La Estadea Logo

Children of Bodom ‘Relentless reckless forever’

Hace unos días un conocido definía a Children of Bodom como la versión acelerada de Blind Guardian. Obviamente no son santo de su devoción, pero como definición objetiva puede tener su parte de acierto. Ahora bien, si le quitas ese plus de velocidad, ¿qué nos queda? Pues, aunque no lo aconsejo, el que quiera averiguarlo puede darle un pase a este decepcionante nuevo disco de Laiho y sus muchachos.

En un principio la cosa no parece por del todo mal pues ‘Not my funeral‘ no suena tan diferente a discos anteriores, aunque ni se acerca a los primeros trabajos. Sin embargo, a los pocos segundos descubro que el tema no va hacia ningún sitio, perdiéndose incluso en riffs de corte más técnico y con un estribillo con más bien poca sustancia. Quizá me quedaría con la parte del solo, pero tampoco me mata.

Tras un desalentador inicio, ‘Shovel Knockout‘ acelera a manos de la batería de Raatikanen, pero solo lo justo para dejarnos con la miel en los labios, pues poco más tiene este tema para ofrecernos. A partir de ahí, el disco empieza a venirse abajo, como en ‘Roundtrip to hell and back‘, un medio tiempo aburrido del que solo rescato algunos teclados o en ‘Pussyfoot miss suicide‘ que lo intenta sin demasiado éxito porque resulta un tema bastante plano y con cierto regusto a metal clásico acelerado pero sin nada destacable. Y más de lo mismo se puede decir del tema que da título al disco, con un trote cansino y un estribillo simplemente malo.

Cuando ya empiezo a entornar los ojos, la velocidad inicial de ‘Ugly‘ me pilla desprevenido. No es el tema de mi vida, pero por un momento parece rescatar de mi memoria los viejos sonidos. Eso sí, tiene unas transiciones de teclado realmente horribles. ‘Cry of the nihilist‘ es bastante animada y al menos, unida a la anterior, deja unos minutos de escucha entretenida.

Cierran el disco el fiasco de single, ‘Was it worth it?‘, que según Laiho es un tema bastante festivo pero que aun así suena heavy. Y ‘Northpole thowdown‘ que por momentos parece que va a romper, aportando la mayor velocidad del plástico, pero no termina de hacerlo.

En definitiva, un disco bastante pobre para lo que esperaba de un grupo consolidado como Children Of Bodom. Quizá han cambiado su estilo y yo no me he sabido adaptar, pero mis favoritos de entre su repertorio están muy lejos de lo que traen en este trabajo. Las guitarras suenan sucias, pero bien grabadas, y ahí termina todo lo ‘cañero’ que nos ofrecen. Eso sí, el lanzamiento les permitirá volver a salir de gira como cabezas de cartel, y quien quiera podrá verlos en mayo por los lugares habituales.


Etiquetas relacionadas