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Grin ‘Translucent blades’, batería, bajo y voces… ¿quién necesita más?

Batería, bajo y voces… ¿quién necesita más?

Pues parece ser que al menos Grin, dúo compuesto por Sabine Oberg y Jan Oberg – ambos conocidos por el personal más apegado al stoner-doom, ya que conforman dos tercios de los ya establecidos Earth Ship – no lo necesitan en absoluto.

Aquí los dos se lo guisan y se lo comen ellos solos, y lo hacen arropándose con un vestuario más oclusivo y claustrofóbico para dar substancia a esta diferente manera de dar encarnación a sus composiciones.

La densidad del doom les da la robustez estructural necesaria para sujetarnos, y la plasticidad de la psicodelia suponen las ventanas al profundo y enigmático vacío estelar por el que Grin nos despeñan. Todo ello bien saturado de fuzz en la instrumentación y reverb en las voces, encuentran Grin ese punto de equilibrio para ambos, que tan buenos resultados compositivos suele ofrecer.

Con ‘Translucent blades‘ lo logran con cierta holgura, y si bien no es que presenten nada completamente inaudito a los oídos de los más avezados, con sus ocho nuevos temas entretienen, convencen, y desde luego certifican que tanto la calidad de las canciones como el sonido global de este segundo disco, ha dado un sólido paso adelante con respecto a la opera prima de hace un par de años.

El mismo corte de apertura ‘Helix’ es una buena muestra de la saturación a la que van a someternos durante la audición, convirtiéndose de paso en uno de los favoritos dese la primera escucha. También destacamos las melodías graves del tema que da nombre al disco, y que impregnan todo el trabajo. Las espirales sónicas y las hipnóticas voces se van desperdigando a lo largo de todo el minutaje, no excesivamente largo, del álbum y entre estos factores el álbum va avanzando en el tiempo de forma casi imperceptible.

En algunos momentos, como puede ser en la algo grungera (si es que el término existe…) ‘Husk‘ también recurren puntualmente a otros instrumentos como las guitarras, pero siempre que se rebuscan más allá le las fronteras del binomio bajo-batería se justifica con el resultado final de la canción en cuestión.

En la cara b seguimos encontrando perlitas como la más chamánica ‘Antares‘, o ‘Electric eye,’ que en uno de mis muchos cortocircuitos sinápticos, mis neuronas lo encuentran equidistante tanto de Ufomammut como de algo que en principio podría parecer tan alejado como los Helmet de su álbum ‘Betty’.

El disco se disfruta de un tirón, que se sostiene en sus cualidades y en el que sin demasiados dudas sus pros se imponen a los aspectos negativos que uno pudiera achacarles. Desde luego no carece ni de gancho ni de garra, la cual se confirma perenne a lo largo de sucesivas escuchas. En definitiva, un trabajo que es un sólido paso adelante en su crecimiento, y que sin colocarlos en una posición privilegiada dentro de su género, si que los confirma como una banda a la que no debemos perderle pista.


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