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Santa Marta Golden ‘Resilience’

El hacerse ideas preconcebidas me llevó a abrir de par en par los ojos, al ver que Santa Marta Golden son oriundos de Granada. No me imaginaba yo que estos sonidos pudieran provenir de la ciudad de la Alhambra, si no que más bien pensaba que estos espíritus creativos habitarían allá donde los inviernos se llevan por delante medio año a temperaturas bajo cero, y las ciudades pasan buena parte de este tiempo envueltas en la oscuridad y el refulgir de la luz artificial sobre el pavimento nevado.

Resilience‘ (Nooirax Producciones y Aladeriva Records, Mayo 2016) es mi primera toma de contacto con este quinteto compuesto por: Alberto (guitarra), Antonio (bajo), Mel (voz), Juan (secuencias) y Jose (batería). Y cuando haces las cosas bien, pues es más que posible, que los melómanos despistados como yo, se acaben tropezando con una banda como Santa Marta Golden.

A pesar de mi inclinación a andar con la cabeza en las nubes, rebusqué un poco y me encontré con que ellos ya iban a lo suyo desde hace tiempo. Se formaron en el año 2007 y desde entonces, pasito a pasito, han ido avanzando, editando trabajos y dándose a conocer. En el 2011 presentaban un primer disco, ‘El fallo humano‘, el que ya podemos intuir la dirección que toma el grupo, apostando de forma indiscutible por la aleación de géneros, y la combinación de la crudeza metálica con secciones en las que incorporaban recursos de otros estilos musicales. Si además añades los vaivenes vocales de Mel, que derivan de calma a tormenta y viceversa sin mediar provocación, pues ya tienes aquí una propuesta más que interesante.
El año siguiente sorprendían con ‘La cabeza estroboscópica‘, en el que mostraban su cara más cercana a la electrónica, sin perder su personalidad insólita y ecléctica

En cuanto empieces a escucharsu nuevo EP ‘Resilience‘, te darás cuenta que, a pesar de que nuestra tendencia a encasillarlo todo se verá tentada a tildarlos de post-metal, al final sus canciones, son un compendio de un montón de referencias, aunque eso sí, casi todas ellas acompañadas del prefijo post-.
El nexo en común de todo este trabajo, lo podríamos encontrar en algo más emocional y personal, que en lo puramente “sonoro”. Lo hallamos en la descarnada interpretación realizada tanto a nivel musical como vocal, y por supuesto en la fría y urbana atmósfera, que de algún modo consigue transmitir un sentimiento de inquietante soledad. Esto es lo que le da a este trabajo un sentido de conjunto.

Destripando un poco los cinco temas que componen ‘Resilience‘, vamos con ‘F.A.D.E‘, canción que da el pistoletazo de salida. Podríamos encuadrarla dentro de un post-metal-sludge. La contundencia instrumental campa a sus anchas desde el inicio. Lento, devastador, asolador. El desarrollo vocal que se va desenvolviendo en el tema, me trae por momentos a la mente poderosas interpretaciones de bandas de post-hardcore, muy del estilo de The saddest landscape, por ese rictus desesperado que transmite en sus partes cantadas, y esos aullidos suspendidos sobre el abismo, agarrándose a un clavo ardiendo. Su saturado tramo final, maravilloso, quema como la escarcha.
Seguimos sumiéndonos en el vaho urbano con ‘Acide‘. Quizá por eso tono frío de las notas, y por la sonoridad del francés, unido a los alaridos de Mel, que hielan la sangre, los acerca a los blackgazers Amesoeurs. Las texturas electrónicas y el uso de las guitarras, que rehuyen del riff, en pos de crear un ambiente más tenue, son todo un acierto, y van creando una agradable sensación de de ensueño… y ahora que ya te tienen atrapado, el tema se desborda y te dejan bañado en una nostálgica electricidad que pone los pelos de punta.
Después de dar en el centro de la diana con ‘Acide‘, ‘L’amputee‘ es un pequeño interludio, que a pesar de ser un poco intrascendente, conserva intacto el gélido y descorazonador transcurrir de este EP, gracias a lo que transmite esa tonalidad vocal de lo que parece ser el script de algún film, y a esas notas de piano que emanan melancolía por todos los poros.
Retour à la terre‘ adopta un marchar lento, electrónico e introspectivo. Los sintetizadores, las guitarras con algo de reverb/delay y los siniestros riffs. La sección rítmica a paso de marcha fúnebre. Cierto toque minimalista que confiere más vigor a lo que suena. Todo encaja perfectamente. Escucharlo en penumbra le sienta de maravilla. Como también lo hace el contraste de la voz suave y cantada, que transmite una fragilidad infantil, enfrentada a esos gritos desposeídos de mayor función que servir de válvula de escape a un marchitar que se fragua piel adentro. El tema pasa por diferentes fases y texturas, y todas son acertadas y se hilvanan perfectamente las unas con las otras.
Enfilamos el último tema y ‘Headlong‘ tiene la responsabilidad de dar fin al alto nivel mostrado en el resto del trabajo. Ahora un riff poderoso, una voz gutural, y unos arreglos electrónicos que nos retornan a las pelis de terror serie-b de los 70/80, nos abren la puerta. La potencia post-metalera vuelve a reinar por completo. Es el tema más largo con el que topamos. Varios cambios de dirección, y darle el protagonismo a diferentes instrumentos a lo largo del viaje, consiguen otorgarle el suficiente dinamismo. Aquí parece que alcanzan la plenitud en sus ansias experimentales en este trabajo. De todas formas, me parece que dentro del conjunto, y sin ser un mal tema, es el que menos me ha enganchado. Pero hay que tener en cuenta que todos los que venían antes eran unas perlas.

A modo global, es un trabajo corto, que supera a duras penas los 25 minutos. Pero lo mejor de todo, es que se hace aún más corto de lo que es cuando lo escuchas.
Es música como a mi me gusta música. Hecha a partir de emociones, y para generar emociones. Una oda a tus fantasmas, esos que producen punzadas gélidas en el estómago cuando eres consciente de su presencia.
No es fácil quedarse con una parte en concreto, o con un tema favorito, porque toda la música aquí contenida está muy conseguida. Pero sí es muy remarcable, y tienes muy presente la sensación general que han conseguido transmitir con el disco, una vez que lo has escuchado: el sentimiento de quedar inerme ante un mundo y una vida sin salida ni respuesta. Esto es un puzzle demasiado grande para que lo puedas resolver, y del que ni siquiera tienes todas las piezas.

Lo Mejor

  • Muy consistente todo el conjunto. Terminas de escucharlo y ya les estás dando a reproducir otra vez.
  • Las emociones que despiertan con sus canciones.
  • La sensación de que todavía lo mejor está por venir, siendo este, ya de por sí, un trabajo muy bueno.

Lo peor

  • ¿Porqué tiene que haber algo peor?. Bueno, sí que lo hay. Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno… y yo me he quedado con ganas de más.