La jornada del sábado era el día estrella del festival, con actuaciones esperadas con bandas de renombre, y en las que destacaba Metallica. El recinto congregó gran afluencia de público desde primeras horas de la tarde, lo cual ya se notaba al llegar a la zona del festival, costando tanto aparcar el coche como acceder al interior del reciento.
Entre los grupos de esta jornada destacó la presencia de la única representación española para este Sonisphere. Se trataba de los madrileños Vita Imana, cuya trayectoria está en plena ebullición. Llegaron a Getafe presentando su último disco ‘Uluh‘, y a parte de poder gozar de una enorme audiencia, hicieron temblar el cemento de la explanada con canciones como: ‘Animal‘, ‘Quizá no sea nadie‘ o ‘Un nuevo sol‘. Tanto su vocalista, Javier Cardoso, como el resto del grupo se mostraron muy agradecidos por la ocasión, y a su vez el público respondió con un constante y robusto impulso. Justo a continuación comenzaban también en el escenario 2 los finlandeses Children Of Bodom, los cuales realizaron una actuación muy limitada por su brevedad. Tocaron temas como: ‘Hate Me!‘, ‘Warheart‘, ‘Shovel Knockout‘, ‘Blooddrunk‘, ‘Angels Don’t Kill‘ o ‘Needled 24/7‘. El sol de justicia que caía a esa hora no resultó nada beneficioso para una banda de death melódico, que se vio claramente deslucida a pesar de su intento por hacerlo correctamente. Sin duda se habría disfrutado mucho más si los hubieran reservado para altas horas de la noche. El sonido tampoco jugó en su favor, así que sin más pudieron ofrecer un concierto sin pena ni gloria. Cerraron con dos clásicos como: ‘Downfall‘ e ‘In Your Face‘.
Poco despues en el escenario principal comenzó la actuación de Within Temptation, donde se registraba un lleno hasta la bandera (muchos ya cogían su sitio para las actuaciones que vendrían después). Sharon den Adel encabezando la banda destacó por su excelente voz y puesta en escena. También pudimos comprobar que el sonido había mejorado notablemente comparado con la jornada anterior. Se centraron sobre todo en temas de su último trabajo, ‘The Unforgiven‘, mientras al mismo tiempo se proyectaban en las pantallas imágenes e historias de ese mismo lanzamiento. Comenzaron con el corto ‘Mother Maiden‘, precedido de ‘Shot In The Dark‘, ‘In The Middle Of The Night‘ y ‘Faster‘, procedentes de su último trabajo. Siguieron con: ‘What Have You Done‘ de su álbum ‘The Heart of Everything‘. De nuevo volvieron con temas nuevos como: ‘Fire And Ice‘, ‘Iron‘ y ‘Sinead‘, intercalándolos con los clásicos que les hicieron tan populares como el ‘Stand My Ground‘, o de su etapa anterior con temazos como: ‘Ice Queen‘ y ‘Mother Earth‘.
Tras la actuación de Within Temptation, muchos se desplazaban al escenario 2 para contemplar la satánica ceremonia de Ghost, liderados por Papa Emeritus, muy en su papel de sacerdote, con la cara pintada e interpretando todo un setlist de heavy metal. Sonaron muy bien y dieron un buen espectáculo, pero simultáneamente en el escenario principal se estaba contagiando parte de la esencia del ‘Big Four‘. Y es que dos de las mayores bandas thrash de todos los tiempos iban a compartir escenario en breve. Slayer ofrecieron un gran concierto y desgarrando con su repertorio. La afluencia de masas se congregó en el recinto consiguiendo un lleno absoluto y disfrutando con el acontecimiento. Muchos no se podrían ni mover por la masificación, y algunos guardaban fuerzas para Metallica que iban justo después. Las canciones sonaron con una crudeza inversamente proporcional a su sobriedad, desprendiendo la brutal fuerza y rabia que les caracteriza. Sus rápidos e intensos riffs retumbaban por todo el recinto. Comenzaron con ‘World Painted Blood‘, siguiéndole ‘Psychopathy Red‘ y ‘Die By The Sword‘, donde el sonido mejoró, después ‘Chemical Warfare‘ y ‘Hate Worldwide‘, su clásico ‘Mandatory Suicide‘, seguido de ‘Altar of Sacrifice‘ y ‘Jesus Saves‘. Finalizando con ‘Dead Skin Mask‘ que provocó el éxtasis entre el público. Se echó en falta la figura del guitarrista Jeff Hanneman, quien sigue recuperándose de su complicada infección en el brazo, estando no obstante en su lugar un inmenso Gary Holt (Exodus).
Terminado el concierto de Slayer, la gente estaba espectante por ver a Metallica. La banda de San Francisco interpretaría de forma integral lo que era uno de sus pilares discográficos, ‘The Black Album‘, celebrando su 20 aniversario. Si bien con Slayer no cabía un alma, con Metallica era misión imposible moverse del sitio. Nadie se quería perder la actuación de los iconos. Y con más de media hora de retraso, y con la impaciencia entre los asistentes, comenzaba la habitual melodía de Ennio Morricone. Dicha intro fue enlazada con la tralla del ‘Hit The Lights‘, ‘Master Of Puppets‘, ‘Harvester Of Sorrow‘, ‘For Whom The Bell Tolls’, todos un set list de clásicos muy bien seleccionado. Presentaron el tema ‘Hell And Back‘ recién editado en el mini LP de descartes de los temas del ‘Death Magnetic‘. Un breve parón, y tras él, un apagón de luces y la emisión de imágenes del nacimiento de su ‘Black’. A partir de aquí ya sabíamos lo que nos esperaba, comenzaron a desgranar toda su obra maestra en orden inverso, desde ‘The Struggle Within‘ a ‘Enter Sandman‘, y temas menos usuales en sus directos como ‘My Friend Of Misery‘, ‘Of Wolf And Man‘ o ‘Don’t Tread On Me‘. A continuación, un temazo como ‘Battery‘. Desplegaron la pirotecnia acompasada en el inicio de los bombardeos de la emotiva ‘One‘ y para cerrar como viene siendo habitual con su potente ‘Seek And Destroy‘ coreado por los asistentes. En el cielo más fuegos artificiales, y una lluvia de balones negros con el nombre del grupo (que pronto desaparecerían ya que el público se las fue quedando), repartieron cientos de púas y montones de baquetas durante una despedida eterna, en la que se mostraron muy agradecidos. En definitiva, un concierto perfecto, con un set soñado por múltiples fans incondicionales, unos músicos entregados con una profesionalidad portentosa, simpáticos y atentos, con un sonido impecable y una puesta en escena espectacular. Entre su indumentaria llamaba la atención el chaleco de James Hetfield luciendo parches de otras bandas, lo que en cierto modo le confería un punto de humildad y cercanía.
Al finalizar el gran show de Metallica era evidente que teníamos que cargar fuerzas, por lo que fue casi misión imposible pillar algo de comer y beber. Las carpas de comida estaban a rebosar visto que todos nos pusimos de acuerdo para elegir la hora de la cena. Y al cabo de una hora conseguimos un rico bocata de ternera por 8€ que nos supo a gloria. Quizá deberían haber dispuesto más ‘chiringuitos’ de comida y bebida, porque aunque lo intentaras a la hora que fuese, siempre había largas colas, y eso que los precios eran desorbitados.
El festival continuó con Evanescence, que tras el retraso de Metallica tuvieron que comenzar un poco más tarde de la hora programada. Por lo que después de la tormenta siempre viene la calma, y es que varias horas de puro thrash por parte de Slayer y Metallica contrastaban con la dulce voz de Amy Lee y su angelical e implacable presencia escénica, arropada eso sí muy bien por el resto de la banda. Comenzaron con su nuevo single ‘What You Want‘, seguido de ‘Going Under‘, perteneciente a su álbum ‘Fallen‘, ‘The Other Side‘, ‘Weight Of The World‘, ‘Made Of Stone‘. Sacaron un piano para que Amy interpretara ‘Lithium‘, ‘My Heart Is Broken‘, a continuación, ‘Sick‘, ‘The Change‘, ‘Call Me When You’re Sober‘, de su ‘Open Door‘, e ‘Imaginary‘. No pudo faltar su conocida ‘Bring Me To Life‘, tras las cual, una breve pausa para que Amy se sentara de nuevo al piano con la sorpresa final que llegó en forma de la balada ‘My Immortal‘, la cual quedó perfecta. A pesar del cansancio que todos llevábamos tras dos jornadas intensas, los estadounidenses supieron cerrar la noche con una excelente actuación.
Al terminar Evanescence seguiría la fiesta en el escenario 2 con Clutch y, dos horas más tarde, con Fear Factory. Los angelinos tuvieron que asumir los últimos cambios, y pasar a tocar del escenario 1 al 2 siendo, para más inri, a las 4 de la mañana. Lo cual repercutió en un público ya cansado, y parte en retirada. Sin embargo, la gente que aguantó hasta esas horas no era por casualidad ni mucho menos. A pesar de la intensa jornada aún se pudieron vivir momentos de euforia en un concierto de cierre definitivo de festival. Por otra parte, la fiesta seguía simultáneamente a cargo de los dj’s Rafa Basa y El Pirata hasta las 7 de la mañana, pero con el problema de verse solapados mutuamente con el concierto de Fear Factory. La carpa de dj’s y el escenario 2 estaban pegados, por lo que la calidad del sonido en ocasiones se veía afectada. Un pequeño fallo que esperemos se subsane en próximas ediciones. Comentar una organización notablemente mejor que la de otros años, aunque el recinto se quedó demasiado pequeño, sobre todo en la jornada del sábado. Excesiva oscuridad también cerca de las carpas de comida, no hubiera venido nada mal algún foco de luz por esas zonas.
Como particularidades del festival, seguía la tradición del canje de dinero por púas con el nombre de grupos que habían tocado en el festival, lo que hacía evidente que te quedaras de recuerdo con alguna que no tuvieras del año anterior. Este año hubo mayor número de puesto de merchandising y con todo tipo de importes, siendo la mayoría precios populares. Siendo en definitiva, dos jornadas intensas, con grupos de inmensa trayectoria, y algo más de 90.000 personas han hecho que el Sonisphere Festival sea uno de los festivales más relevantes de la escena metalera en España. Esperamos seguir disfrutando cada año más y mejor de este festival.