Fotografías: Álex Marquez Photo
El pasado 10 de marzo estuvimos presentes en Sevilla, dispuestos pese al temporal a disfrutar de la cuarta edición del Palacio Metal Fest, en la localidad de Los Palacios y Villafranca. Hubo un par de cambios importantes en la organización prácticamente a última hora: primero, el traslado de la ubicación de su emplazamiento original al polideportivo por seguridad frente al clima, y segundo, la caída de Abductum del cartel por enfermedad de uno de sus miembros. Después de todo, entraron Marabunta en lugar de los thrashers granadinos y las nubes se dedicaron a ser meros testigos sin ganar protagonismo…
La marcha arracaba pronto, ya que con seis bandas en el cartel y un solo escenario, había que organizarse bien. Los cántabros Pandemia subieron al escenario bien motivados tras su paso por Madrid, y abrieron la tarde con ímpetu frente a todavía poco público. Eso se solucionaba rápido, ya que a poco que avanzaban los temas la gente iba entrando y llenando la sala, y por supuesto respondiendo ante el despliegue de los muchachos. Se encuentran presentando su nuevo disco, «Behind Enemy Lines«, tocando varias piezas como «Suicide Squad» o «Message of Death«, entre otras como «Pandemia«, «Eat My Guts» y «Aggression Desires«. Pusieron el puntillo final con «Arise», original de Sepultura y buena influencia de la formación. No les perdáis de ojo, y mucho menos a su batería, que reparte manduca sin despeinarse.
El testigo iba para Marabunta, que se encargaron de cubrir el hueco de Abductum en sus tres cuartos de hora reglamentarios. Esto le daba aún más color al cartel, que pese a lo que pueda pensar más de uno, tuvo mucha mejor acogida de lo esperado. El sexteto, practicando su particular mezcla de rapcore con elementos thrashers y tintes grooveros, con un dúo de cantantes y letras sobre asuntos sociales y políticos, aprovecharon a tope esos minutos y el público reaccionó de igual manera.
Desde Valencia llegaba Zarpa con su heavy de corte clásico. Parecen inmortales, porque pese a su edad, prima más la trayectoria y su aguante particular. Son profetas en su tierra, Mislata, y aunque yo personalmente pensaba que no iban a tener tanto tirón fuera, me hicieron callar la boca. No tuvieron el tiempo que acostumbran a tocar y su sonido tampoco fue el mejor de la tarde, pero el respetable respondió positivamente. Tampoco es que dieran muchos trotes sobre el escenario: la edad no perdona y se centraron en lo musical, cumpliendo como toca. Poca caña le dieron a su último disco, “Dispuestos para Atacar“, centrándose más en otros temas de su discografía, con clásicos como “Llega el Castigador” o “Herederos de un Imperio“, de sus primeros años. Cerraron con esta última su actuación, con la sensación de haber entretenido al público pero sin haber dejado buena huella.
Vhäldemar le iba a dar ese puntillo powermetalero a la velada, que le sentó como anillo al dedo. Los vascos andan dándole promo a «Against All Kings«, el LP que lanzaron hace medio añito, y procuraron subir el listón del festi un peldaño más. Destacaron más que sus antecesores tanto en imagen como en sonido. Su vocalista se dio un buen paseo entre los asistentes, por supuesto llegando a subir sobre una de las barras (sin muchos vasos sobre ella en ese momento, por suerte).
En este punto de la noche la cosa empezaba a subir de nivel, con la asistencia todavía en aumento, conciertos subiendo las revoluciones y la promesa de lo que estaba por venir.
Arrancaba una de las apuestas más arriesgadas del festi con Debauchery. Los alemanes, metidos en el rollito del death&roll, salieron ataviados con unas máscaras demoníacas que enseguida atrajeron la atención del público. En lo musical también engancharon de sobra, con su estilo peculiar de metal que no logra encajar en muchas etiquetas, al menos para describirles a grandes rasgos, pero que resaltaron todavía más la mezclilla que tenía el cartel del Palacio. Su bolo era de los más largos de la noche junto al de Suicidal Angels, así que poco les duraron las máscaras a los germanos con el calor que se estaba acumulando. Se despidieron dejando un buen sabor de boca, dándoles relevo los thrashers griegos.
Suicidal Angels son buena prueba de cómo se ha puesto de bien la escena del thrash metal griego a lo largo de estos últimos 15 años. También han pisado bastante España últimamente, pero su presencia era el máximo reclamo esta vez en Sevilla. Qué decir de ellos… thrash con cuerpo, sin medias tintas, con claras influencias del old school americano pero también con el puntillo groove tan famoso en las nuevas generaciones. Repitieron gran parte del setlist que venían tocando en esta gira, con canciones como «Capital of War«, «Bloodbath» o «Moshing Crew«. Otras como «Bleeding Holocaust» o «Seed of Evil» también hicieron presencia, dejando uno de los mejores shows de la velada. Pese a todo, la jornada iba pasando factura y los ánimos comenzaban a decaer poco a poco.
Para rematar la noche estaban Bellako. La apuesta del festival fue ponerles a última hora, y casi que hasta le vino bien a la organización puesto que revitalizaron a un público que ya mostraba signos de cansancio (muchos de los asistentes ya habían hecho la fuga correspondiente). Sin ir más lejos, los de Barcelona se marcaron otro conciertazo marca de la casa: mucha energía sobre el escenario y provocando el mismo resultado a pie de pista, aunque con un poco menos de cachondeo que el habitual para ellos. Tras varios pogos entre los que todavía tenían ganas de liarla y su setlist, algo reducido para no acabar demasiado tarde, pusieron punto y final a un señor festival.