Este artefacto maldito no necesita más de cinco cortes; el primero de ellos a modo de introducción, para dejar tras de si un paraje desolado por el paso de los cascos de los caballos, el fuego y el acero, que retumban bajo el sonido audaz e inmisericorde de estas imprecaciones a los más recónditos rincones de los planos ulteriores, en nuestros cinco sentidos.
El peligro de que sufras un grave trastorno sensorial o parapsicológico con la escucha de este trabajo es alta. Por ello, y como advertencia, dejaré las notas tomadas – tras practicar hipnosis regresiva – a uno de mis pacientes, el cual se atrevió a enfrentarse a tal impactante legado musical y que acabó visitando lugares que lo dejaron impresionado para la posteridad:
…’The cabin’ es una puerta que nos conduce a una serpenteante escalera descendente que se dirige hacia las profundidades de un averno rocoso y supone un buen preludio para el torrente de sombra que impregnará el resto de esta guerra de las brujas que está a punto de estallar.
La parte inferior de esta escalera descansa en una gruta con una primera gran sala. Esta mazmorra es “Aeons of wars” donde los hechiceros mallorquines muestran su colección de muñequeras de clavos y el corpse-paint en honor a sus antecesores musicales. Aquí se desata un aquelarre sonoro de múltiples ritmos y recursos con funesto objetivo ritual. Los vínculos con su pasado cultural son contrastables. Extraños y escalofriantes objetos son utilizados para conseguir una malévola y desbocada sección rítmica. Las guitarras demoníacas, trabajadas con infernal saña, forman un continuo pandemónium y dan mucho juego y profundidad antinatural a los altos techos que penden sobre mi cabeza.
‘Ancient blasphemer’ reza en la siguiente celda. La piedra de las paredes siguen exudando el aliento añejo de su forma primaria. Aquí el aire está más viciado y es más dañino. Una esencia más perturbadora la habita. Sobre un altar con líquidos de procedencia desconocida (posiblemente orgánicos), resuenan los ecos de tambores que reparten sádicos ritmos y cambios enajenados, y que comulga con los graves, de forma que dejan de ser simples instrumentos musicales para transmutar en herramientas de nigromante. Un aire opresivo te invade, y junto con las cuerdas vocales del brujo orador, que se muestran intransigentes en sus imperativos fraseados, te hacen menguar físicamente ante las visiones de una oscuridad creciente.
Quizá en el siguiente habitáculo recupere la cordura… pero está marcado como ‘Witchcraft legacy’, y es otra penitencia para los enemigos de su causa. Su absoluto desprecio por la existencia sosegada queda plasmado en esta tormenta inmisericorde con los que se quedan atrás y que supone el punto más salvaje de toda la mazmorra. En los tabiques, todas sus armas de combate, con la sangre oxidada de aquellos a los que acariciaron con su filo y tapices roídos y polvorientos, que escenifican y conmemoran las carnicerías humanas de los enemigos de su causa, enmarcadas con las cabezas decapitadas de los infortunados protagonistas de los mismos. Montañas de huesos apilados y cadenas desperdigadas por las losas enmohecidas nos urgen a seguir avanzando… y llegar a ‘Skull for an heresy’ que supone el último salón que te permiten visitar de esta mazmorra maldita a ojos de los mortales más corrientes. Es el más extenso de todos y tiene un aire más solemne que el resto. Todo lo que encontrabas en los habitáculos anteriores, también se encuentra aquí, junto con unos pequeños reclinatorios colocados ante las esculturas de las tres Moiras, los dioses de la guerra, y de la Muerte misma… que está ahí esperando, mirándote desde arriba, con paciencia infinita… Inclínate, cierra los ojos y pídele no ser tú su siguiente escogido, mientras un grupo de Oréades te devuelven al exterior…”
Tras acceder a semejante información, no me queda más remedio que aconsejar a los temerosos y pusilánimes que se mantengan alejados de estas artes diabólicas, y que a los intrépidos y amantes de las emociones fuertes, lo hagan con sumo cuidado y bajo su propia responsabilidad, porque igual entran en un lugar del que no pueden volver a salir.
Este volumen, sólo apto para las personas con una peligrosa inclinación por las disciplinas ocultas, decir que lleva el nombre de Inferitvm en su solapa, y nos traen su propia visión del género maldito con estas composiciones creadas bajo los rayos de un sol mediterráneo. Inferitvm encarna a tres espíritus torturados, que pueden ser invocados bajo la atenta reproducción de este The War of the witches.
Bajo los apelativos de Vltra (voz y guitarras), Arye (bajo) y Bârg (batería) harán acto de presencia, son altamente impredecibles y su peligrosidad no está cuantificada.
En el año 2014, también podía invocárseles al mundo de los mortales, reproduciendo otro volumen, algo más arcaico, llamado The warlock, el cual nos hará preguntarnos de forma trascendente acerca de la libertad individual, de la (auto-) redención y la lucha por hacerse a uno mismo.
En cuanto a la grabación de esta obra, que ha entrado de cabeza en todos los catálogos de obras de arte malditas, pretende hacérsenos creer que fue grabado en los Infernal Sound Studios de Palma de Mallorca, y que la propia entidad conocida como Vltra, se ha encargado de multitud de tareas en el estudio como la mezcla y la masterización. Daremos credibilidad a estos datos, a pesar de que podemos intuir, por el sutil olor a azufre tras la escucha del mismo, que artes no humanas han sido utilizadas en su concepción.
Avisados estáis de los peligros, pero sólo en el riesgo se esconde el éxito a los ojos de uno mismo.
Lo mejor
- En el apartado rítmico ofrecen un repertorio acertado, creando unos desarrollos variados y entretenidos. Las guitarras, a su vez, saben introducir una amplia variedad de fintas y quiebros que nos mantiene al acecho de lo que vendrá.
- No quisiera dejar de resaltar lo mucho – y bien – que están trabajadas las letras de este trabajo. Y creo que hay que aplaudir a las bandas que buscan un ejercicio artístico completo a partir de su música, su lírica y el diseño visual. Sin perder el norte de que aquí lo que va primero es la música, ver que se esfuerzan y consiguen un trabajo tan completo en todas las facetas es digno de resaltar y tenemos la obligación de elogiarlo cuando se hace bien.
Lo peor
- Una mayor presencia de los graves hubiese otorgado una pegada más intensa, aunque en el otro lado de la balanza, evitan que la gran cantidad de diferentes dibujos de las guitarras queden demasiado empantanados bajo el muro de blast beats y bajos rompe-tímpanos.