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Brujería en la sala Garaje Beat Club (Murcia) «Unos cachondos y unos grandes»

Aunque Brujería ya se ha dejado caer muchas veces por nuestra geografía, esta vez había algo que nos decía que sería diferente. Y nadie sabe muy bien el qué, probablemente este último año han hecho un buen caldo de cultivo con su single de ‘Viva Presidente Trump’ y el consiguiente nuevo álbum ‘Pocho Aztlan’ (Nuclear Blast). Quizá una buena promoción, o definitivamente el simple hecho de tener delante a un fenómeno que tanto significó en los ’90 y que no deja de perder su halo de mítica banda de lo extremo.

Cínico había dejado el proyecto junto a Pititis a penas un mes atrás, obligando a Hongo a coger su instrumento estrella, el bajo, tal y como hace en Napalm Death, mientras que esta vez teníamos al chileno Anton Reisenegger a las 6 cuerdas, conocido también por militar desde hace poco en Lock Up junto a Shane Embury y Kevin Sharp (ex-Brutal Truth). Hongo Jr. estaba invitado al desmadre baquetas en mano y bandana en rostro, otro peso pesado que ya estaba en la banda cuando grabaron ‘Brujerizmo’ y que por supuesto, apetecía observar. No estaba Fantasma, lo sustituía Sangrón, que cumpliría las expectativas al 100%, y cómo no, junto a él y encabezando la guerrilla tendríamos a los chamanes Pinche Peach y Juan Brujo.

La cita elegida para nuestro disfrute en esta gira tan amplia sería la de Murcia, en la Garaje Beat Club, una sala pequeña si la comparamos con las fechas de Madrid o Barcelona, pero que sería más que aceptable para el buen ambiente que se iba a vivir. Un ambiente que poco a poco se iba respirando y caldeando gracias a la banda que abría la noche.

Vendetta

Vendetta lo dio todo, incluso por encima de sus posibilidades. Y digo esto porque no solo dieron un show tremendo y enérgico, tenían una tarea difícil, mover a un público que estaba allí por lo que venía después. Y con dos cojones. Con un bajista escayolado, que no quiso quedarse en casa ante la batalla, con un vocalista, Jacob, que lo dio todo, absolutamente, y junto a ellos, dos guitarras y un batería que eran pura energía y machaque a base de grooves y constantes liadas en el pit. La banda, natural de Murcia, que ha sido la encargada también de abrir los bolos de Brujería en Madrid y Mallorca puntuó muy alto, supo moverse y supo transmitir. Muy bien. Ahora sí. Salgamos a que nos de el aire que estamos preparados.

Brujería

Parecía que estaríamos en familia, pero no. La familia creció y creció. Y justo antes de que salieran a escena, ya podía sentirse cerca el roce y el olor a cuerno de chivo. El desmadre, y eso siempre alegra. Hongo estaba listo, justo enfrente de nosotros, ¿como una eminencia como esta puede encontrarse ante un público “matao”? Eso en Murcia no se podía permitir.

Sonaba el discurso que abrió ‘Raza Odiada’ en su día y que esta noche desplegaba el infierno para nosotros. Pito Wilson recibía unos balazos y ya teníamos a casi toda la banda sobre el escenario con un Juan Brujo de cara cansada pero dispuesto a matar. Poco después aparecería Pinche Peach, que dio un dinamismo tremendo al show, desde el inicio a su fin. No faltaron los típicos diálogos chicanos que aderezan sus discos, se mostraron cercanos con el público y tuvimos también momentos muy rápidos de desenfreno entre güeros e hispanos de las primeras filas. Nos querían “plomiar”. Y es que a poco de empezar, ya nos sacaron un grito del alma con “Colas De Rata” y a partir de ahí, todo fue fluyendo.

Sabíamos de primera mano que algunos miembros de la banda estaban algo exhaustos por la tremenda gira que llevaban a cabo, pero esto es guerrilla, y resistencia. Y si habíamos dicho que Juan Brujo apareció cansado, a mitad del show ya lo habíamos olvidado. El sudor virulento lo cubría, pero ahí estaba, batallando, y cierto es que el brujo no puede presumir de tener una gran voz en sus directos, pero tiene carisma, presencia y un legado. Además de contar con un Pinche Peach y a un Sangrón a su lado perfectamente complementados.

‘Sida de la Mente’, ‘Marcha de Odio’, ‘Anti-Castro’ o ‘División del Norte’ representaron a ‘Brujerizmo’ de una forma demoledora, lo mismo que con ‘Raza Odiada’, llevándonos al año 1995 con ‘Hechando Chingasos’, ‘Revolución’ o ‘La Ley de Plomo’. También dieron buenas oportunidades a su nuevo álbum con ‘Plata o Plomo’ o ‘Satongo’ con su peculiar coreografía medio humana, medio hongo. Y por supuesto, ‘Matando Güeros’, a la que le seguiría “Marijuana” a modo de playback mientras algunos miembros empezaban ya a desmontar el chiringuito. Pinche Peach agarraba la cabeza de Coco Loco, que estuvo presente y empalada durante todo el show, para ahora zarandearla mientras la mostraba al público, y no contentos con su versión de Los Del Rio, atacaron con un son a lo corrido y bailongo para amenizar la despedida. Curiosa ante todo, pues la etiqueta de narcos satánicos que se han ganado durante años, se esfuma, y te vuelves a casa pensando que en realidad son unos cachondos. Unos cachondos y unos grandes.

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