este trabajo mano a mano, el primero con guitarra, bajo, teclados y batería programada (que iba a correr a cargo de Iván Hernández, bataca de Extinction, que al vivir en Berlín y debido a diversos inconvenientes, no pudo colaborar) y el segundo con guitarras y su potente y rasgada voz. La portada y trabajo artístico corre a cargo de Nahikari Lázaro, que ya había colaborado en las portadas de los LP de Darkness By Oath.

Una vez sumergidos en el álbum nos topamos con ‘Substract The Light‘, que sin miramientos arranca machacona desde el primer instante. La combinación instrumental (los riffs iniciales, bien blackers desde el comienzo) y la brutal voz de Ekaitz nos dan la primera idea de por dónde van a ir los tiros. Poco tarda en entrar el teclado que le da ese toque melódico de acompañamiento, sin hacer mucho ruido pero ornamentando el conjunto. Este tiene un papel secundario en todo el disco, un punto positivo porque no resulta cargante y adereza genial con algunas partes para darles algo más de color más allá de la avalancha de riffs.

Si tu mandíbula todavía no se ha desencajado a estas alturas, llega ‘The Shadows Behind Us‘. Los primeros compases son algo más calmados, aunque escribir eso mientras servidor está escuchando el tema suena a chiste. Esta pieza en particular tiene unos toques en las voces que tira más hacia el black que hacia el death, con esos rangos vocales agónicos cargados de sangre y bilis. En el cómputo global es un corte brutote que todavía guarda algunos cambios de tempo para dar algún respiro (los últimos dos minutos aproximadamente son magistrales).

Se nota que Tristán y Ekaitz han colaborado con ilusión en este proyecto y que ambos son músicos consolidados y con experiencia (…) Interesante debut con las cartas boca arriba por parte de este nuevo dúo dinámico del blackened death.

The Scarecrow‘ es un tema en el que particularmente noto la influencia de Ekaitz, y es que algos segmentos me recuerdan al trabajo que lanzó el año pasado con Extinction, ‘The Dark Matter‘. Este es con mucha seguridad mi pieza favorita de todas, con un puente engalanado con los toques de sintetizador, coronado con unos blast beats de lujo y los imponentes riffs que derivan en un estribillo increíblemente pegadizo. Los teclados cobran protagonismo en los últimos compases junto a las voces, que poco a poco se van diluyendo…

Uncanny Valley‘ va jugando con los cambios de tempo conforme avanza, haciendo latente la importancia de la base rítmica a cargo de Tristán, tanto del bajo como de la batería programada. Es una pena que el bajo no se escuche tanto como pudiera, y es que los riffacos y la voz de Ekaitz son capaces de eclipsar Saturno si se lo propusiera.

Arranca lenta, pero ‘Unpredictable Mass‘ se guarda algo en la manga. Una intro molona, de nuevo complementada con arreglos de teclado, que va creciendo poco a poco hasta que el brutal tupatupa rompe con fuerza. De nuevo la pareja juega con numerosos cambios de ritmo para no saturar al personal. Esta composición cuenta con un solazo de guitarra, que no abundan precisamente en el disco.

Llega la hora del instrumental con ‘Look Beyond What You See‘. Dos minutos y medio que arrancan con una intro con mucho suspense y que va creciendo progresivamente. El teclado se apodera de la escena, siendo estos breves instantes de los únicos en los que no van a haber riffs haciéndonos trizas los tímpanos.

Defiance of Existence‘ fue lo primero que The Great Wound desveló e hizo público, un corte que contiene un agresivo riff principal y una intro al estilo melodeath. Los toques místicos de fondo le aportan un aura especial que se rompe cuando la batería machaca con más ímpetu, por supuesto junto al bajo y la guitarra. Los detalles sinfónicos a mitad del tema es otro de los sellos de identidad de este, otorgándole un poquito de personalidad frente a los demás.

The Darkest Sun‘ y ‘Cultures Of The Past‘ son dos piezas tralleras de principio a fin. Ambas tienen sus puntitos: mientras que la primera contiene unos elaborados pasajes de calma instrumental intercalados junto la voz -tétrica, que domina la escena-, la segunda repite brevemente los detalles de las voces demoníacas condensadas en algunos momentos, por si el ambiente no fuese lo suficientemente sombrío.

Antes de cerrar la puerta todavía resta ‘Temple Of Wrath‘, una outro sinfónica con toques épicos. La melodía es fantástica, aunque personalmente no la encajo en el global tras la escucha de las nueve canciones anteriores.

Se nota que Tristán y Ekaitz han colaborado con ilusión en este proyecto y que ambos son músicos consolidados y con experiencia, pues entre ellos dos solos se han sacado de la manga un trabajazo de metal extremo que poco tiene que envidiar al legado de muchas bandas veteranas. Interesante debut con las cartas boca arriba por parte de este nuevo dúo dinámico del blackened death.


Lo mejor:

  • De tú a tú, Tristán y Ekaitz se han currado un pedazo de debut. Si has escuchado previamente alguno de sus proyectos anteriores y tienes un mínimo de interés en su apuesta por el blackened death, esto te va a gustar casi seguro.
  • La combinación instrumental sabe aunar la agresividad, la técnica y el virtuosismo enfocados en una única dirección. No es un disco que pretenda ser guarro y violento porque sí, todo tiene una estructura bien definida y agradable a la escucha.

Lo peor:

  • Pese a que la batería programada tiene unos trozos bestiales y el trabajo de Tristán al respecto es impecable, la presencia de la mano humana en las baquetas siempre es un punto a favor. Ojalá en un futuro podamos disfrutar de un segundo trabajo por su parte y con la colaboración de un percusionista de carne, metal y hueso.
  • El sonido del bajo, menospreciado en la producción y que le hubiera otorgado un empuje interesante al sonido global de la composición.

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