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Crónica y fotos de Guns n’ roses + Sebastian Bach en el Palacio Vistalegre (Madrid)

Eran las 18:45 horas cuando las puertas del Palacio Vistalegre se abrían para dejar paso a miles de personas que esperaban una larga cola bajo una inmensa lluvia en Madrid. A las 20:30 un enérgico Sebastian Bach salía al escenario para interpretar durante una hora, y en su mayoría, los grandes éxitos de su antiguo grupo, Skid Row.

La primera canción sería ‘Slave to the Grind’ donde se veía un Sebastian repleto de fuerza, haciendo lazos de rodeo con el cable del micrófono y moviéndose de un lado para otro. Le seguiría una versión de Aerosmith ‘Back in the Saddle’. Y ‘Big Guns’, en la que se pone un sombrero rojo, nos saluda, y comenta que es el mayor show que ha dado en España (por la cantidad de gente congregada). Lo que nos recordó que su última actuación en nuestro país fue en la Sala Macumba en julio de 2007.

Más clásicos de Skid Row, ‘Here I Am’, ‘Piece of Me’ y las emotivas baladas ’18 and Life’ y ‘I Remember You’, dejaron en segundo plano las cuatro únicas canciones que sacó de su propio repertorio. Fue una hora en la que pudimos contemplar que Bach sigue estando en muy buena forma, a pesar de no poder valorar al cien por cien su voz, ya que el sonido del recinto deja bastante que desear.

En resumen, podemos decir que el show que nos ofreció el canadiense fue el entrante que nos abriría el apetito de lo que sería el plato fuerte de la noche. Hay que decir que el hecho de que Sebastian Bach fuera el encargado de abrir el show para Guns n’ Roses habría animado seguro a más de un indeciso a la hora de tomar la decisión de comprar su entrada.

Pasadas las 22:45 horas, y como nos tiene acostumbrados Axl Rose con su desagradable (y ya conocida por todos) impuntualidad, se hizo la oscuridad y comenzaban a sonar los acordes del single que da título a su último trabajo ‘Chinese Democracy’. Un Axl con algún kilo de más, sin sus trenzas de los últimos años y ataviado de colgantes, se mostraba cómodo y con un gran entusiasmo ante las cerca de 15.000 personas congregadas allí.

Sonaron ‘Welcome to the Jungle’, ‘It’s So Easy’ y ‘Mr. Browstone’, seguidas de dos temas de su último disco; ‘Sorry’, una de las más emotivas, y la potente ‘Shackler’s Revenge’. El guitarrista Richard Fortus nos deleitó con el tema de la banda sonora de James Bond, seguida de la versión de Paul McCartney ‘Live and Let Die’. Y tras un ‘Rocket Queen’, el teclista Dizzy Reed, miembro del grupo desde 1990, interpretó una canción de David Bowie con un solo de piano.

‘Street of Dreams’ y ‘You Could Be Mine’ sonaron previas al magnífico solo que interpretó DJ Ashba con su ‘Ballad Of Death’. Y poco después nos ofrecieron el clásico ‘Sweet Child O’ Mine’, coreado además por todos los asistentes. Teniendo el batería también su momento de gloria, al ejecutar el mítico tema de Pink Floyd ‘Another Brick In The Wall’, siendo acompañado posteriormente por el resto de la banda, mientras dejaban así tiempo a Axl para cambiarse y lucir un nuevo modelo.

«Cabe destacar el estado físico de Axl, bastante mejor que años atrás, y la buena conexión entre él y los músicos»

Cabe destacar el estado físico de Axl, bastante mejor que años atrás, y la buena conexión entre él y los músicos. Interpretó varios temas al piano, además del entrañable ‘November Rain’, que nos hizo recordar tiempos pasados de la antigua formación. Para poco después, deleitarnos el guitarra Ron ‘Bumblefoot’, con unos acordes de la banda sonora de La Pantera Rosa.

Uno de los momentos más emotivos de la noche, sin duda, fue la interpretación del clásico tema de Bob Dylan ‘Knocking On Heaven’s Door’, donde Axl pedía nuestra participación. Antes de su primera despedida tocarían ‘Better’ y ‘Nightrain’. Volverían con ‘Don’t Cry’ interpretada con cuantioso sentimiento que volvió a conmocionar a los asistentes. El broche final sería para ‘Madagascar’, y la última versión de la noche ‘Whole Lotta Rosie’ de AC/DC, con la que el público volvió a brincar. Finalmente, cerrarían el concierto con el habitual ‘Paradise City’.

Un lleno absoluto de pabellón, incluso, pasillos, escaleras y gradas, para en definitiva, dos horas y media de un concierto digno, mejorando actuaciones de años atrás, en el que tuvo mayor afecto sus temas clásicos, recordados por un público variopinto donde tuvo cabida tanto adolescentes, parejas treintañeras y padres con sus hijos.

Fotografías: Carmen Rockdríguez

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