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Crónica y fotos del Rock Arena 2017

El pasado 1 de Julio se celebró, como ya viene siendo habitual, el Rock Arena en la localidad de San Fulgencio (Alicante). Éste año venía de la mano con un cartel muy prometedor en el que se presentaba una variada oferta de estilos desde los más clásicos, como Ciclón, hasta estilos mucho más extremos de la mano de Morphium o Noctem.

Debido a que mi presencia en el festival se limita a ésta edición no puedo hacer comparación con otras ediciones, pese a que sí comentaría lo flojo que me pareció en aspectos como la comida (donde festivales mucho más modestos presentaban al menos dos lugares donde comprar algo de comer, éste se limitaba a una oferta bastante escasa de bocadillos en la propia barra del festival…), pero curiosamente abundante en puestos de ropa o juguetes.

Ahora hablando de lo realmente importante: El festival comenzó a su hora con la actuación de los madrileños Ciclón, un cuarteto que presentaba una estética y sonidos clásicos, y a quienes, por estar más pendiente de las fotos y de no quedarme corta de tiempo en el foso (exacto, primera vez en foso también…), no pude prestar toda la atención merecida, pero sí que me pareció muy curiosa la presencia de lo que parecía la mascota de la banda, una suerte de Eddie con chupa y cuernos que repartía billetes de 500 Ciclonios, la mitad de los cuales al parecer quedaron en el foso, pues cuando volví a entrar a hacer fotos a Infernale había más de una docena esparcidos entre los amplificadores, gracias a lo cual pude hacerme con uno y admitir que era un detalle sumamente curioso (y efectivamente dicha mascota estaba en los billetes cual Reina de Inglaterra). El resultado fue una actuación que, quizá por gusto personal, me dejó un tanto fría pese al puntazo de los billetes. O quizá es que todavía no había rodado lo suficiente en el ambiente del festival…

Los siguientes en salir fueron los murcianos Infernale, un trío que se valían y sobraban con una música influenciada por bandas como Gojira o Pantera para reventar a un público que parecía algo perezoso y que se volcó con ellos desde el minuto uno. De estética más sobria, sin embargo descargaron con muchísima fuerza y, pese a tener que escucharles desde fuera por motivos personales, el concierto se hizo muy corto, amén del tiempo en el foso, dando ellos mucho más juego para fotógrafos que la banda previa, aunque resulte ciertamente paradójico. No anduve mucho tiempo más, pues tuve, como he dicho, que salir del recinto, pese a que, sin dudarlo, acudiré a un bolo suyo si tengo una oportunidad.

Gracias al previo parón, tuve la fortuna de poder guardar energías y prepararme para el que, a gusto personal, fue el mejor concierto del festival. Los abulenses Dünedain saltaron a escena cuando aún quedaba una media hora de sol con su heavy melódico y una energía que contagiaron como una onda expansiva que, sin embargo no me pilló en absoluto de sorpresa, pues ya había probado su directo previamente en el último bolo que habían dado en Valencia y que, probablemente, era gracias a éste por el que iba sobre aviso y mi estancia en el foso se hizo sumamente breve (quizá porque me pasaba la mitad del tiempo cantando a la vez que hacía las fotos…), mientras acumulaba decenas de fotos de unos músicos que no parecían entender que era julio y que hacía un calor considerable, y se presentaban en manga larga y chaqueta saltando y jaleando. Con una mezcla de sus anteriores álbumes y nuevos temas, la banda terminó su concierto ya terminando de anochecer, dejando a los fans cansados pero contentos con un bolo redondo.

Tal y como mi compañero de foso Cejo Conejo me anunciaba (“éstos son más darks que el sobaco un grillo”), los gerundenses Morphium sucedieron a la banda abulense con un revés de oscuridad y un estilo totalmente distinto, quizá menos sencillo de digerir para los que no estamos tan acostumbrados, amén de, como ellos mismos dicen, difícil de catalogar, con largos pasajes instrumentales y los guturales de su vocalista, Alex Bace, así como con pasajes melódicos que dejaban una extraña mezcla que, sin ser especial seguidora, me dejó bastante sorprendida. Sí que cabe añadir la lástima que resultó que a partir de éste concierto hubiera una gran cantidad de humo en escena que dificultara enormemente tomar fotos desde foso, por lo cual tuvimos que ingeniárnoslas para sacar las tomas que se pudiera entre tema y tema o en momentos de maravillosa suerte en que se veía con nitidez… al menos en los tres primeros temas, claro. Finalmente el broche de oro antes del final lo puso ‘What lies behind words’, su single, acompañados por la vocalista Estefanía Aledo (Arise, Mind Driller), probablemente uno de los mejores momentos del festival y más intensos.

Crónica y fotos del Rock Arena 2017
Morphium compartiendo escenario con Estefanía Aledo (Arise, Mind Driller), fue probablemente uno de los mejores momentos del festival y más intensos. Fotografía: Herestia

Ya era noche bien cerrada cuando, siguiendo la tónica del festival (grupo de heavy/melódico, grupo extremo) le llegó el turno al cabeza de cartel, un Leo Jiménez que, si bien era muy esperado, también coincidió con buena parte de la hora de cenar y fueron muchos los que se marcharon del recinto o desatendieron al madrileño y su banda por ir a por un bocadillo. No obstante fueron bastantes los que se concentraron para verle y, pese a que no fue un concierto redondo, y que para los no muy fans pecó de un poco largo (qué le vamos a hacer si era el cabeza de cartel…), se defendió lo mejor que pudo dando un recital lleno de colaboraciones e invitados y plagado de grandes éxitos de todas sus etapas, cuya cota máxima llegó con el anuncio que quizá muchos esperábamos con más ganas: Su ya más que famosa versión del tema de Mecano, ‘Hijo de la Luna’.

Ya pasando el ecuador del festival y habiendo cruzado la medianoche (muy oportuno) les llegó el turno a los valencianos Noctem. Quizá fue éste el peor momento en cuanto a fotografía de toda la noche, pues no se veía prácticamente nada debido a un humo tan espeso que hacía que nos mirásemos los que estábamos en el foso con resignación, viendo cómo una banda a la que se le puede sacar tantísimo jugo en su fotografía se quedaba en nada más que siluetas. De hecho una de mis compañeros de festival llegó a comentar en un momento en el que Beleth, su vocalista, dejaba resbalar sangre falsa por su boca y se colocaba el mástil del micro a modo de una imitación de un crucificado, que era una verdadera lástima que una imagen tan potente quedara simplemente en una insinuación gracias al mal juego de luces y humo. En el apartado musical la banda llevaba su último álbum, ‘Haeresis’, además de varios éxitos, y sonaron cojonudamente, con perdón, haciendo vibrar el suelo del festival sin ninguna piedad. Probablemente uno de los mejores directos que, sin embargo, se echó a perder en parte en el apartado visual.

Finalizando ya, para cerrar la noche, fue el momento de Kaothic, banda de death progresivo que contaba con integrantes de la talla de Alberto Marín (Hamlet, Def con Dos…), Matt de Vallejo o Daniel Criado (Lords of Black) pero a quienes el cansancio impidió disfrutar por completo y de hecho nos fuimos del festival en cuanto salí del foso, debido al puro agotamiento. Tampoco fue buen momento para las fotos (creo que las únicas decentes las pude sacar entre canciones…), pero la verdad, es algo que se tomaba ya con resignación… Me queda una cuenta pendiente con ellos, en ambos sentidos, y espero saldarla pronto.

Con esto concluyo. El festival es uno de los más recomendables en Levante, sin dudarlo, pese a que como todo tenga sus fallos, y si quiere la suerte, el año que viene vuelva y sea incluso un poco mejor de lo que ha sido. Me queda por disfrutar un poco más a Morphium y Kaothic, así que supongo que estaré atenta para cuando hagan su paso, si lo hacen, por las salas valencianas.

Hasta entonces, se despide: Julia Martínez (Herestia)

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