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El otro lado del metal (LXXVI): David Gohe «Nunca es suficiente para dejar de aprender y admirar a otros artistas»

Nombre: David Gohe
Profesión actual: Encargado en empresa de alquiler de vehículos de lujo
Grupos relacionados: Embellish, Romanthica
Puesto dentro del grupo: Voz
Enlaces relacionados: Facebook Embellish, Facebook Romanthica
Fotografía de portada: Mer Photography

Cuéntanos quién eres, y cuál es la faceta por la que te conocemos en el mundillo.

Buenas, mi nombre es David Gohe y se me conoce por ser el vocalista de las bandas Embellish y Romanthica.

¿Cuánto tiempo llevas tocando? ¿y en tu grupo?

Desde bien temprana edad he estado muy familiarizado con la música, lo cual me permitió acudir a muchos conciertos desde tan solo 7 años. Mi padre era músico, y los fines de semana solía acompañarle en las actuaciones que realizaba. Él a su vez me llevaba a conciertos de bandas de rock que venían a la ciudad condal, y de ese modo fui formando mi inquietud musical. No fue hasta los 14 que decidí dar un paso al frente para colgarme un bajo, enchufar un micro y empezar a cantar formando una banda con un grupo de amigos. Gracias al equipo que disponía de mi padre tuve la facilidad de poder empezar a aprender a tocar, y con ello llegaron los primeros ensayos. Y ¿por qué cantar y por qué el bajo? Lo típico, nos faltaban ambos componentes y me vi con la obligación de agilizar las cosas, una tarea que hasta día de hoy he seguido haciendo con cualquiera de las bandas en las que he estado, ya sea detrás de un bajo, una batería o un teclado. Con el tiempo fui apartando el bajo y decidí centrarme básicamente en la voz.

En cuanto a mis bandas, empezaré por Embellish, pues podría decir que estoy en esa formación como tal desde el año 2002, y digo «como tal» porque ya había estado involucrado con parte de sus componentes en un proyecto anterior llamado «Las Sombras», aunque no fue hasta el 2002 cuando decidimos cesar toda actividad con ese nombre, dar unos retoques en la formación y dar un vuelco de estilo hasta llegar a lo que conocemos a día de hoy como Embellish.

Con Romanthica empecé desde que se formó la banda, en aquel entonces más bien concebido como un proyecto, allá por el 2004. Un proyecto que me ocupaba los ratos libres para hacer algo distinto a lo que hacía en Embellish empezando por el propio idioma, aunque con el tiempo ha terminado asentándose como una banda.

Desde que empecé, hace 27 años, hasta el día de hoy, el momento artístico en el que me encuentro es la consecuencia de una evolución natural y constante de alguien que no ha parado de componer y hacer cosas en una banda u otra.

¿Cómo describirías el proceso de pasar de ser un fan a subirse al escenario?

En cierto modo creo que es bueno para uno mismo (siendo músico) no perder del todo esa «faceta fan». Incluso los más grandes tienen a sus héroes. Eso también ayuda a la hora de ser mejor músico y persona, el saber donde estás y valorar más a tus fans y saber que, evidentemente, hay que cuidarlos; porque tú también has estado en su lugar en algún momento de tu vida, y por supuesto comprendes que es el sentir admiración por alguien a través de su música.

Con el paso del tiempo todos vamos cambiando en cuanto a gustos musicales, pero siempre tienes que tener a un icono en «un altar» al cual admirar, y notar ese cosquilleo en el estómago que te haga sentir que también eres eso, un fan. Ese respeto y esa admiración hacia alguien creo que es fundamental para entender dónde está tu sitio. Con los años entiendes más cómo funciona este negocio desde dentro, y llega un momento en que dejas de sorprenderte con algunas cosas, o de soñar que todo es genial, pero realmente siento que nunca es suficiente para dejar de aprender y admirar a otros artistas.

Es curioso como hace quizás 15 años perdía el culo por hacerme una foto con alguna banda, y que curiosamente con los años, alguien que la formaba ha terminado colaborando con alguna de mis bandas. El respeto y admiración hacia esa persona sigue ahí, aunque de un modo diferente, pero tus objetivos para definirte «fan» por un artista, como la vida, también misma varían con los años.

¿Tuviste algún tipo de formación musical o eres totalmente autodidacta?

Mis padres decidieron apuntarme al conservatorio dada mi pasión por la música, pero mi idea era que desde el primer día ya podría aprender a tocar la guitarra eléctrica, o aporrear una batería. Cuando empecé me di cuenta de que tenían que pasar bastantes años hasta llegar a aprender con un profesor especializado. Primero tenía que pasar por solfeo, luego especializarme en el instrumento clásico y más tarde ya vería… Aquella época era diferente, no era como ahora, que puedes apuntarte directamente a una escuela de música, pudiendo aprender a tocar desde el primer día tu instrumento favorito. En aquellos años, a mediados de los 80, era muy distinto a como es ahora, y nunca me gustó estudiar; como dije, empecé a ir al conservatorio con una idea, y finalmente terminé yendo para pasar las tardes y divertirme con los compañeros.

España siempre parece un lugar improbable para lograr el éxito con el rock/metal, ¿qué opinas de esta tendencia?

Que es totalmente cierto. Por desgracia estamos en un país en que las discográficas apenas apuestan por bandas de este estilo (por no decir ninguna), y cuando digo «apuestan» me refiero a que haya una inversión. Si lo hacen es cuando la banda se ha ganado repercusión y respeto por mérito propio y puede brillar con luz propia, justo cuando el apoyo de una discográfica ya no es necesario. Es una lástima pero es así. Cuando estuve con Romanthica en Estocolmo grabando nuestro primer álbum me di cuenta de cómo funcionan las cosas, y ya no únicamente en el ámbito musical sino en muchos otros aspectos, la diferencia entre ambos países es abismal, y la música no se libra tampoco de ello.

Por ahora no tenemos apoyo de ninguna compañía. Todo lo que hemos logrado ha sido a base de nuestra experiencia, inversiones y dedicación.

«No únicamente es tu música, tu glamour y comerte el mundo… hay muchos detalles que hay que cuidar para ir creciendo como banda o artista día a día, y si no arriesgas te acabas estancando»

¿Cómo destacar frente a las demás bandas?

No soy nadie para dar lecciones de ética o marketing musical pero te diré lo que sí intento, y es no mirar lo que hacen las demás (o como lo hacen) y seguir tu propio camino (o al menos intentarlo), haciendo lo que tú crees conveniente y del mejor modo posible. Aprender de los errores de uno mismo, no tirar nunca por el camino fácil y arriesgarte.

Podría darte un ejemplo. Puedes tocar en una sala pequeña con una calidad de sonido «cuestionable» con la certeza de que llenarás ese local – quizás para 60 personas – y a la vez asegurar no pillarte los dedos en pérdidas con la venta de entradas, dando un concierto que… bueno, simplemente será uno más. O bien puedes lanzarte a hacer una buena campaña de publicidad y promoción en una ciudad donde nunca has actuado, alquilando una sala con unas condiciones más profesionales, con capacidad para 200 personas, arriesgándote a que sea un fracaso de taquilla, pero que si funciona… hará que la gente recuerde durante bastante tiempo que acudió a un concierto memorable de tu banda, en lugar de ser eso, uno concierto más de «un grupo más».

Son «detalles». No únicamente es tu música, tu glamour y comerte el mundo… hay muchos detalles que hay que cuidar para ir creciendo como banda o artista día a día, y si no arriesgas te acabas estancando. El camino fácil es lo que haría la mayoría de bandas, ir a lo seguro y no arriesgarse, pero para eso francamente preferiría dejar la música y estar como mero espectador disfrutando de lo que hacen grandes bandas y compañeros que francamente, hay mucho y muy bueno suelto.

¿A qué te dedicas en la vida real para llegar a fin de mes?

Trabajo en mi propia empresa familiar, que se dedica al alquiler de coches de lujo con conductor, donde estoy como encargado y también conduciendo vehículos de alta gama. Lo que podría llamarse «chófer», haciendo transfers durante buena parte del día y con horarios que… bueno, en este trabajo no hay horarios. Quizás eso es lo peor de mi trabajo, el no saber si un día vas a levantarte a las 3 de la mañana o a las 6. Lo bueno es que me da flexibilidad para poder combinar mi tiempo con otras cosas, como por ejemplo cuando tengo ensayos, quiero ir a un concierto, ir al cine, irme unos días de vacaciones, o bien gestionar las fechas de una próxima gira en pleno mes de octubre.

Por suerte me da facilidad para poder hacer todas esas cosas. De lo contrario, francamente, no sé cómo podría tener un trabajo normal con la actividad que llevo en la música, o viceversa.

También hago trabajos de diseño gráfico para bandas o promotoras de conciertos. En los álbumes de mis grupos puedes ver mi trabajo, desde el logo hasta la portada.

¿Te genera más gastos o ingresos tu participación en la banda?

Por desgracia gastos, como a la mayoría de músicos en este país. Tengo muy claro que hoy en día tener una banda es un hobby muy caro, y un auténtico sacrificio, si lo intentas enfocar al mundo del modo lo más profesional posible. Y aunque lo defina como hobby no lo digo en tono despectivo, como «para pasar el tiempo», lo digo porque hasta hoy no me da para comer y desgraciadamente tienes que invertir más dinero del que finalmente acabas ganando. No nos engañemos, la mayoría de bandas que se han ido separando no lo han hecho porque no eran buenas o no tenían sus legiones de fans, ha sido – en parte – debido a lo mal que funciona el mercado de la música a día de hoy.

«Solo le temo a la hoja en blanco. Que llegue el día en que no me sienta con las ganas, fuerzas o inspiración necesaria para crear algo bueno»

¿Dónde está la frontera entre un hobby caro y una profesión con la que ganarse el pan?

Voy a ponerte un ejemplo: Manson, Cradle of Filth, Ghost… en definitiva, bandas que empezaron en su día como «banda» siendo «una más» con un primer álbum en el mercado, y que con el tiempo han terminado destacando sobre otras, creciendo y dedicándose a ello profesionalmente. Han tenido cambios de formación infinidad de veces, tantos que han dejado a sus seguidores más de una vez desconcertados. Suele pasar que la banda saca un álbum que encanta el público en general, un álbum creado puramente por el placer de sacar buenas canciones; entonces, la banda llega al mejor momento de su carrera y el público adora a los integrantes que compusieron y grabaron ese disco. Por algún motivo, cuando una banda comienza a trabajar más profesionalmente, no todos los componentes están dispuestos a dejar de ver tan a menudo a sus familias o amigos, y a dejar a un lado sus vidas por estar de gira durante meses, encerrados en un autobús, tocando cada noche en una ciudad diferente, de hotel en hotel y sin parar de moverte. Esa puede ser una de las razones de tantos cambios, y suelen suceder en toda banda que pasa de ser un hobby a vivir de ello.

Luego están también los malditos egos y los factores económicos. Llega un día en que ya no son solo risas, y dejas de priorizar la amistad personal que te unía con todos los componentes de la banda, pasando a convertirse en relaciones de mero respeto y profesionalidad, como en un trabajo. No voy a decir nombres de bandas con las que – girando – he visto esto, que están en este negocio y prácticamente ni se tratan entre ellos, ya que al haber girado con bastantes grupos, me he dado cuenta de lo infelices que eran algunos en realidad. Pero es una realidad, y es muy corriente en muchísimas bandas. Bandas que cuando los ves posar juntos en una foto con los fans exageran sus caras, como si estuvieran en una fiesta constante y feroz las 24 horas del día, pero una vez hecha la foto vuelven a esa seriedad y a esa infelicidad.

Por suerte, todavía no siento que en ninguna de las dos formaciones en las que estoy, o en ninguna de las bandas en las que haya participado, me haya encontrado a disgusto, o sentido que estoy en un trabajo al que me jode ir, a pesar de hacer lo que más me gusta. Por esa razón, aunque no pueda considerarme profesional en este mundillo y vivir de ello, considero que soy muy afortunado de estar con la gente con la que estoy, valoro este momento que estoy viviendo, y sé que el día de mañana me llevaré grandes recuerdos, tanto de mis compañeros como de los fans, que algunos acaban convirtiéndose en mejores amigos.

«Creo que es bueno para uno mismo (siendo músico) no perder del todo esa «faceta fan». Incluso los más grandes tienen a sus héroes. Eso también ayuda a la hora de ser mejor músico y persona»

¿Consideras a corto, medio o largo plazo la posibilidad de poder vivir de la música?

Es un circo enorme y variante que, francamente, nunca se sabe. Pero hace tiempo que eso ya no me quita el sueño. Solo le temo a la hoja en blanco. Que llegue el día en que no me sienta con las ganas, fuerzas o inspiración necesaria para crear algo bueno.

¿Qué tendría que cambiar para que eso fuera posible?

Si te refieres a vivir de la música, ¿de mi música? debería cambiar – para empezar – la educación en este país; y por supuesto echar a la calle a la mayoría de chupatintas que dirigen las discográficas multinacionales, cambiarlos por gente que realmente ame, entienda y adore la música. Gente que más allá de mirar si «este producto vendería o no vendería», apueste por algo porque cree que es bueno y decidida arriesgarse por ello.

Hace años pensaba que llegar a un lugar privilegiado en este «mundillo» se debía únicamente a la calidad de tus composiciones, estaba demasiado ciego creyendo un sueño que dejó de funcionar de ese modo hace quizás demasiado tiempo. Por desgracia no veo una fecha próxima en la que esto pueda suceder. Solamente tienes que poner cualquier emisora comercial y pararte a escuchar las letras de las canciones. O son estúpidas, o estúpidas y a la vez ofensivas/denigrantes. Y esto va más allá de un estilo musical… Un ejemplo, Leticia Sabater. Cada año nos invade con su hit del verano, y a pesar de que nadie lo quiere (o así lo dejan ver las redes sociales), y que todo el mundo la critica hasta la saciedad; al fin y al cabo comparten su vídeo y lo comentan. Da igual que hablen mal, y ahí está el problema; me pone enfermo porque sucede precisamente lo que la gente que ha lanzado el disco/video quiere, que se hable de ellos y termine siendo viral. Ese interés en comentar el trabajo – por ejemplo – de este «personaje», por decirlo de un modo educado, es lo que llama la atención de las grandes discográficas, que luego terminan ofreciéndoles un contrato discográfico y dejando sin oportunidad a grandes bandas que tenemos en este país y a día de hoy siguen en el anonimato.

«El camino fácil es lo que haría la mayoría de bandas, ir a lo seguro y no arriesgarse, pero para eso francamente preferiría dejar la música y estar como mero espectador disfrutando de lo que hacen grandes bandas y compañeros que francamente, hay mucho y muy bueno suelto»

¿Qué has aprendido hasta ahora del negocio como músico?

Si tengo que hablarte de como lo veo desde dentro, opino que la música que vende para las grandes masas sería algo comparado a un restaurante tipo multinacional, como McDonalds o Pizza Hut. Un producto que ha quedado demasiadas veces en duda por su falta de calidad, pero que arrasa allá por donde va. Luego están los restaurantes de comida casera más minoritarios que están hechos únicamente para aquellos que llegan a tener la suerte de descubrirlos y con un paladar exquisito.

¿Qué porcentaje de las experiencias personales se transportan a la partitura?

Prácticamente todo… En todas las canciones que he compuesto o escrito siempre me he basado en experiencias personales. Todas mis canciones cuentan algo que he vivido, ya sea sobre alguna relación amorosa o alguna relación personal, llámale familia, amistad… En definitiva la vida misma.

Algunas canciones son historias muy concretas que únicamente entenderá al 100% la persona a la que pueda ir dirigida, o pueden ser canciones que hablan de una historia ficticia, o al menos así lo creía inicialmente, pero que con el tiempo me he dado cuenta que el inconsciente también formaba parte de aquella composición. En el fondo el arte es eso, es sacar todo aquello que te hace un ser vivo. Sentimientos.

Un deseo para el futuro

Que algún día cierren Telecinco.

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