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Crónica del Southern Metal Fest 2017 en Madrid

Arriba: Krazark durante un momento de su actuación en el SMF / Fotografía: Cortesía organización

El olor a bourbon sureño, heno recién salido del establo y gasoil de camioneta pickup empezaba a hacerse notar a las puertas de la sala Hebe en el barrio de Vallecas, en Madrid. El tercer Southern Metal Fest estaba a puntito de arrancar siguiendo sus costumbres, con una elaborada ambientación al estilo redneck y la expectativa de ofrecer un festival de groove, stoner y derivados asequible para el bolsillo, aunque en esta ocasión cambiaban ciertos aspectos del mismo. El cartel volvía a conformarse de cuatro bandas al igual que en la edición original, además de tener una organización algo más exigente en cuanto a horarios para evitar los conciertos hasta las 4 de la mañana como sucedió el año pasado.

Mothersloth

Si bien la apertura de puertas era a las 20:00 marcando el primer concierto media hora después, no fue hasta las 20:45 cuando Mothersloth se subían al escenario para comenzar a tocar los primeros compases. Los madrileños se hicieron los amos de las tablas con unos primeros temas que pese a que se hacían algo complicados para calentar el ambiente (en una onda doom muy atmosférica) dejaban clara la calidad de sus tres integrantes. Su setlist, compuesto casi al completo del contenido de su nuevo LP, “Moon Omen”, dejaba interesantes joyitas como “Doomsday Cyborg”, cuando el guitarrista y el bajista experimentaban con los pedales y los cabezales, creando sonidos abruptos y en ocasiones realmente estridentes. Consiguieron llamar la atención del respetable, sumándole otros cortes ligeramente más dinámicos (“Once Human”) o clásicos de la banda (“Pile of Fortune”) junto a “Wish For Dawn” y “Shadow Witch”, poniendo de esa forma la primera piedra en una noche que se presentaba agitada. Los mismos Mothersloth iban a seguir liándola a partir de aquí bajo el escenario junto al resto de la peña.

Krazark

Le llegaba el turno a Krazark en la que sería su tercera actuación desde que se formaron como banda. Liderados por Esteban al micro (el mismo organizador del evento) y su pareja Kiara a la guitarra, venían a ponernos la inyección de stoner en el culete con una buena ración de composiciones propias: “Ride The Hell”, “Freak Show” o “Keep Your Fire”. Arengados por los comentarios del vocalista entre canciones, la mayoría de espectadores se pusieron a menear el cogote en un ambiente que se tornaba algo más fiestero. Pese a lo poco que llevan de experiencia conjunta, demostraron su profesionalidad para compensar (sin ir más lejos, a las cuatro cuerdas se encontraba Álvaro Díez, el que fuera bajista en los comienzo de Dover). Disfrutando de sus trabajos me percaté de que mis sospechas eran fundadas en cuanto a su estilo conforme hicieron sonar el principio de “Green Machine” de Kyuss, un poco en su línea. Este fue el cenit de un buen show que finiquitaron con su “Dark City” para dejar paso a las dos bandas que encabezaban el cartel, no sin antes tocar también una pieza que titularon “Southern Metal Fest” y cuya letra fue escrita la noche previa.

Dieaway

Dieaway venían bien presentados por Esteban y cumplieron con las palabras que les dedicó. Imponente recital del cuarteto de Alcalá de Henares, moviéndose entre el grunge y el stoner con habilidad y dejando durante su show el mejor registro de entrada y ambiente. David, vocalista y guitarra, tenía una sonrisa dibujada en la cara mientras charraba con el público, pero también había tiempo para la música con piezas propias como “Continuum Driven”, “Eternaeon” y “Human Notion”. Su recital se compuso al completo de extracciones de su segundo LP, todavía a expensas de ver la luz bajo el título de “Light Echoes”. El tema homónimo, “Amber Nebulae”, “Boundless Spiral” y “Prosphene Sun” completaban el listado. Su amalgama de sonidos entre los que se podían apreciar ciertas influencias blueseras y otras más metalero-alternativas fueron sin duda su punto fuerte, capaces de jugar con los matices y creando exuberantes canciones que tuvieron muy buena acogida por parte de los espectadores. El sonido se apelotonaba un poco, pero no era impedimento para que las cabezas de los presentes estuvieran en constante movimiento. Con mucha dedicación y haciendo gala de todo lo que nos deparan con su nuevo disco, subieron un grado más el tono de la noche que iba a alcanzar el punto de ebullición con Soldier.

Soldier

Su thrash metal con tintes sureños devino cual avalancha, con los cuatro primeros cortes a saco y en retahíla. “Warbourne”, “Corrupted”, “The Great Western Oligarchy” y su demencial “Christoholic”, sin concesión. Tras un breve respiro, prosiguieron con la máquina de guerra, algo asfixiada por la hora debido a los pequeños retrasos acumulados a lo largo del festival. “Between Two Masters” y “Theory of Nothing” fueron consecutivos, donde se podía apreciar que casi todo su setlist estaba influenciado por su último disco, dejando su primerizo “Gas Powered Jesus” algo de lado, tocando apenas tres cortes del mismo. Un disco que, en esencia, es mucho más sureño que el segundo, como comentaba con el bueno de Phil (guitarra rítmica y vocalista) antes de la actuación, y que probablemente hubiera encajado algo mejor en la temática del festival. Pelillos a la mar, que su último disco tampoco se queda corto e hicieron gala de ello tocando también “Axis of Evil” antes de entrar con “Revolt” y cerrar el ciclo de conciertos con una rabiosa versión del “Cowboys From Hell” de Pantera. Atronadores y enérgicos, solo se vieron afectados por pequeños defectos en la salida del sonido, que no acabó de ser del todo nítido especialmente en relación a las voces y el nivel de volumen de la batería, pero que no sirvió para detener el ciclón asturiano. Los numerosos pogos que se organizaron (con un cocodrilo hinchable incluido, ojo) fueron buena muestra de que el Southern Metal Fest cerraba su tercera edición de la mejor forma posible.

Además de la participación de las cuatro bandas, también hubo momento para hacer un rato el canelo, y es que al igual en las anteriores ediciones se apostó fuerte por la ambientación y otras actividades más allá de lo musical. Se movió a la gente en pequeños concursos de piq-squeals y de beber cerveza entre conciertos, además de proporcionar a la peña un divertido photocall paleto constituido por fardos de heno, una mecedora, una guitarra cigar box, una escopeta de pega y la pared de fondo empapelada con pósters y numerosas referencias culturales. La barra libre de palomitas voló en tiempo récord al igual que las minihamburguesas y especialmente los perritos. La afluencia de público fue más que aceptable aunque se vació en exceso en la última hora y media de conciertos. Con mucha noche todavía por delante, la fiesta siguió hasta la madrugada, donde la gente volvió a congregarse en masa… y aquí es donde dejo de contar porque, sencillamente, no recuerdo más.

Fotografías: Cortesía de Southern Metal Fest

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