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Inferno ‘Genética Humana’, consigue hacer menear la cabeza durante un buen rato

Nunca es tarde para lanzar tu primer larga duración. En el caso de Inferno, banda proveniente de Ceuta, la espera ha sido de 7 añitos desde que se formaron en 2009. Un único EP les precede, pero aquí es donde viene la carnaza buena. ‘Genética Humana‘ salió en la segunda semana de enero a través de Necromance Records y nos ofrece 10 temas con media hora en total de thrash bruto y sin concesiones. Analizamos el disco pieza a pieza.

‘Avaricia’ es el arranque del LP, introduciendo lenta aunque poderosamente el instrumental. No hacen falta muchos compases marcando para comenzar el desfase de riffs, acompañados con la áspera voz que le sienta como anillo al dedo en cuanto a contundencia. La batería es machacona, siendo algo repetitiva salvo arreglos puntuales en los momentos menos densos del tema.

El segundo corte es breve pero intenso. Rifazo inicial de ‘Cien Mil Golpes’ que conforme ahonda presenta interludios largos y estrofas breves, donde aprietan más. En el estribillo de nuevo tiran de coros como en la pista anterior, enlazando después con el solo que corta de forma abrupta para repetir estribillo y acabar con una sección más pesada que veloz. Muy en la onda hardcore, recordando a Soziedad Alkoholika con ramalazos que podemos encontrar en varios momentos a lo largo del disco.

‘Asesino’ va con fuerza con los primeros riffs y bien parejos a una batería que aquí se desenvuelve con mayor soltura y muchos más recursos. Marcando la base con un doble pedal constante, los blasts no son tan frenéticos y el juego con los platos acentúa la clave de esta canción, que apuesta por la contundencia por encima de la velocidad sin dejar a esta de lado.

El caos lleva un nombre, y es ‘Muérete’. Los quince primeros segundos son devastadores, solo para hacer una idea de lo que nos espera. La letra, violenta y reivindicativa, muy en la vena punk/thrash, suena atronadora en la onda de las influencias de la banda, como los nacionales Beer Mosh y Nopresion. La nota clave vuelve a ser un tempo rápido, un patrón clásico de batería con los arreglos justos, riffs demoledores y un bajo que pasa desapercibido entre tanto jaleo. En el último medio minuto el corte toma otro cariz algo más digno de ser cabeceado con gusto para finiquitar de nuevo a doscientos por hora.

‘Cultura del Egoísmo’ es otro pepino que sin embargo peca de extrema sencillez en la parte inicial. El segundo riff y especialmente el groovazo de la batería que le sigue (destacando el juego magnífico del doble pedal) pintan mejor las cosas y afortunadamente la cosa remonta. Tras algún un breve solo, se reinicia y repite el esquema.

Llega la hora del mid-tempo con ‘No Es Tu Dios’. En los primeros compases la guitarra juega con una progresión sencilla sumándole un poco de palm-mute y apoyado por una percusión que va subiendo el nivel de agresividad. No llega a evolucionar en algo tan veloz ni tan pesado, aunque sí que tiene su miga especialmente en su letra y los coros del estribillo (como ya he comentado, recurso recurrente en el álbum). A dos tercios del trayecto, un cortísimo interludio de tintes árabes que hace rememorar al instante el de ‘Holy Wars’ de Megadeth da paso a un nuevo solo de guitarra, esta vez algo más extenso. De nuevo el dúo de guitarras crean un puente brutal que enlaza con la sección final, a tope de revoluciones.

‘Tu Credo’ resulta más floja, con una sucesión de riffs algo pobre, mientras que “Millones de Ratas” remonta considerablemente, en especial teniendo en cuenta la combinación de coros bien encajados y un instrumental con un poco más de color, alcanzando su cénit hacia el ecuador.

La canción que da nombre al disco es de las más breves que contiene, con riffs parejos a la voz y los coros e interludios protagonizados por un doble bombo atosigador. El resto no esconde mucho misterio, dejando lugar a una de las mejores canciones del disco, ‘Amnesia’, donde desde el primer riff muestran mucha más ambición, logrando una composición mejor desarrollada.

Inferno se posiciona como el principal baluarte thrasher nacional en continente africano, con un debut que no destaca por ser demasiado variopinto, pero que cargado de furia y patrones muy en la onda hardcore consigue hacer menear la cabeza durante un buen rato. La producción nos deja un par de guitarras afiladas con buen sonido. ¿La nota negativa en este aspecto? El bajo, desaparecido en combate, dejando el protagonismo de los graves a una batería pesada y con esporádicos detalles más allá de cumplir con su función, petando los graves sin cesar.


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