Kadavar simbolizan la pureza estilística absoluta, la misma que demuestran en las maneras con las que estos tres alemanes afrontan cada nuevo bolo. Es por esto que el Blanco y Negro resulta especialmente agradecido a la hora de retratarles, con la Gibson SG ondeando, y la hippilonga estampa que dibujan sus canciones lisérgicas.

Aquí andaban en plena tarde del Resurrection Fest, aunque su fórmula y proceder fuese la misma que cuando les toca oficiar con la luna alumbrando. Lo suyo son ecos de otra época, una lejana, en la que el metal fue fraguado y los sueños de mundos mejores, aún no se habían vuelto negros del todo