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Morito Ergo Sum ‘A Mournful Foreboding’

La relación con la música es muy parecida a la relación que desarrollamos con otras personas. A veces, sucede eso de que por mucho que ambas partes hagan un esfuerzo, hay algo que no acaba de cuajar. Básicamente eso es lo que me pasa con ‘A mournful foreboding‘, el primer álbum larga duración de Morito ergo sum. Tendría que utilizar esa manida frase de “no eres tú, soy yo…” al hacer la valoración general de este álbum.

Sí. Todo está en su sitio. Tienen una buena colección de canciones. Los temas se desarrollan de forma variada dentro de un territorio tan acotado como es el del doom clásico que practican los suecos. La voz, las letras y la musicalidad transmiten las emociones que un álbum de doom tiene que transmitir. Pero… el pero es que aunque todo está bien encajado, me falta ese plus, me falta esa chispa mágica, o ese “no se qué” tan intangible, que me tire para atrás y me haga caer rendido a los pies de este trabajo..

Pero no construyamos la casa por el tejado y no nos precipitemos en sacar conclusiones, porque a pesar de lo dicho, no nos encontramos, ni mucho menos, ante un mal disco.

Pongámonos en situación. Morito ergo sum es una banda plurinacional afincada en Estocolmo. La banda, fundada por Paolo Cito, publicó una demo en el 2010, junto a Walter Basile. Poco después se incorporarían Harry Virtanen y Pablo Magallanes. Un año más tarde de la demo, y en forma de cuarteto grabarían un Ep titulado ‘Moonchild‘. En los años posteriores el grupo iría haciendo frente a una serie de cambios en su formación, hasta configurar la actual y definitiva, en la que Cito y Virtanen permanecen, y a los que se ha unido Sebastian Rosengren como vocalista y violinista y Xavier Aguilar como guitarrista. Walter Basile, a pesar de dejar la banda, continúa como batería de sesión. Con estos protagonistas son con los que afrontan la grabación y el lanzamiento de su primer Lp, ‘A mournful foreboding‘, que salió el 25 de Marzo de 2016, y que en las próximas lineas nos proponemos diseccionar.

La verdad es que el grupo es honesto en sus intenciones y no lleva al engaño al oyente aficionado al doom. Desde su portada, antes de que empiece a sonar la música, ya transmite un sentimiento de pérdida, y de desesperanza y de dolor existencial.

A lo largo de sus ocho temas – seis de los cuales son nuevas composiciones, y los dos últimos son temas recuperados y mejorados sensiblemente para este álbum de su demo de 2010 – podrás notar el flujo de la desazón en sus letras y en sus riffs, lentos y pesados, que arrastran el ataúd de las cargas que vamos acumulando a lo largo de nuestro deambular por la faz de este planeta.

Abre fuego ‘Silence, my beloved friend‘. Pero este tema no me acaba de quemar del todo. No caigo dentro de él, y permanezco como mero espectador. ‘Falling low‘ sin embargo, aparece para subir el listón. Un oscuro riff conduce el tema. Los arreglos acústicos y los dibujos de guitarra a mitad de camino, consiguen crear un clima de nivel y con un toque muy emotivo.

Acometen el apartado vocal prescindiendo de guturales, y atacando su temática de forma cantada. Personalmente hecho de menos algo de la agresividad y visceralidad que da a las bandas esa mezcla vocal death/doom, ellos prefieren jugárselo todo a esta otra carta, menos manida habitualmente a día de hoy, siguiendo el legado de clásicos como My dying bride. El enfoque está logrado y el fraseo es muy afectado, aunque personalmente no me acaba de convencer cuando realiza una especie de trémolo al final de algunas frases.

Tiene canciones más destacadas que otras. Me sedujo sobre todo la parte central de disco con ‘Crows of hate‘ y ‘My shameless pain‘. Me parecen dos temas de altura. ‘Crows of hate‘, uno de los más inspirados, empieza con un canto casi religioso y un arpegio grave y tétrico para irse desarrollando y enriqueciendo poco a poco, cargado de fuerza y emoción. En ‘My shameless pain‘, la potencia de las guitarras conjugadas con la sonoridad del violín, ya te atrapa desde los primeros instantes.

I won’t be around (tomorrow)‘, con una combinación de acústica, violín y voz realmente depresiva, y ‘Rain‘ son dos temas acústicos estratégicamente colocados – en tercer y sexto lugar – para descargar un poco y dar más potencia a los temas que los rodean. Esta función la cumplen completamente, dándole variedad a la escucha y haciendo que el álbum sea más ameno gracias a estas variaciones. La cruz en este caso, es que a pesar de que funcionan bien en el conjunto del álbum, no son temas que a título individual destaquen, a pesar de que sobre todo el primero de ellos es convincente. Y es una pena, porque podría subir muchos enteros el álbum de ser algo más brillantes.

El álbum cierra su recorrido con ‘Gone‘ y con ‘I die, therefore I am‘. Estos son los temas rescatados de su demo de 2010. Ambos aguantan el tipo y están mucho más redondeados que en sus versiones previas. Con ‘Gone‘ han conseguido un tema verdaderamente rocoso. ‘I die, therefore I am‘, que además como curiosidad, deciros que es el nombre de la banda traducido al inglés, es otro de los momentos álgidos del álbum. Uno de los temas destacados. Varía bastante en comparación con los otros en cuanto al enfoque instrumental, tiene un toque épico que se agradece y posee unos arreglos de violín que le quedan muy bien, y le dan un barniz gótico y solemne.

Todo hay que decirlo. Nos enfrentamos al primer larga duración de la banda, y cumple las expectativas. No creo que ningún seguidor de doom, a dos aguas entre el clásico y el gótico, se sienta decepcionado con este álbum. Quizá le falta pulir alguna arista y buscar un sonido más personal, aunque dudo mucho que eso sea una prioridad para la banda, que parece más centrada en conseguir temas de calidad dentro de su estilo.

Moritu ergo sum, son capaces de demostrarnos una vez más que el doom no es “sólo” escribir riffs lentos y pesados. Hay que saber hacerlo. Y ellos lo saben hacer. Han conseguido un álbum competente y sólido, aunque quizá les quedase algo genérico. El sonido, aunque se nota que no estamos ante una producción estelar, y que da un poco la sensación de que a algunos temas se les podría sacar más jugo, tiene un deje metálico y frío que se adapta perfectamente a las necesidades del grupo y a los matices que pretende transmitir.

Lo Mejor

  • La parte central del disco.
  • Los temas re-interpretados. Se nota la mejoría.

Lo peor

  • Temas mejores que otros, lo que le resta continuidad a largo plazo.
  • Si te gusta tu doom sazonado con guturales, aquí no lo tendrás.

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