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El otro lado del metal (XLII): Pau Navarra «He aprendido a no fiarme ni de mi sombra, a tener sangre fría y paciencia infinita»

Nombre: Pau Navarra
Profesión actual: Management, contratación y promoción de artistas. Editor en RockZone.
Labor asociada dentro del mundillo: Director en Blood Fire Death, Editor en RockZone, Voz en Barbarian Swords
Enlaces relacionados: Blood Fire Death | RockZone | Barbarian Swords


Cuéntanos quién eres y cuál es la faceta por la que te conocemos en el mundillo.

Soy Pau Navarra, perro de presa, mascota y responsable de edición de la revista RockZone. Periodista musical especializado en metal, máximo responsable de la agencia y sello Blood Fire Death. Se rumorea que también cantante de Barbarian Swords, si es que Von Päx merece ese calificativo…

¿Cuánto tiempo llevas en el sector musical?, ¿y en tu agencia?

Empecé a escribir en la extinta Rock Hard a mitad de mi carrera universitaria, con 20 ó 21 años, creo recordar. Richard Royuela aún se carcajea del mail que le mandé para entrar a formar parte del medio… Era un experto en power metal, imagina cómo cambia la vida… Cuando la revista llegó a su fin entré en RockZone ya en plantilla, hará unos ocho años, y hasta ahora. Blood Fire Death la fundé hace justo cuatro años, en mayo, aunque no se dio a conocer hasta septiembre. Siempre había nadado entre dos aguas, el metal y el periodismo deportivo, pero me cansé de que me tomaran el pelo, de invertir todos los fines de semana para cobrar un sueldo miserable, si es que se le puede llamar así a esa explotación indigna de Occidente. De esta forma, decidí abandonar los balones para tirarme a la piscina de mi propio negocio musical.

«En este mundillo uno entra como fan, pero cuanto más se profesionaliza y ve la cara oscura del negocio, que es muchísima, progresivamente le va desapareciendo cualquier visión idealista (…) Lo peor es descubrir que siempre ha sido así, que ha estado engañado toda la vida»

¿Cómo describirías el proceso de pasar de ser un fan/lector a montar tu propia agencia o medio?

Bueno, digamos que en este mundillo uno entra como fan, pero cuanto más se profesionaliza y ve la cara oscura del negocio, que es muchísima, progresivamente le va desapareciendo cualquier visión idealista, romántica y, por qué no decirlo, totalmente ignorante que pueda albergar acerca de la música. Y lo peor es descubrir que siempre ha sido así, que ha estado engañado toda la vida, que no es fruto de la inmoralidad o la cada vez más acuciante falta de valores en cualquier campo de la vida moderna. De todas formas, te diría que entré como ‘ultrafan mojabragas’ a Rock Hard y que durante esa época, como simple colaborador, lo fui absolutamente hasta el día de su cierre.

¿Cuándo empezó a cambiar la cosa? Pues un día en concreto: mi primera entrevista con mi máximo ídolo, Rob Halford. Bien, me preparé un cuestionario de aúpa, recibí su llamada en casa, charlábamos, yo mega feliz, pero llegados al cuarto de hora… El tipo se despide deprisa, casi sin darme tiempo a decirle nada, y me cuelga tan pancho. Ahí me di cuenta de que él estaba trabajando, de que le importaba una mierda quién era yo, si tenía la habitación empapelada con fotos de Judas o si tenía su disco Resurrection comprado en tres versiones distintas. Halford estaba currando y yo sólo era el pesado número 35 del día que le preguntaba memeces preadolescentes. Y quizá le entraron ganas de mear, o necesitaba birra antes de seguir, porque ni Metal God ni leches: son peña que caga, tiene gatillazos y se deprime como cualquier mortal, y cuando ves eso, todo se relativiza. Con RockZone considero que ha sido un gran proceso de ‘desfanatización’ de los músicos hasta el día de hoy, donde no creo que sea fan de nada ni nadie. Evidentemente disfruto con la música, voy a cualquier punto de Europa sólo porque quiero ver una banda sí o sí, máximo respeto a la obra de ese artista que me flipa lo que hace, pero de ahí a idealizarlos o considerarlos sobrehumanos, por encima del resto de la sociedad, ni de coña. Eso ya no me ocurre. Hacen muy bien su trabajo, pero como también puede hacerlo un cardiólogo, un futbolista o un panadero. Sólo son curros, aunque socialmente más visibles. ¿AC/DC con Axl? ¿Immortal sin Abbath? Cada vez me resbalan más estas cosas, ellos sabrán cómo llevan sus negocios…

¿Tuviste algún tipo de formación o eres totalmente autodidacta?

Soy licenciado en Periodismo, y eso evidentemente te da una serie de conocimientos técnicos, ya no literarios, sobre qué debe contener una buena pieza periodística. Ganchos, jerarquización, estructura, conocimiento de los géneros periodísticos, ritmo narrativo, riqueza en el vocabulario… Lo siento, pero no puedo evitar que me salgan sarpullidos ante el 90% de contenidos musicales que se publican en este país, y sin entrar ya en temas tan básicos como la ortografía… Evidentemente, conocer todo eso ayuda a la hora de afrontar una buena entrevista o una simple hoja de prensa. En el día a día de Blood Fire Death, debo decir que si no hubiera estado un tiempo con Sara Moreno en Background Noise no habría aprendido las mecánicas y el funcionamiento ordinario de una agencia de promoción y management. Sara es ya toda una veterana y una jefa en este campo, así que por pura observación, valió su peso en oro esa época.

«Efectivamente, en España cuesta el doble o el triple que te hagan caso tocando rock o metal, pero al mismo tiempo, hay millones de bandas en esos países que tanto ensalzamos que nunca llegan a nada (…) Lo que pasa es que nos llegan formaciones guiris con una infraestructura detrás, una industria que realmente sabe lo que hace (…), mientras que aquí… Una puta mierda.»

España siempre parece un lugar improbable para lograr el éxito con el rock/metal. ¿Qué opinas de esta tendencia?

Tengo dos cosas que decir al respecto: efectivamente, en España cuesta el doble o el triple que te hagan caso tocando rock o metal, pero al mismo tiempo, hay millones de bandas en esos países que tanto ensalzamos que nunca llegan a nada. En Francia hay 66 millones de habitantes, 20 más que en España… ¿Podrías nombrarme quince bandas de metal que lo hayan petado? ¿Verdad que no? Lo que pasa es que nos llegan formaciones guiris con una infraestructura detrás, una industria que realmente sabe lo que hace e invierte en lo mejor de las potencias occidentales, mientras que aquí… Una puta mierda. Hambre, ignorancia, latrocinio, celos y miseria. Una cosa que sí tengo comprobada es que hay racismo musical con el sur de Europa, directamente. Una banda de aquí que haga las cosas bien, con presencia internacional, inversión de promoción y fechas, le va a costar el doble que le hagan caso si no proviene de un país anglosajón, Alemania o Suecia. Thirteen Bled Promises están musicalmente al nivel de cualquier tótem del deathcore, y trabaja las cosas con toda la intensidad que merecen, sin esperar a que los vengan a buscar, sin victimismos… ¿Qué les falta? Ser de Brighton, Minneapolis o Sídney.

Por otro lado, en España lo que realmente sobran son lloricas, filósofos de red social y quejicas. La mayor parte de nuestras formaciones creen que grabando un disco ya está todo hecho, y nada más lejos de la realidad. De hecho, es la tercera parte de lo que toca realizar, y sin duda la más sencilla. Luego viene la promoción y defenderlo de verdad en directo, tocando donde sea dejándote la piel. Sin prisa, peldaño a peldaño, y no esperando que te llame el Resu tras colgar tu EP en Bandcamp. Y mucho cuidado con lo que deseas, porque el 95% de bandas de este país no están preparadas para pasar dos meses en la carretera comiendo sucio pan Bimbo cada día, con una ducha cada cuatro, durmiendo cinco horas en el suelo para conducir ocho, y sobreviviendo al agotamiento a base de cerveza y speed. Si crees que tocando bien o grabando un buen álbum ya lo tienes todo hecho, chico, siento decirte que aún no has comprendido nada sobre de qué va esto de la música. Si quieres ir realmente en serio, por supuesto… Creo que para que tu grupo llegue a algo se necesita un 20% de talento, un 10% de suerte, otro 10% de imagen, y un 60% de dinero. Y eso siempre ha sido así…

El otro día estaba viendo el documental Heavy Metal Thunder – The Movie de Saxon, y Biff Byford lo cuenta tan tranquilo, sin aspavientos: a finales de los 70, principios de los 80, por ahí, Saxon tenían sobre la mesa una gira europea como cabezas de cartel o pagar para entrar en el tour de Motörhead, creo que con ‘Bomber‘. Saxon pagaron, y ese tour fue un antes y un después para ellos, despegaron y han recogido los frutos hasta el día de hoy. Ahí estaba el gran Lemmy, la leyenda, el más auténtico e íntegro, y Saxon pagaron para tocar con él. Así funciona la música y el metal a niveles profesionales e internacionales. Puede gustar o no, hay slots y slots, algunos son justos si sumas todos los gastos por separado y en otros tantos sólo pagas la farlopa del tour mánager, pero es así y siempre lo ha sido, aunque en 2016 la gran mayoría de bandas nacionales no lo hayan entendido todavía o no sepan ni de qué estoy hablando.

«En España lo que realmente sobran son lloricas, filósofos de red social y quejicas. La mayor parte de nuestras formaciones creen que grabando un disco ya está todo hecho, y nada más lejos de la realidad. De hecho, es la tercera parte de lo que toca realizar, y sin duda la más sencilla. Luego viene la promoción y defenderlo de verdad en directo, tocando donde sea dejándote la piel»

¿Cómo destacar frente a las demás revistas o agencias?

Una revista destacará frente a las demás si hace periodismo en vez de sólo publicar entrevistas o reviews de bandas que han pagado por ello. O como le llaman ahora, poner publicidad para que se produzca “una colaboración mutua”. Parece algo sencillo y bastante evidente, pero créeme, eso es una rara avis en el mundo del ‘periodismo’ musical, y aunque muchos no lo crean, es algo generalizado en todo el mundo. Con la agencia nos envían las tarifas de muchísimas revistas que le romperían los esquemas a muchos, así que sé de lo que hablo… A mí me das 15.000 euros y te ‘consigo’ entrevista, crítica, tema en CD sampler y hasta póster en cabeceras planetarias que muchos tienen como el adalid de la prensa metálica, como las publicaciones con más solera y renombre… Es lo que hay y siempre ha existido. Tú eliges si te prestas a ello, aunque por descontado hay excepciones. Las formas de ensalzar bandas artificialmente no están tan alejadas en el pop y el metal como algunos se creen… Así pues, sinceridad, escuchar a tu target, riqueza de contenidos, riesgo, ética, exclusividades, abarcar todo aquello que la prensa más generalista o mainstream no ofrezca a sus lectores… Son varios los factores que hacen que una revista destaque por encima de la media. En el terreno de las agencias, pues un poco lo mismo…. Cosas básicas como trabajar. Así, lo digo a secas. Hay álbumes que en teoría están siendo promocionados por agencias que no ves en ningún lado, no les cierran entrevistas, no salen reviews… nada de nada. Trabajar, tan sencillo como eso. Las horas que haga falta, y si toca en domingo, pues en domingo. Y si se te joden las vacaciones, algo que ya ni recuerdo qué es, pues se te joden. No robar, eso también estaría bien que algunas agencias lo aprendieran… Es increíble cuánto se saquea todavía a las bandas que empiezan en este país… A mí estas historias siempre me llegan, tarde o temprano, por RockZone o por la agencia… conozco muy bien las miserias de demasiados caraduras… Aunque también hay mucha banda imbécil que, obsesionada por estar en un roster y prestando sus oídos al timador de turno que le ha llenado la cabeza de humo, ella misma cava su tumba asociándose con según qué desaprensivo… En resumidas cuentas, trabajo lo más profesional posible, comunicación más que fluida, cercanía, camaradería, dedicación máxima a las bandas, tarifas acordes con los oscuros tiempos que vivimos, y sobre todo, que las bandas queden satisfechas con el trabajo realizado. De nuevo, hay muchos factores a tener en cuenta.

«Una revista destacará frente a las demás si hace periodismo en vez de sólo publicar entrevistas o reviews de bandas que han pagado por ello. O como le llaman ahora, poner publicidad para que se produzca “una colaboración mutua” (…) En el terreno de las agencias, pues un poco lo mismo…. Cosas básicas como trabajar. Así, lo digo a secas»

¿A qué te dedicas en la vida real para llegar a fin de mes?

Mi vida real es ésta, es a lo que me dedico en cuerpo y alma. Llego sobradamente a fin de mes con RockZone y Blood Fire Death, por mucho que le pese a los envidiosos y derrotistas de turno, que los hay legión en este país. Evidentemente tengo una vida austera, pero bueno, es que yo soy así… Mi droga es el blast beat y mi vida mi trabajo, sólo gasto en álbumes, camisetas de grupos y festivales. Si quieres un Rolex o pasarte un mes en la Riviera Maya cada verano, desde luego ésta no es tu profesión. Igualmente, ésta es una pregunta curiosa, porque con sacrificio, perseverancia y las ideas claras se puede vivir de esto como con cualquier otro oficio. ¿Que todavía no es muy normal aquí? Por supuesto, ¿pero cuántos lo han intentado de verdad, y no estudiando otras cosas ‘porque con eso no me voy a poder ganar el pan’ o con el ‘en España es imposible’ en mente? Yo estudie Periodismo para trabajar en una revista musical, y luego me vi de mánager dedicándole al asunto, mínimo, entre ocho y diez horas al día. Trabajo, trabajo, trabajo, y punto. Miles de curros gratis, nunca decir que no de jovencito, máxima dedicación durante años, labrarse cierto nombre, como en cualquier otro negocio, y al final las cosas llegan. Estos días estamos grabando nuestro segundo álbum con Barbarian Swords, y viendo currar a Javi Félez, el productor, pensaba que seguro que a él también le decían lo mismo cuando empezó, que seguro que también le salían los típicos cenizos frustrados con el ‘cómo vas a ganarte la vida grabando a bandas de metal aquí’, ‘vas a fracasar si te dedicas al metal, esto está muerto’… Y ahí está el tío, currando de lunes a domingo, sacando discazos, y siempre bajo la misma premisa: trabajar a destajo, creyendo en lo tuyo, sin vacilación, los años que haga falta hasta establecerte.

¿Te genera más gastos o ingresos tu participación en Blood Fire Death?

Sólo ingresos. También hay que decir que soy sumamente cauteloso y que es muy complicado que me fie de la gente, pero la verdad es que aún no he perdido ni un euro con esta aventura. Por ejemplo, no me dedico al booking de bandas de fuera. Hay grupos internacionales que me lo han pedido, algunas que me chiflan, como Necrowretch, pero yo paso de los juegos de azar… La asistencia a bolos aquí es una lotería, y yo me niego a jugarme el pan con los caprichos de la gente. Ya hay suficientes promotores haciendo muy bien su trabajo como para que ahora me lie yo con inversiones volátiles…

¿Dónde está la frontera entre un hobby caro y una profesión con la que ganarse el pan?

Como decía, dicta sentencia el tomártelo como un curro normal o como un ‘a más a más’ de tu vida diaria. Sin contar las leyes físicas, toda limitación del ser humano está en su cerebro, no es real. Era de locos que una banda thrash de Albacete girara por todo el globo y fichara por Century Media, hasta que una banda thrash de Albacete decidió dejarlo todo para girar por todo el globo y fichar por Century Media. Es así. Dedicación, tesón, trabajo inmenso, años y años picando piedra. Desde luego, quejándote en tu local de ensayo de por qué tu banda no sale en Legacy no consigues nada. En cambio, si inviertes el tiempo de esa queja estéril en mandarle tu álbum a Legacy, es posible que logres algo. Mi roster sabe que de ocho de la mañana a ocho de la tarde soy su puta, horario de oficina como en cualquier curro normal. Si me llaman más tarde ya tiene que ser una urgencia, pero ahí estoy siempre dispuesto, complaciente, con el portátil abierto y el móvil echando humo. Cada hora un nuevo post en las redes sociales, bombardeo a saco todo el día, sin descanso siempre que las publicaciones acompañen. Obviamente, si eres bombero, o taxista, o físico nuclear, y decides poner en tu Facebook ‘mánager’ porque le montas dos bolos al año a tres bandas colegas, pues es un hobby, no te ganarás la vida con ello, pero si haces de eso tu forma de vivir porque llevas lustros recolectando contactos, mails y bandas, si conoces los protocolos y a qué puertas llamar, pues quizá si te dejas la piel puedas pagar tus facturas con ello.

«Mi roster sabe que de ocho de la mañana a ocho de la tarde soy su puta, horario de oficina como en cualquier curro normal. Si me llaman más tarde ya tiene que ser una urgencia, pero ahí estoy siempre dispuesto, complaciente, con el portátil abierto y el móvil echando humo»

¿Qué has aprendido hasta ahora del negocio?

Buah, ésta es como preguntarme ‘Pau, resúmeme tu evolución como persona desde la adolescencia hasta la edad adulta’… Lo principal que he aprendido es que es un negocio, tal cual. Sin distinción con los demás, atado a las leyes del mercado, al ultraliberalismo imperante, con sus intereses ocultos y manipulaciones en la sombra, y es así por mucho que les fastidie a los infantilones que no se enteran de nada. Las bandas establecidas y que giran internacionalmente con regularidad no van donde tienen fans, van donde el promotor paga lo que pide su agencia. Generalmente, a las bandas tochas les importan una mierda sus fans. Son números, likes, poco más. Dan su espectáculo y se marchan. Algunos frontmen se tienen que apuntar en qué ciudad están en el setlist o detrás de la guitarra para soltarlo ante el público pertinente. Y ojo, que si hacen bien su trabajo, me parece correcto.

¿Por qué siempre esperamos una ética y una moralidad en la música que no existe en ningún otro aspecto de la sociedad? Siempre me hace mucha gracia el típico comentario de ‘Buah, tal banda ha vuelto por la pasta’, ‘ya sólo giran por el dinero’ o ‘qué asco, Dickinson volvió a Maiden por la guita’. ¡Coño, pues claro! ¡Volvió para tocar las canciones de su vida y ganarse una pasta, por supuesto! ¿Acaso se levanta la gente cada día a las seis o las siete de la mañana por amor al arte? ¿Verdad que es para currar y ganarse el pan? Pues una banda lo mismo. Nadie se pasa seis meses fuera de casa por gusto, durmiendo en un jodido autocar, con la mujer metiéndole los cuernos o perdiéndose las primeras palabras de su hijo. Giran para ganarse la vida, y muchos disfrutan, pero no deja de ser un trabajo duro que merece ser remunerado como cualquier otro. El otro día me reía también de un comentario de un true que vi en la red… Se metía con Entombed por haberse metido en el tour americano de Amon Amarth, como acusándoles de vendidos, lo típico de que una banda así no puede enrolarse en una gira de estas características. Bien, ésta es la típica opinión que a mí me hace partirme la caja… Es como si cogen a un tal Paco, que es mecánico, y le dicen ‘Paco, ¿tú quieres pasarte ocho horas al día sudando en la cadena de montaje de la Seat por 500 euros al mes o pasar a supervisar los vehículos ya terminados, cómodamente, por 3.000?’. Si Paco fuera gilipollas, se quedaría en la cadena, pero cualquier ser humano optaría por la segunda opción. Entonces, ¿por qué Entombed deberían seguir tocando en clubes de mierda de Estados Unidos para 200 personas si pueden cobrar el doble de caché y vender el triple de merch abriendo para Amon ante 1.200 personas cada noche? No entiendo que la mayor parte de los metalheads no puedan hacer este razonamiento tan sencillo, aunque claro, supongo que para llegar aquí tienes que comprender que son curros, tal cual.

Por otro lado, también he aprendido a relativizarlo todo, a no hacer juicios rápidos y a tomarme las cosas con calma. De una conversación de cinco minutos con un músico en el backstage no puedes saber si es un mal tío, un soso o un capullo. Quizá ese día está borde, pero porque le acaban de decir que su padre ha muerto y él está a 10.000 kilómetros de casa, tocando en un zulo de Barcelona para cuatro borrachos. O su novia le ha dejado por Skype, o tiene diarrea de una ensalada pasada que se comió en Rumanía… Mucho cuidado, porque son gente de carne y hueso, con las mil movidas que podamos tener cualquiera de nosotros. También he aprendido que las bandas de mierda, las que no pintan nada, suelen ser las más maleducadas y creídas, y que a la gente le mola, sobre todo, lo malo, lo negativo y lo estúpidamente polémico. Puedo hacer veinte críticas positivas con notazas, pero la peña sólo se queda con la gran rajada que pegue cada X tiempo. O con Blood Fire Death lo mismo: cuelgas una review guapa de Blaze Out, tantas visitas. En cambio, una descabelladamente negativa, y la gente se vuelve loca, venga más de un millar de visitas y a saco de comentarios. Es patético, pero a mucha gente sólo parece motivarle el destrozo, lo negativo y, sobre todo, hablar de aquello que no tiene ni puta idea. El 90% de parrafadas y ‘grandes soluciones’ para la escena nacional que leo por la red son burradas sin sentido de gente con mínimos conocimientos del negocio y que no se empana de nada. Auténtica porquería, hablando en plata. No entiendo cómo pasa tanto en la música, pero ocurre. Que un cardiólogo de lecciones de cardiología, que un arquitecto dé lecciones de arquitectura, ¿pero un quiropráctico o un paleta aleccionando sobre el negocio musical? Lo siento, pero no me lo trago. He aprendido a andarme con ojo, a no fiarme ni de mi sombra, a tener sangre fría, paciencia infinita, a clichar a los mangantes y los lameculos a la primera de cambio, que a este país le faltan décadas para profesionalizarse a nivel metálico, que pedirle fotos en máxima a una banda es más complicado que avistar un ovni a plena luz del día, que muchísimos músicos no son necesariamente melómanos… Vamos, que daría para un libro.

«Las bandas establecidas y que giran internacionalmente con regularidad no van donde tienen fans, van donde el promotor paga lo que pide su agencia. Generalmente, a las bandas tochas les importan una mierda sus fans (…) Algunos frontmen se tienen que apuntar en qué ciudad están en el setlist o detrás de la guitarra para soltarlo ante el público pertinente. Y ojo, que si hacen bien su trabajo, me parece correcto»

¿Qué porcentaje de las experiencias personales se transportan al medio?

En mi caso, muchísimas. Siempre he creído que una buena review debe tener un ‘algo más’, un guiño que enganche, algo divertido, cierta pizca de realidad social o política del momento, o por el contrario, un toque de misticismo, que es lo que siempre será la música: un proceso que tiene mucho de mágico. Si ese día estás cabreado con la golfa de la Merkel y debes reseñar el nuevo álbum de Looking For An Answer, joder, pues lo tienes a huevo para descargar tu ira. Yo la verdad es que tengo la necesidad de escribir sobre música, no lo puedo evitar, y además, de soltar mucho lastre. Para mí es tan natural como respirar. A veces estoy en bolos y las frases de la crónica me vienen directamente a la cabeza, y algunas veces incluso he hecho una crónica mientras dormía, y al despertar sólo he tenido que volcarla sobre el teclado. Muy raro… Creo que para entenderme a mí se debe tener un punto de cinismo importante, y sobre todo, ser un poco maduro ya y entender que todo es relativo y, al fin y al cabo, sólo música. El tumor de un familiar, el paro crónico, la crisis de los refugiados… Eso es para enojarse, eso es importante de veras, tanto como para hacer todo lo que esté en tus manos, desde el periodismo musical incluso, pero si considero a Darkest Hour estiércol para retrasados o no… En serio, eso no tiene ningún valor. Piensa por ti mismo, pasa de los demás, y sobre todo, ten muy en cuenta que en breve todos habremos palmado y que nuestro paso por aquí es del todo insignificante.

Un deseo para el futuro.

Que los buitres desaparezcan de una vez por todas. Que se extingan, por favor. Crear un arma química de ésas que sólo ataca a los genéticamente predispuestos. Qué cansinos, qué casposos y qué puto asco, de verdad. Qué sencillo y guapo podría ser todo si no tuviéramos que andar padeciendo al fantoche de turno con su porculera y liviana existencia. Sobran. Odio eterno a los bandidos del metal.

«La verdad es que tengo la necesidad de escribir sobre música, no lo puedo evitar, y además, de soltar mucho lastre. Para mí es tan natural como respirar. A veces estoy en bolos y las frases de la crónica me vienen directamente a la cabeza»

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