Dûrga ‘Venjança’, un gran comienzo y la promesa de futuro brillante

Una vez más, otra banda que tan solo cuenta un añito de existencia presenta una primera referencia de un nivel realmente notable.
Casi resulta increíble la fluidez y la naturalidad con la que David Arán (batería, glockenspiel y voz), Carlos Camps (bajo y voz) y Santi Campos (guitarra y voz) han cuajado un trabajo de tan buen gusto en tan poco tiempo y de una expresividad con la que resulta extremadamente sencillo conmoverse y empatizar.

Como hace poco mencionaba en la reseña de otros aventajados como son Oddhums, ya no es sólo cuestión de que las piezas adecuadas estén en el lugar que les corresponde, si no que a veces, el que surja una química especial a la hora de componer es realmente complicado, y en el caso de Dûrga, parece que han dado con la tecla de primeras.

También es verdad que en estos 25 minutos hay un par de temas que llevan el peso esencial y que destacan sobre los que les rodean, como es el caso de ‘Ôgenos / Amemasu’, con el que abren fuego y del que publicaron en su momento un videoclip del que ya nos hicimos eco en la web. Resulta una pieza embriagadora de principio a fin, y que pone las expectativas tan altas que el resto de los temas que vienen detrás, sin restarles su propio valor, no pueden hacerle sombra.

Y es que este primer corte tiene todo lo que deseas que tenga. Pasajes de ensueño, cambios impredecibles de intensidad… debería venir señalizada la peligrosidad de escucharlo mientras manejas maquinaria pesada o conduces, porque su capacidad de inducción al trance y al abandono del cuerpo físico es en extremo peligrosa… además añaden a la fórmula voces recitadas que elevan exponencialmente el valor emocional de una canción que roza la definición de ‘magia’.

Es verdad que a uno no se le escapan las influencias de nombres de otros compañeros de viaje como son los japoneses Mono o sus compatriotas Envy, sobre todo las mentadas voces recitadas les acercan a éstos últimos. Y también resuena en nuestro subconsciente que son descendencia directa del post-hardcore/screamo más visceral. Pero las influencias quedan en segundo plano cuando todo discurre de una forma tan inspirada como aquí lo hace.

‘Kodama’, es el otro corte que podemos destacar por encima de la media y es a su vez con el que cierran esta puesta de largo.
De nuevo sus grandes virtudes trascienden la partitura y alcanzan su cenit haciendo a uno estremecerse con las emociones enfrentadas que se desencadenan en la indescifrable cocktelera de neurotransmisores que se agolpa en nuestro cerebro.
En medio de estos dos temas se desenvuelven con soltura los otros tres cortes que forman parte de este trabajo, ‘Hitodama’, ‘Baku’ y ‘Oni’. Aunque todos tiene su atractivo, quedan algo eclipsados por los temas de los extremos de este EP.

‘Hitodama’ se presenta cambiante e impredecible, y haciendo equilibrios entre un frágil retozar y arrebatos iracundos y tempestuosos, cambios que van y vienen y se dan el testigo con la misma familiaridad que las diferentes estaciones del año.
‘Baku’ es un pequeño ejercicio de fragilidad invernal que nos acaricia con sus melodías de mundos mejores y su delicada textura, y la ruidista ‘Oni’ nos mantiene en vilo con la continua sensación de que una gran tempestad está a punto de desatarse a nuestro alrededor.

Curiosamente, los dos temas que más me han llamado la atención, son los dos que cuentan con alguna voz, pero ni mucho menos creo que esto sea algo que vaya más allá de la mera anécdota, porque con solamente sus instrumentos el trío se muestra sobradamente capaz de inducirnos electricidad sin necesidad de más, aunque hay que resaltar que las pocas voces de las que hicieron uso, aportan un valor positivo al global de las composiciones.

Como ya te habrás fijado, los nombres de los temas resultan exóticos a golpe de vista. La banda ha querido que su mensaje vaya más allá de lo puramente musical y estético, y hacen especial hincapié en la trascendencia de un álbum que se pone de parte de un planeta, al que poco a poco y sin remordimientos vamos hiriendo mortalmente, situación que además se ve empeorada con el agravante de la estupidez propia del que no es capaz de querer ver que sin Él, tampoco hay nosotros. El álbum en su conjunto es el canto de la venganza de La Tierra contra un hijo ingrato y malcriado, papel que representa sin mucha dificultades un ser humano con tan poco de empatía como de amplitud de miras. Este himno viene desgajado y representado en cinco nombres de diferentes deidades del panteón japones con los que quieren encarnar el ejercicio de autodefensa de la naturaleza.

‘Venjança’ ha sido grabado en los Westline Studios junto a Juan Blas (Minor empires; Nothink…), mezclado en Valencia por Dani Pare y masterizado en los archiconocidos estudios Ultramarinos a cargo de Victor García.

Ni que decir que el EP se escucha de una tacada y que no solo es que sea corto, si no que se hace corto, echándose de menos algunas canciones que puedan terminar de redondear estas cinco. Temas como ‘Oni’ dejan la sensación de que se podía haber llegado con ellas un poco más lejos con algo más de tiempo, pero aún así el computo global es claramente positivo y ‘Venjança’ se perfila como un gran comienzo y la promesa de futuro brillante.

Lo mejor

  • ‘Ôgenos / Amemasu’ y ‘Kodama’. Son dos temas que ya valen el disco por sí solos y en los que se desarrolla más a fondo todo el potencial de Dûrga.
  • Es algo un poco abstracto, pero las muy buenas sensaciones que transmite este trabajo. Da la sensación de que tienen ese ‘algo’ que pueden conseguir que en alguno de sus futuros trabajos nos traigan una verdadera joya.

Lo peor

  • Quizá por el poco tiempo que tiene el grupo, me transmite que algunas ideas de las incluidas en las canciones podían haberse llevado un paso más lejos y que podían haber dado algo más de sí.

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