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DevilDriver ‘Trust No One’

Como ya anticipamos, DevilDriver solo habían echado el alto para coger carrerilla, ya que este nuevo disco los encumbra aún más en su puesto como pioneros del groove metal estadounidense.

Entrando un poco en harina, ‘Testimony of Truth‘ abre el disco de la manera más intensa y personal posible. Las guitarras tienen su papel protagonista, y con algunos arpegios y un sonido totalmente heavy demuestran que se puede tener groove sin perder un ápice de heavy de toda la vida. Las voces de Dez Fafara suenan increíbles, rabiosas pero contenidas. El trabajo de batería y bajo hacen que la rítmica sea algo más orgánica de lo que estábamos acostumbrados y es algo bastante positivo.

Bad Deeds‘ es algo más groovera, pero esta vez los riffs ahondan un poco en el thrash y el death más clásicos de esta banda. Las voces de Dez van un poco por derroteros casi hip-hop en algo que se asemeja más a lo que hace con Coal Chamber. Los dobles bombos son la tónica rítmica del tema y los trémolos dan paso a algunas partes melódicas que la verdad nos han gustado bastante. Estos DevilDriver han evolucionado mucho desde su primer trabajo, y eso se nota no sólo por el cambio de componentes, sino por la madurez y la complejidad en los temas. ‘My Night Sky‘ es algo más lenta y llena de rabia, y nos adentramos en terrenos más próximos a otros trabajos, contundencia y algo de ritmos entrecortados, la voz de Dez expresiva como nunca, y algunas guitarras muy diferentes, nos transportan a las diferentes secciones del tema que ahondan en géneros como el black, el slugde, el death y el thrash en diferentes movimientos. DevilDriver es mucho más que una banda de groove metal.

This Deception‘ comienza suave, con un sonido más clásico y cercano a sus primeros trabajos. Queda patente que otros temas como ‘Clouds Over California‘ tienen su continuación en este, y que no han perdido un ápice de expresividad. Los arpegios son precisos y la batería tiene su fuerte en este tema con los ritmos de bombo entrecortados que clava Austin D’Amond.

Above It All‘ es más groovera, pero esta vez pasado por el tamiz de un estribillo más repetitivo y cargado de rabia. La instrumentación es algo más libre en el mismo, y las guitarras sobretodo ahondan durante unos momentos en el metal progresivo y en el death técnico, lo cual le da un poco de aire fresco al trabajo a estas alturas. ‘Daybreak‘ es uno de los temas que pudimos escuchar de adelanto, y supone la muestra principal del nuevo sonido de la banda, algo más cercano al thrash, pero sin perder la vista de su sonido original. Las notas de heavy y las escalas más clásicas son seguramente el punto más reconocible de todo el álbum. Los solos son buena prueba de ello, y nos transportan al sonido virtuoso ochentero de cabeza.

Trust No One‘ comienza lento, y algo de virtuosismo se desprende de ambos guitarristas mientras nos quedamos con una melodía algo más alegre de lo que acostumbran. El estribillo está pensado y escrito para los conciertos, ya que tiene ese tono pegadizo que tanto gusta en los festivales, sobretodo norteamericanos. ‘Feeling Ungodly‘ es brutal y rápida, con melodía y un death/thrash muy rápido, y esa forma de cantar que a veces va por derroteros rítmicos. Este sí que es puro groove, y destacamos el trabajo del bajo y de la rítmica, el estribillo es intrincado y complejo tal y como debe ser viniendo de una banda con esta fama, y la influencia del djent se deja sentir por momentos.

Retribution‘ vuelve a los tiempos más calmados, y el bajo deja claro que puede convertirse en un instrumento de peso en los temas. Más riffs thrashers y algunos trémolos que desde luego nos han recordado a Fear Factory. ‘For What It’s Worth‘ despide un disco diferente, y nos transporta a ese sonido casi espacial y progresivo por un momento, y los ritmos sincopados nos devuelven a la realidad de un disco que literalmente te baja la confianza en los demás a cero. El neoclasicismo de los estribillos vuelve a ser la tónica, esta vez con un solo de pick trilling de lo más técnico para finalizar el disco.

Lo mejor

  • Suenan frescos debido al cambio de formación.
  • El disco pese a no dejar tregua tiene bastantes momentos de respiro que agradecemos.
  • Dez demuestra que es muy versátil y que sabe cuándo cantar y cuando no.
  • La sección rítmica es un sobresaliente.
  • Los solos son clásicos.
  • La producción es increíble y se escucha cada detalle sin perder potencia.

Lo peor

  • El sonido del bajo se pierde a veces.
  • En algunos temas los riffs ‘thrashers’ son algo simples.
  • Echamos de menos algunas guitarras más limpias en algunos temas.
  • El jugueteo con el heavy clásico se queda solo ahí.

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