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Stench Price ‘Stench Price’ (EP)

¿Alguien pensaba que la fría Siberia podía dar lugar a la creación de ritmos cálidos como la samba? Pongámoslo más difícil, ¿alguien pensaba que la fría Siberia podía dar lugar a fusionar el grindcore con la samba? ¿o con la bossa? ¿o con el lounge?. Que no se asusten los puristas, porque aunque esto suene a inimaginable, arriesgado, y raro de cojones, las estructuras del grind más rápido y ensordecedor son las que prevalecen en Stench Price. Este trío localizado en la Rusia asiática, con dos integrantes siberianos a las cuerdas y un batería proveniente de Francia, parece ser uno de los proyectos más eclécticos, experimentales y singulares de los que pasarán este año por nuestra sala de análisis. Marcamos una X sobre Tampa (Florida), pues este EP se ha mezclado y masterizado por Tom Morris en los Morrisound Studios, cargamos la mochila y apuntamos Bombay en la hoja de ruta, donde encontraremos al sello que lo edita, Transcending Obscurity Records. El viaje no ha hecho más que empezar.

Peter Shalmin, su bajista, es un experimentado y transgresor músico, proveniente de bandas como Escapethecult o Kamlath, al igual que Max Konstantinov, guitarrista también en Kamlath y Nebesniesnami. Mientras, Romain Goulon ha cumplido sus funciones de aporreador en bandas de mayor alcance como son Agressor, Necrophagist o Disavowed, todas ellas de proyección internacional. La experiencia profesional como músicos en diferentes palos, la amalgama de nacionalidades que arrastran y los matices que forman este nuevo proyecto, crea sin duda una idea de crossover abrupto, abierto y total. Y es que parece que esté surgiendo una vertiente en la escena de lo extremo que eleva las fusiones y la experimentación a un máximo nivel totalmente vanguardista. Podríamos citar varios ejemplos como el nuevo disco de Brain Tentacles, que introduce vientos jazzísticos e incluso destellos balcánicos entre sus ráfagas demoledoras, pesados grooves y afilados blast beats que provienen del grindcore más primitivo. Interesante, ¿verdad? Pero estemos en lo que estamos, no perdamos de vista a estos tres iluminados, que además de sus mezclas y una capacidad técnica destructora, cuentan para este proyecto con colaboradores de gran tallaje, miembros que aportarán su creatividad en las letras y sus cuerdas vocales en cada uno de los temas. Entre estos nombres podemos destacar al estadounidense y mítico Dann Lilker (Nuclear Assault, SOD, Brutal Truth…) al sueco Rogga Johansson (Paganizer, Demiurg…), Max Phelps afincado también en USA (Exist, Cynic, Death…), o al británico Dave Ingram (Benediction, Bolt Thrower…) entre otros que nombraremos más adelante. ¿Suena prometedor?, ¿loco?, ¿aberrante?. De inicio ya presentan un concepto diferente de banda. Vayamos con ello pues.

Ante todo el amasijo de sensaciones que nos esperan, esto no podía empezar más directo y ruidoso. Ya habrá tiempo para viajes más adelante. En el segundo cero ya se unen los blast beats, cuerdas que mas bien podrían ser sogas y un griterío intenso y ensordecedor. Aquí el amigo Lilker saca a relucir sus voces y también su creatividad en la lírica. Aunque más que voces, sorprende su tono agudo y poseso que recuerda a los lamentos desgarrados del black metal. Sin darnos cuenta, ya hemos empezado con las mezclas de matices en la coctelera. Interesantes efectos en las rítmicas, como frenadas algo industriales y armónicos chirriantes, perfectamente ubicados, cambios locos de velocidad, cambios extremos de intensidad y cambios totales de musicalidad. Ya avisaban algunos medios de que posiblemente este podía ser el tema clave del álbum. Algo así como encontrarte en el centro de un huracán, rodeado de la violencia más bestial, cerrar los ojos y de repente, encontrarte en la sala de espera de un mata sanos, amueblada por Jean-Pierre Jeunet, y con una sonriente enfermera que te ofrece un té de flores. El xilófono suena en la antesala de lo desconocido y de golpe vuelven las ráfagas incendiarias, un medio tiempo lento, con rica pesadez y total contundencia, un perfecto disloca-cuellos. Menos mal que estábamos en la sala de espera y nos coge cerca. Pero, ¿que podríamos decir de este ‘Living Fumes‘ como resumen de esta primera toma de contacto? Sencillamente, un tema brutal y una ejecución demoledora. Agentes y edulcorantes externos bien metidos y unas mezclas que también respiran industrialidad y vanguardismo, pudiendo recordar a ese ‘Need To Control‘ en el que ya trabajó Dann Lilker en 1994.

Vayamos ahora con ‘Furnaces Burn‘, segundo tema del EP, y turno de Rogga Johansson a las letras y las voces. Un tema de musicalidad complicada y estructura típica más del death metal clásico, pero con esos intentos de locura y desquicio que utilizan como elemento diferenciador. Sin duda, el concepto de destrucción del grindcore en este tema, lo llevan por los derroteros del noise y de la estupefacción mediante el sonido. Repentinos cambios de velocidad, siempre, de rápido a más rápido, y por supuesto intercalando con buenos grooves. Y cuando crees que va a ser aún más veloz, tu cabeza estalla con una especie de fragmento italo-disco rebañado en bossa del que podrías pensar, ¿era necesario?, pues quizá no, pero ahí está la clave, buscan que tu cabeza estalle y crear esa comunicación que nadie se esperaba.

Continuamos ahora con la australiana Karina Utomo (High Tension) colaboradora a las letras y a las voces, que por cierto, suenan tremendas, rasgadas y mortíferas. Este fue el corte que nos mostró Stench Price en formato video oficial como avance del EP, un gran tema que muestra y resume perfectamente el concepto ecléctico de la banda, una gran pieza que podéis ver aquí y que se apoya perfectamente en su propia música. Intro amable, dulce, podríamos decir incluso power-popera, y si habéis visto el clip, percibiréis algo de ideario manga dentro de ella. Melodías fáciles y pegadizas que de repente son rotas y devastadas por la agresividad con la que nunca dejan de jugar. Este es un proyecto en el que en cualquier momento, las voces cambian y aportan una frescura que ayuda a la digestión de un material tan peculiar y arriesgado. Karina Utomo tira de recursos y registros e intercala dulces y aterciopeladas voces (en un repetido y sentido “lo siento”) con gritos de rabia y mala leche. Insisto, si no habéis visto el clip de este tema, deberíais, para que así, os podáis hacer una mejor idea de este peculiar “todo”. Antagonismos y contrastes tanto visuales como sonoros.

Cruzada la mediana de este homónimo trabajo, le llega el turno a Max Phelps, vocalista en Exist, Cynic, y por supuesto en Death (más bien en Death To All Tours) la gira tributo a Chuck Schuldiner y su banda que recorrió el mundo hace un par de años. Como os imaginareis, el primer lamento de Max en este corte nos lleva a recordar ese estilo tan característico de aquellos gloriosos Death. Hasta los primeros golpes de batería nos podrían recordar a aquello, y sin duda puede ser el tema más thrash/death de todo el álbum, pero “quietos paraos”, que esto sigue siendo experimentación pura y dura. Escalas de bajo infrahumanas, ritmos y composiciones muy cercanas a ese universo que se creó en los ’90 y abusando más bien poco del blast beat. Un tema extraño, rápido y thrashero, pero también corrosivo en las voces y con pequeños grooves a medio tiempo que dan algo de respiro entre tanta muerte y su doble pedal desollador. A medida que va pasando el disco, y sobre todo con este ‘4.27.2015‘, te das cuenta de que cada canción es un mundo, una visión de cada colaborador, que no repiten clichés, y que no hay una etiqueta definida que pueda llegar a estigmatizarlos. Pero ya que hablamos de estigmas, diremos también que el único que pueden llegar a sufrir es el del oyente que busca lo fácil. Porque si algo tiene este trabajo es complejidad, diversidad y mucha riqueza que descubrir en cada escucha. ‘The Genocide Machine‘ es el tema que más me recuerda al citado anteriormente ‘Need To Control‘, quizá el primer disco vanguardista de grindcore que humildemente, un servidor recuerde ahora mismo. Poco más de dos minutos y medio de lento mensaje, correoso, oscuro y plenamente agresivo gracias a unos blast beats que rompen con esa atmósfera fúnebre y a la vez futurista que consiguen crear. En este ambiente apesadumbrado, es clave la participación de Dave Ingram, otro de los pesos pesados que colaboran en el proyecto, unas voces inconfundibles que lideraron el “Honour-Valour-Pride” de Bolt Thrower en 2002 y la mayoría de álbumes de Benediction grabados entre 1990 y 1998. Aquí los destellos exóticos de la samba o la bossa-nova son apartados y sustituidos por intensos, agudos e infernales rasgados de guitarra, mientras los riffs demuestran que hay un gran conocimiento del medio en el que nos movemos, que aun siendo experimental, tiene muy bien asentadas las bases del death y del grind.

Por último, entramos en una de las composiciones más locas, ya que en esta traca final encontraremos autentica y cálida bossa-nova con teclados incluidos, ráfagas que rozan el hardcore/punk más callejero y skater, disonancias y acordes mal sonantes, como debe ser, si estamos hablando de punk, y unas voces cercanas al estilo de Jello Biafra interpretadas por Shawn Knight, integrante de Child Bite. Gritos de locura y ritmos desenfrenados marcan este ‘The Vitaly Slip‘ que también contiene momentos más thrash y melodías propias de un desquiciado Mike Patton desmarcándose, como siempre, del resto. Y esto es justamente lo que buscan y consiguen Stench Price. Una propuesta totalmente inesperada, muy arriesgada y que probablemente no entre fácil por cualquier esófago. Quizá por rara, dirán algunos, pero creo que es de esas potentes rarezas que apetece desmembrar. Disfrutándola y entendiéndola a cada escucha.

Sus letras no van nada desencaminadas respecto a lo que los conceptos del grindcore suele enseñarnos, y como cada colaborador es el autor de cada canción, se crea una mezcla peculiar de estilos y visiones. Desde la asfixia que le crea a Dann Lilker la superpoblación en mundo deshumanizado a la decadencia vital del ser por parte de Shawn Knight, pasando por los genocidios de la guerra de Dave Ingram, los sucesos y altercados racistas ocurridos el pasado 27 de abril de 2015, contados por Max Phelps; la reacción de Karina Utomo ante nueve ejecuciones legales que vivió Indonesia hace muy poco; o la idea ilusoria de Rogga Johansson imaginando un castigo a la corrupción política en campos de exterminio. Visones críticas, respuestas interiorizadas que salen al exterior para resaltar el hedor de nuestro nuevo y viejo mundo. Quizá el reflejo de un mundo marcado por su precio, su codicia, su violencia y el malestar de los que lo habitan.

Lo mejor

  • Aunque se trata de un trabajo muy experimental, podemos quedarnos simplemente con el hecho de escucharlo, sin pararnos a pensar demasiado y a poco que nos guste el grindcore y lo extremo, lo disfrutaremos. Tiene mucho juego, muchos contrastes, mucha potencia, aporta un sin fin de ideas inesperadas y no deja en ningún momento de ser metal del más extremo y de una total calidad compositiva. Pero si queremos ir un poco más allá, indagar en cada canción, observar lo que aporta cada colaborador y como van cambiando los estilos a cada segundo, puede convertirse en un placer. Otro factor del EP que todavía no hemos comentado pero que merece mención, es la dirección de arte de Peter Shalmin, así como una sería de ilustraciones y montajes de XUL1349 que acompañan la edición. En estos diseños se presenta a cada miembro y colaborador dentro de un estilo similar al de su brutal portada, básicamente muy old school, enfermiza y muy bien enfocada dentro de su escena.

Lo peor

  • Probablemente tenga un público limitado. ¿Pero a quien le importa eso cuando estamos hablando de creación pura y sobre todo de grindcore? Tiene partes que puedan costar de digerir si uno no está dado a atreverse con cosas raras, aunque tampoco es que haya un abuso desmesurado. Esto tampoco puede tomarse como algo negativo, será una simple cuestión de gustos, ya que en cuanto a calidad a la hora de componer, a creatividad y en definitiva, a meter cera y destruir oídos y conciencias, este proyecto y este EP son una sublime rareza. Esperemos que tenga continuidad y se atrevan con una segunda ronda, porque de lo contrario, eso sería lo peor que pudiésemos comentar.

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